El regreso de Mateo

*-* Prólogo*-*

Hola, mi nombre es Mateo. 
Yo curso el 5 grado de secundaria en la cuidad de Tacna en Perú.

Tengo 16 años.


Vivo con mi familia con mis 2 hermanos, hermana y mi madre.

Mi padre es un cabezota, y no puedo cambiar de parecer porque que el año pasado decidió encontrar la felicidad con Brenda. Como esperarán que cualquiera reaccione me cayó como un valdaso de agua fría.
No dijerí saber que mis padres se separaban. 
Pero tampoco estuve en contra, lo que no pude aceptar fue que mi padre se fuera de la casa por una de sus amigas que siempre de la cual siempre negaba tener ese tipo de relacion.
Ver a mi madre desconsolada tampoco me hizo gracia, así que sabrán que no me agrada mi padre por ello.

Yo soy el menor de todos pero este va a ser el último año que cursaré en el colegio. Llevo los días contados para iniciar mi vida universitaria. Estoy emocionado. 
No, estoy nervioso, ansioso, estoy temblando por la adrenalina. 
Pronto podré dejar atrás las tareas que tanto nos dejan los maestros. 
Podré decir hola a la independencia y a las salidas nocturnas o eso era lo que yo creía que deseaba hasta que un día...


Estoy asistiendo para hacer mi confirmación.
Desde que comencé a ir a la catequesis de la escuela y durante las sesiones he notado la presencia de una chica en particular.


El primer día en la catequesis fuí el primero en llegar, me sentí feliz por eso. 
Yo Mateo, siempre seré el primero en llegar.
Eso nadie ha podido superar nadie.

Al día siguiente, llegué temprano como todos los días entonces saludé cómo era costumbre.

 

He alto, deja de pensar mucho. Saludar a la nada es algo normal y es una costumbre que he desarrollado y sé muy bien que nadie responderá.

 


Pero ese día una vocecita me respondió:

-Buenos días

Casi me dió una ataque al corazón y me estuve en seco poniendo una sonrisa en mi rostro. 
Avergonzado fijí que la había visto y dejé mi mochila sobre la mesa.
Salí en dirección hacia el baño y allí tuve que calmar mis nervios mojándome la cara.
Y me dije.
-Que vergüenza...

 


El tiempo que pasaba solo reflexionando o dibujando sería roto por aquella chica.
 

 




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