Capitulo 2

"La vivienda parecía estar esperándolo". El pensamiento le hizo sonreir de satisfacción.

— Estos es una señal, — se dijo. El deseo de ganar el concurso o al menos lograr ubicarse entre los tres primeros puestos, luego de publicar su video en las redes sociales, lo emocionaba.

Él estaba convencido de que, con ese premio, no solo obtendría dinero, sino reconocimiento. Se atrevió a soñar con la popularidad; una sonrisa amplia se extendió por su rostro, mientras movía la cabeza y cuerpo de manera inconsciente al imaginar la viralidad.

Esta historia le daría fama porque pronto se convertiría en la más viral de todas; en las redes nunca se había publicado algo referente a la casa abandonada, por eso su video sería la novedad. Sin embargo, le faltaba Lucy para completar su plan. Por ahora el seria quien grabaría el video para el Festival de Halloween.

Fue entonces, cuando empujo la puerta con suavidad, pero antes buscó el móvil en el bolsillo de su chaqueta de jeans. Una vez lo tuvo en sus manos, encendió la cámara e ingreso al lugar.

Luciano tan solo había dado tres largos pasos cuando se fue de bruces contra el piso; tropezó con una escoba tendida en el suelo. El móvil y con el futuro de su video, rodó por el suelo hasta desaparecer bajo un arrume de papeles.

Aunque el joven de inmediato comenzó a buscarlo por todos lados de forma desesperada, no pudo encontrar nada.

Quiso restarle importancia a lo sucedido. El móvil era su herramienta de trabajo para el festival, pero debía continuar antes de que llegara Lucy. Sin embargo, lo buscó un poco más, entre la basura acumulada, pero sin resultado positivo. Al final se resignó, se levantó del suelo, sacudió sus delgadas manos sobre los desgastados jeans azules y continuó.

Talvez mañana alcance reemplazarlo, pensó, pero por ahora permanecería incomunicado con Lucy. En vista de eso, el chico siguió avanzando, pero esta vez con mucho más cuidado, para así evitar no volver a tropezar.

Encontró una silla de madera con viejo teléfono de disco descolgado encima. Luciano lo miró. "La llamada que nunca terminó", penso. Debió ser algo estremecedor lo que los hizo salir corriendo de aquí sin explicaciones ni despedidas; por eso nadie los recuerda.

Además, en esta casa nunca se registraron muertos o asesinatos, comento dn voz alta, como si alguien lo escuchara. Es una buena historia para un libro: la llamada que nunca terminó, volvio a repetirlo.

Él creyó en sus palabras, porque pareciera haber olvidado lo escuchado en las reuniones anteriores frente a la fogata: “las personas que ingresaban a la casa abandonada, siempre desaparecían sin dejar evidencias”.

En el recorrido siguió encontrando objetos sin valor: muebles, revistas, vestidos, platos rotos, bolsos de mano, morrales vacíos, etc y encima de la mesa del comedor estaba un pequeño tarro de sal, todo estaba cubierto de una capa de polvo.

Además, en el suelo halló juguetes: carritos, casitas, muñequitos, viejas ollas de cocina, etc., todo era basura para Luciano. Siguió escudriñando como si buscara algún tipo de tesoro escondido, hasta que pronto encontró la cocina.

Una vez el joven llegó a la puerta de la cocina, oprimió el interruptor de luz y de inmediato las luces se encendieron. —¿Quién carajo paga los servicios? — se preguntó, mientras sus ojos continuaban inspeccionando. Por supuesto, nadie respondió.

Avanzó unos pasos hacia el interior del lugar. No le impresionó, pues era similar a la cocina de su casa. Pero luego de sacudir las cajas de cereales, leche, panqueques y tortas tiradas del piso y encima del mesón de la cocina, algo llamó su atención:

Ninguna de las cajas que revisó tenía insectos hurgando la comida, ni siquiera arañas, a pesar de la gran cantidad de telarañas que se habían esparcido en el lugar. Él no había visto ninguna.

Ahí, justo en ese instante, recordó las arañas de la entrada de la casa, cuando se les subieron a los zapatos, pero luego estas huyeron a esconderse.

Aunque el ambiente es raro, casi bizarro, Luciano resolvió cambiar de escenario, para ver que sucedía o que encontraba. Pronto llegaría Lucy, y su móvil y todo quedaría grabado.