Aquella reunión termino por alertar al pueblo Mexica de la catástrofe que se les avecinaba, el pueblo del príncipe Kaibil Balam se uniría a ellos para enfrentar las amenazas en su contra, Kaibil le dijo a Moctezuma que un ejercito suyo que constaba de quinientos hombres estaba por llegar, unirían fuerzas para combatir a su enemigos, el tlatoani mostró su gratitud hospedándolo a él y a sus acompañantes en el palacio, ahora que sabia que Lucia era una diosa, dejó de llamarla Iztaccíhuatl y ordenó que se preparara una habitación especial para ella, llena de flores y telas finas para que durmiera imitando un aposento divino.
No solo la llamaba “mi divinidad” o “mi señora” si no que delante de todos canceló su compromiso con Tzilacatzin y le pidió perdón de rodillas por haber sido tan ciego y haberla comprometido sin su consentimiento, cuando Tzilacatzin escuchó el decreto del tlatoani, no dijo ni una palabra y el corazón se le comprimió, Lucia se había entristecido, pero creía que la felicidad de Tzilacatzin era lo más importante.
—Lo que nadie sabía, era que escondida se encontraba la princesa Ixcaxochitzin, escuchando todo atentamente, no le importaba saber que Lucia en realidad era la diosa Mayahuel, la seguía odiando con todas sus fuerzas, tampoco le importó que ella y Tzilacatzin ahora tuvieran la libertad de estar con quien quisieran, la amargura y el rencor la dominaban, su corazón se encontraba contaminado y el amor que le tenía a Tzilacatzin se había convertido en un recelo y un desprecio profundo, estaba rogando por una oportunidad para destruirlos a todos.
—Me pregunto cuando y donde pasará la llegada de los invasores….
Cuando la princesa se retiró del lugar, lo hizo de manera silenciosa, quería castigar a su padre por haber preferido a esa mujer por encima de su legitima princesa, el hecho de que escogiera a Lucia como la prometida de Tzilacatzin y no a ella, la llenó de amargura y juró herirlo de la manera más dolorosa posible, cuando iba a sus aposentos, fue sorprendida por un hombre muy hermoso recostado sobre su lecho.
Tenía el aspecto de un dios y lo era, su mirada perversa y esa sonrisa pícara, revelaba su maldad, era Tezcatlipoca, Ixcaxochitzin inmediatamente supo que se trataba de un dios y calló de rodillas delante de él para adorarlo.
—¡Mi señor! —exclamó la princesa llena de miedo.
—Ponte de píe princesa, he escuchado tus ruegos, tus quejas y tus deseos llegaron a mi santuario y he venido a conceder tus peticiones. —le dijo Tezcatlipoca levantándola mientras agarraba su barbilla.
—No puedo verlo a los ojos…no soy digna. —dijo Ixcaxochitzin temblando de miedo.
—Tienes razón, no lo eres, pero pienso ser generoso contigo, me gustan las mujeres hermosas y tu eres muy bella, no entiendo como ese guerrero no se fijó en ti, si eres realmente tentadora, hizo que estos bellos ojos derramaran muchas lagrimas ¿no es así? —le preguntó Tezcatlipoca con voz seductora.
—Él ya no me importa, ahora mismo lo aborrezco, me cambió por una prostituta barata y por esa diosa de nada. —dijo Ixcaxochitzin apretando los puños.
—Lo sé, es un desgraciado, pero yo estoy dispuesto ayudarte a vengarte de ellos, yo también tengo asuntos pendientes con esa diosa, digamos que también me cambió por basura.
—¿De verdad piensa ayudarme? —preguntó la princesa mirándolo fijamente.
—Por supuesto, haré que te vengues de tu padre y de ese par de malagradecidos, la pregunta es ¿Qué estas dispuesta hacer para que eso ocurra?
—¡Todo! ¡aria cualquier cosa con tal de verlos sufrir! —expresó Ixcaxochitzin decidida.
—Me gusta tu determinación ¿pero estarías dispuesta a sacrificar a toda tu gente solo por un capricho?
—Ninguno de mis súbditos ha hecho nada por mí, aclaman más a esa diosa que a mí que soy su princesa, estoy segura que si mi padre muriera ella reinaría en su lugar, dejarían que una mujer los sometiera.
—Pobre princesa, estás llena de un profundo resentimiento y eso me gusta, te daré la habilidad de comunicarte con los invasores, además de que te llevaré al lugar donde pisarán esta tierra por primera vez, te salvaré de la catástrofe que se avecina, soltaré a mis bestias y están ansiosas por comerse el corazón de los mexicas, a cambio me divertiré contigo.
Tezcatlipoca, le quitó el vestido a la princesa Ixcaxochitzin y la desnudó, la recostó en el piso y se subió en ella para poseerla, besando sus labios y adueñándose de cada parte de su cuerpo, como Tezcatlipoca era muy hermoso, Ixcaxochitzin no puso resistencia, en cambio se entregó a él por su propia voluntad y después de un rato, desaparecieron del palacio.
—Pronto obtendrás tu venganza….
Lo que menos tenían nuestros amigos, era tiempo, cada minuto los acercaba más a su destino, ante la incertidumbre de no saber que significaba la noche sangrienta, decidieron mantenerse alerta, Moctezuma le rogó a Lucia que pasara lo que pasara, los protegiera a él y a su familia, ella le respondió que daría todo lo que tenía por proteger a cada mexica de Tenochtitlan, después de la reunión, Tzilacatzin acompañado de su amigo Kaibil, fueron a preparar a todos sus hombres para la batalla, y también a recibir a los guerreros que lucharían contra los invasores, Lucia y sus amigas acompañadas de algunos guerreros avisaron a las personas no salir de sus casas, previniendo a cada mexica de lo que se avecinaba, Tzilacatzin aprovecho para buscar a Quetzalli, cuando Lucia supo que su ex prometido corría a buscarla se afligió profundamente.
—Lo sabía…siempre fue ella, ahora mismo busca tiempo de donde no tiene para protegerla, es a ella a quien ama y siempre fue así… no importa cuanto duela, la cancelación de nuestro compromiso fue la mejor decisión. —se dijo así misma mientras seguía resguardando a la gente.
Tzilacatzin se dirigió hacia el hogar de Quetzalli y como de costumbre entró sin avisar, lo que encontró hizo que frunciera el ceño, Quetzalli estaba ofreciendo su servicio a dos hombres, al verla Tzilacatzin sintió desprecio y la miró de manera distinta.