El regreso de los dioses

La fuerza del rayo

La fuerza del rayo

Ahí estaba frente a mí, yo apenas si le llegaba al pecho, pero mientras la lluvia me empapaba sentía una agilidad sobre humana, podía ver sus movimientos con detenimiento y cuando su monstruoso cuerpo musculoso se abalanzó contra mí no hice más que esquivarlo y fue entonces que mi turno de atacar llegó, dándole un golpe en la boca del estómago y después una patada en la cara elevándome hacia el cielo, era asombroso, me sentía llena de vida, fue entonces que supe que un dios me había prestado su poder, por alguna razón deduje de quien se trataba, pues los relámpagos me anunciaban que Tlaloc era mi aliado esa tarde.

—¡Woou!

—¿Qué demonios fue eso? —se preguntaron todos emocionados y al mismo tiempo estupefactos ante la escena, Temoctzin, sintió que se quedaba sin aliento y calló de rodillas sofocado, los ojos se le salían al igual que la saliva.

—¿Cómo es que se volvió tan fuerte? —se preguntaron los demás guerreros al presenciar tremenda cosa.

Cipacli, Kasakir, Quizani y Suré estaban en shock preguntándose si Iztaccíhuatl siempre fue así de fuerte, no pudieron evitar recordar el día que la capturaron y abusaron de ella con su fuerza bruta, les dio escalofríos saber que pudo haberles dado semejante golpe a ellos y tragaron saliva.

Ikal se sorprendió y al mismo tiempo se alegró de que Lucia no fuera una presa facial para los guerreros águila, sabía que algún dios le habría brindado su ayuda y subió su mirada al cielo agradecido.

—¡Levántate Temoctzin! ¡ya deja de fingir y ponte de píe! —gritaron sus compañeros incrédulos y Temoctzin como pudo se levantó, miró fijamente a Lucia quien volvió a prepararse para el ataque y aunque Temoctzin era intimidante no le bajó la mirada y lo invitó a incorporarse a la pelea con un movimiento de mano.

Esto enfureció a Temoctzin, el cual resopló al igual que un toro salvaje y se abalanzó contra Lucia salpicando todo de fango, cada vez la frustración del guerrero aumentaba pues por más que se esforzaba no lograba darle un solo golpe a Lucia y esta se subió a su espalda y luego a sus hombros y con rapidez lo tumbo colocando su cabeza entre sus piernas para ahorcarlo, pero Temoctzin era habilidoso y tenía experiencia en el campo de batalla y esa experiencia terminó por relucir en el entrenamiento.

Pues en el momento en el que Lucia se confió, Temoctzin volteó los papeles y sujeto sus piernas apretándolas con fuerza i logró inmovilizarla.

—¡Eso es Temoctzin! ¡enséñale a esa pálida quien manda! —gritaron Suré y su grupo de amigos, Ikal corrió hacia donde estaba Lucia y le suplicó a Temoctzin que la liberara.

—¡Por favor déjela ir! ¡la va a desmayar! —Ikal estaba muy angustiado porque Lucia estaba inmóvil.

Tzilacatzin estaba esperando el momento en el que ella se rindiera, pero pasaban los segundos y no pronunciaba palabra, era demasiado orgullosa y no se dejaría humillar.

—Tienes que rendirte, solo así Temoctzin te soltará, son las reglas. —dijo Tzilacatzin clavándole la mirada, pero al ver que esta lo miraba con rabia se enojo aun más, pues no quería que la lastimaran.

—Por favor Iztaccíhuatl…ríndete. —le suplicó Ikal.

—Que testaruda es, es una vulgar, mira que meterse con un guerrero del calibre de Temoctzin, no sé si es estúpida o muy valiente, ojalá le rompa los huesos. —dijo Quetzalli mirándola con desprecio.

—Pues yo espero que gane, es la primera vez que una mujer hace algo similar, me hace pensar que todo es posible, yo la apoyo.

—Yo también, vamos a animarla. —decían las otras prostitutas que al instante comenzaron a alentarla con sus gritos de ánimo.

—¡Vamos Iztaccíhuatl! ¡levántate tu puedes!

Siento que Temoctzin me va a romper las piernas y las costillas, sus brazos abarcan casi todo mi cuerpo, si digo que me rindo, me soltara, pero entonces mis esfuerzos por ganarme el respeto de esta gente serán en vano, tengo que demostrarles que valgo más de lo que creen, solo así podre pertenecer a este lugar, ya no quiero ser más Iztaccíhuatl la extranjera, quiero tener amigos, familia…quiero sentir que este es mi hogar, si me rindo…entonces lo abre perdido todo.

Lucia se llenó de determinación y concentro su energía en un único deseo, zafarse de Temoctzin, fue entonces cuando algo sorprendente sucedió, no solo se comenzó a zafar de aquel fuerte guerrero, si no que lo agarró de sus ropas y lo elevó con sus brazos hasta que lo arrojó tan lejos como pudo, estampándolo contra las montañas de tierra que lo recibieron de golpe.

—¡Ahh! —gritó Lucia con fuerza dejándolos a todos impactados, especialmente a Tzilacatzin, quien supo entonces que un dios le había dado esa fuerza, fue en ese momento que un sentimiento de admiración nació en su corazón.

—¿Quién más quiere pelear conmigo? —preguntó Lucia jadeando, pues estaba agitada.

— Iztaccíhuatl…—Ikal se alegró de su victoria y corrió a abrazarla, pero rápidamente se apartó, pues ya sabia que Tzilacatzin era su prometido y tuvo miedo de él.

—¡Lo hiciste blanquita! ¡eres increíble! —gritaron las mujeres emocionadas.

Lucia se había convertido en una inspiración para ellas y a los ojos de los guerreros era una mujer digna de desposar.

—Pudiste salir herida, mujer obstinada. —le dijo el bello Tzilacatzin mirándola de reojo mientras se iba.

El entrenamiento había terminado, pero algunos hombres le pidieron a Lucia jugar vencidas con las manos y apostaban cacao y comida deliciosa, ella convivio con ellos por un rato hasta que la lluvia se intensifico, entonces Lucia sintió que algo la llamaba y se fue caminando a lo desconocido, la lluvia era tan fuerte que estaba completamente empapada y la niebla llenó el lugar llevándosela con el dios que le había prestado su poder, Tlaloc.

Hola queridos lectores, espero que se encuentren muy bien, lamento haber tardado en actualixzar esta novela, me he determinado a no abandonarla y actualizar por lo menos dos veces por semana, aqui les dejo un nuevo capítulo, dime que te parece esta historia, no olvides seguirme en mi cuenta de Tiktok,  @luceroesparza633 acabo de subir tres videos sobre esta historia, gracias.




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