El regreso de los dioses

Encuentro

 

Es verdad…se dice que Tezcatlipoca y Quetzalcóatl son hermanos hijos de los dioses Ometecuhtli y Omecíhuatl, de quienes recibieron la habilidad de la creación ¿Cómo pueden ser tan diferentes? Uno representa la luz y el otro la oscuridad, una la luz y el otro las tinieblas, Tezcatlipoca está detrás de todos los desastres que han venido sobre Tenochtitlan, lo ha dicho de su propia boca.

  Aún estaba hablando Tezcatlipoca cuando el arma de Tzilacatzin le roso en la mejilla hiriéndolo, los ojos de Tezcatlipoca se abrieron de par en par he inmediatamente volteó a ver a Tzilacatzin quien furioso lo miraba. El guerrero más fuerte de los hombres no les temía a los dioses, ese era el mensaje que le quería dar.

La rabia se apoderó de Tezcatlipoca y quiso atacar a Tzilacatzin, más este no le tenia miedo, más bien tomó posición de batalla, pues ya había quedado libre de su control y por fin podía mover su cuerpo, a su lado se levantó el hombre lobo quien estaba completamente recuperado y le rasgo el costado a Tzilacatzin con sus garras, desconcentrándolo por completo.

—¡Tzilacatzin! —gritó Lucia quien se sentía impotente.

—Ese maldito guerrero osó cortarme la cara, es un maldito atrevido, no me tomaré la molestia de matarlo, mi criatura lo hará por mí yo solo vine a contemplar el rostro de la semi diosa una vez más.

—Regresa a tu reino a menos que quieras que te lleve a el a la fuerza. —le dijo Quetzalcóatl mirándolo fijamente.

—No te sientas superior a mí, no pienses que dejare que me pongas las manos encima tan fácilmente.

—Somos uno contra uno, no veo la desventaja aquí, además, dudo mucho que puedan vencerme ¿o acaso quieres empezar una guerra? ¿hermano?

De pronto, un rayo golpeó la tierra justo a los pies de Tezcatlipoca, era un mensaje de Tlaloc quien estaba presente desde las nubes, la tierra tembló en señal de que Huitzilopochtli también estaba atento y Tezcatlipoca sonrió divertido por lo que presenciaba.

—Siempre buscaremos la paz, pero si te niegas a rendirte ante ella, nos veremos obligados a encerrarte en una prisión como castigo por tus insolencias contra la creación.

—Ah, ya veo, están aquí, aun que no veo sus rostros, que pena, me hubiera gustado escupirles la cara a ellos también, por esta ocasión me retiraré, pero volveré cuando yo quiera. —Tezcatlipoca volteó a ver a Lucia y le sonrió añadiendo a sud despedida.

—Nos veremos después Mayahuel.

Tezcatlipoca desapareció dejando un viento helado después de su partida, y el cielo volvió a su normalidad dejando en su lugar una lluvia ligera.

Quetzalcóatl miró a Lucia sin decirle ni una palabra, solo se miraron por un largo tiempo, es como si él se rehusara a convivir con ella, se resistía a dejar que su corazón latiera de amor por otra vez.

—Tu no eres Mayahuel. —le dijo antes de desaparecer dejando a Lucia sin palabras.

—¿Te encuentras bien? —le preguntó Tzilacatzin quien se tocaba el costado adolorido, estaba sangrando y Lucia despertó de su confusión al verlo herido.

—¡Tzilacatzin! ¿estas bien? —le preguntó Lucia asustada al ver tanta sangre.

—Yo estoy bien, la bestia logró escapar, pero le herí la pierna no llegará muy lejos.

—Es un nahual, estoy segura de que se trata de alguien de Tenochtitlan, creo saber de quien se trata, pero solo es una suposición.

—No importa, esa suposición podría salvarles la vida a muchas personas. —Exclamó Tzilacatzin mientras le escurría la sangre por las manos.

—¿Seguro que estas bien? Hay mucha sangre.

—Es solo un rasguño escandaloso, no te preocupes.

—Espera un segundo…—Lucia se desgarró el vestido y vendó cuidadosamente la herida de Tzilacatzin mientras lo vendaba, los dos tuvieron que permanecer un rato juntos.

—Se que no quieres perder tiempo, pero si esta herida se infecta el pueblo mexica perderá más de lo que crees, eres nuestro mejor guerrero, debes estar bien.

Tzilacatzin miró detenidamente a Lucia, ella estaba muy colorada por tocar el costado y abdomen del guerrero, tenía un cuerpo definido y su altura le parecía muy atractiva.

—Eres muy pálida, pareces un cadáver. —le dijo Tzilacatzin al verla tan blanca, con la lluvia y el frio su piel resaltaba más.

Lucia lo volteó a ver con molestia y apretó fuerte su herida para que la venda no se le callera, se que para ti soy poco atractiva, pero de donde yo vengo, a los hombres les parecía bonita.

—No dije que eras fea, solo que estas muy pálida. —exclamó Tzilacatzin con seriedad.

—No hace falta que lo digas, tus expresiones faciales dicen más que tus palabras, pareciera que te molesta tenerme cerca, pero no voy a enfrascarme en eso, ya se que no te gusto y que no quieres casarte con mí…—mientras lucia le daba la espalda para marcharse he irse detrás de su sospechoso, Tzilacatzin la detuvo jalándola del brazo.

—No eres fea, eres como las nubes que cubren las frías montañas, como la niebla que baja y empapa la tierra.

Lucia se puso tan roja que no supo que decir, la cara seria de Tzilacatzin solo lo hacían verse más guapo y se puso muy nerviosa.

—No puedes decirle eso de repente a una mujer…no estaba preparada…

—Vámonos, tenemos que atrapar a ese nahual.

—Si.

Lucia Y Tzilacatzin se fueron a la casa donde las niñas vivián con su papá, al atar las conjeturas en su mente se le vino a la cabeza, el gran hoyo que había en la pared, el miedo inexplicable de las niñas y la fiebre que atormentaba aquel hombre, estaba segura de que el lobo había saltado del techo la primera vez que lo vio.

Hola queridos lectores, espero hayan disfrutado de este capítulo, deseo que tengan un feliz fin de semana, nos leemos pronto.




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