El regreso de los dioses

El inicio de una invasión y el fin de una conquista

 

Era el año 1519 en el mes de agosto cuando el océano traía consigo a Hernán Cortez y a su flota, en el pasado, este se había aliado con los pueblos indígenas del valle de México, su objetivo era derrocar al imperio mexica, su sueño era llamar aquel territorio como “La nueva España” y conquistar a la gran Tenochtitlán, los tlascaltecas y otras comunidades aliadas, junto con Hernán decidieron capturar al tlatoani Cuauhtémoc para que este les entregara a la ciudad que nunca se rendia y entonces tomar posesión de ella.  

En el pasado, hubo muchos traidores que se aliaron con los extranjeros, se dice que el ejercito mexica duro tres meses resistiendo a los ataques y una vez debilitados tuvieron que rendirse al verse rodeados de sus enemigos, aunque esa es la versión de los invasores, la realidad es que los mexicas lucharon hasta el ultimo aliento, en el pasado Hernán y sus hombres obtuvieron la victoria en 1521 cuando finalmente conquistaron Tenochtitlan.

Lo que trajo aquella conquista fue abuso de las autoridades civiles y religiosas, tributos excesivos y lealtad a la corona española, si el pueblo no moría en manos de los extranjeros, lo hacia por la viruela y las enfermedades que trajeron consigo los conquistadores.

Se dice que fueron once barcos los que zarparon para fundar la nueva España, más de seiscientos hombres enlistados, arribaron en las costas de Cozumel , después avanzaron hasta Yucatán donde vencieron a los  mayas, continuaron su recorrido hasta llegar a Veracruz, después a Cempoala un enorme centro comercial donde  habitaban los totonacas quienes les dieron una breve descripción del gran imperio Mexica, poco después se encontraron con los tlascaltecas y le prometieron anular todos los tributos que los aztecas les habían impuesto a cambio de que se unieran a ellos para vencerlos en batalla.

El 8 de noviembre, llegaron los españoles a Tenochtitlan Los españoles llegan a la gran Tenochtitlán el 8 de noviembre de 1519 el gran emperador Moctezuma recibe con grandes honores a Cortés   y lo hospeda en el palacio de Axayácatl y poco tiempo después tomaron como rehén al tlatoani

Y comienza el sitio en la gran Tenochtitlán que duró alrededor de 3 años donde los españoles tuvieron una gran derrota: La Noche Triste, que sucedió el 1 de julio de 1520, dicen que Cortés se sentó bajo un árbol y lloró amargamente por su derrota.

Probablemente el destino de el imperio mexica hubiese sido distinto si el tlatoani Moctezuma no hubiese muerto por la viruela y en su lugar el emperador Cuauhtémoc no hubiese ascendido al trono, pues fue a él a quien capturaron y gracias a eso, ocurrió la caída de la gran Tenochtitlan.

En el pasado, sucedió que los conquistadores entraron a Tenochtitlán el 8 de noviembre de 1519, el tlatoani Moctezuma pensaba que los españoles eran enviados del dios Quetzalcóatl por lo que les dio importantes obsequios y los hospedó en el templo de Axayácatl, pero ahora, todos estaban sobre aviso de lo que sucedería

Ahora las cosas eran diferentes y el futuro también lo será, Cuauhtémoc en esta realidad nunca nació y el conquistador Hernán Cortez volverá a llorar al ver a su ejército devastado por los grandes guerreros águila, jaguar y rapados, quienes lucharan por la libertad de su gente.

Antes no contaban con la protección de los dioses, pero ahora, me tienen a mí para defenderlos, yo lucharé por   un futuro mejor, en esta realidad, el imperio Mexica prevalecerá.

En esta nueva oportunidad, ningún pueblo indígena se alió con Hernán Cortez y su flotilla, ningún pueblo indígena les tendió la mano y nadie creyó que ellos fueran dioses, una vez que el enemigo pisó nuestras tierras, el ejercito mexica ya los estaba esperando para regresarlos a su nación.

Aunque si tenían de su lado a una traidora, la princesa Ixcaxochitzin había sido corrompida por Tezcatlipoca y le había dado el don de hablar la lengua española, ella apreció ante ellos antes de llegar al territorio mexica, se presentó como su aliada, la princesa del gran imperio donde ellos logarían obtener la victoria si los guiaba.

Al verlos, Ixcaxochitzin pensó que, con tan pocos hombres, ellos no podrían conquistar su nación, pero contaba con la intervención divina de Tezcatlipoca, pues le había prometido entregarle las cabezas de Mayahuel y Tzilacatzin, además de al de su padre, a cambio ella reinaría en su lugar y los invasores solo le servirían como un ejército.

Lo que Ixcaxochitzin no sabía, era que el dios que la había incitado a la traición, ahora se encontraba sumergido en el abismo, una oscuridad infinita que serviría como castigo por su traición por todo lo que había hecho, Tezcatlipoca solo se había divertido con todo el asunto, en su aburrimiento y egoísmo, causó mucho daño al querer revivir un evento catastrófico para su gente, Quetzalcóatl, Tlaloc y Huitzilopochtli, lucharon contra él durante tres días y tres noches, hasta que finalmente lograron someterlo, induciendo al caprichoso dios en un profundo sueño.

La disputa de los dioses sacudió los cielos y todo el firmamento, pero al final, pudieron detenerlo, pues al encontrarse tan aburrido, era capaz de hacer mucho más daño del que ya había causado.

Mayahuel pidió que la dejaran encargarse de este asunto, y los dioses concordaron que era su deber terminar de pelear esta batalla, pues había demostrado que su espíritu era más fuerte que sus adversidades.

Ixcaxochitzin guio a Hernán y a sus hombres a la gran Tenochtitlan, fue su interprete y les habló sobre los puntos débiles de su imperio y los animó a devastarlo todo a cambio de oro y piedras preciosas.

—No existe otra nación como Tenochtitlan, si logran conquistarla, dominaran a todos los demás pueblos y nada podrá detenerlos en sus próximas campañas, mi padre es un hombre estúpido y cree todo tipo de patrañas, si ustedes afirman ser dioses, él lo creerá, hay una mujer que afirma ser la reencarnación de una diosa ya muerta, no se dejen intimidar por ella, no es más que una mentirosa y una charlatana que ha engañado a todo mi pueblo, yo los llevaré a la victoria, solo deben confiar en mí. —les dijo la princesa Ixcaxochitzin con el corazón lleno de maldad.




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