El Reino De Las Hadas

CAPÍTULO 1- PARTE 2

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Lo lancé a la cama y quedó tendido boca arriba que facilitó ver su apariencia. Su rostro estaba pálido y muy constituido. Su nariz respingada, unos labios generosos, sus pestañas eran largas, igual que un modelo. Resultado: El muchacho era muy apuesto. Bajé la mirada al lugar ensangrentado sangrando. Su ropa se empapaba de sangre, algo que no era bonito de ver. Apreté los dientes y saqué el gabán que traía. Sus brazos eran largos; sin embargo, no ayudaba ese olor metálico para mi sistema digestivo, pero aguanté. Fui hasta la camiseta larga gris y desabotoné, manchando mis dedos de sangre. Mandé una queja a Dios de ser así, ¿por qué tenía que traer un desconocido lesionado a mi casa? Debía de estar loca, pero no podía dejarlo solo en el callejón. Sobre todo, en mi cama.

Era una gran idiota.

─De verdad debo de estar loca por traer a un desconocido herido a mi departamento. En mi cama, ¿sabes que mi cama es un templo? ─Estaba hablándole, mientras le sacaba la camisa de manga larga─. Soy la única que se acuesta aquí. No traigo a nadie a mi cama, pero tú eres especial; o eso creo. Digamos que tengo un llamado «Ama a tu prójimo» que a veces me trae problemas. Sobre todo, desde pequeña. Casi me mata un camión por salvar a un niño, pero no me arrepiento de eso, ni de esto. Todos necesitamos ayuda a veces. Oh, eso apesta ¿no? pero así soy yo, chico gua……

Quedé sin habla cuando lo vi sin camiseta. Aprecié la tableta de chocolate en su cuerpo. Sus músculos eran fornidos. Cada parte de su pecho y sus brazos estaban bien constituidos, pero salté al ver la herida de su estómago. ¿Una estaca de madera? ¿Acaso era un vampiro? Llevé mis manos temblorosas a la estaca de madera. No era grande, pero la tenía enterrada.

─Oh Dios, esto va ser duro para los dos. Ni te imaginas que siento en estos momentos, ¿eres un vampiro? Oh Dios.

Tragué saliva y dirigí mis manos hacia la estaca de madera. Tomé un poco de aire y la saqué de un solo golpe. Más sangre se derramaba por su estómago y sobre mis sábanas, ¡Iuk! Debía de cambiar con urgencias las sábanas. Limpié el sudor de mi frente y fui a buscar algo para limpiar su herida.

Odiaba tratar con sangre.

∗═∗═∗═∗

Había pasado dos horas desde que le había limpiado la herida.

Dos miserables horas desde que me desplomé en la silla cansada.

Dos horas y no despertaba el chico guapo. Estaba a punto de moverlo y gritarle para que despertara, ¿y si no se despertaba? ¿Y si estaba muerto o en coma? Cualquiera puede quedar mal por una herida de ese calibre, ¡le había atravesado una estaca en el estómago! ¿Quién en su «Sano juicio asesino» atacaría a alguien de tal manera? El asesino tenía una mente perversa y estaba jugando al vampiro con el pobre muchacho guapo; y vaya que era guapo, cualquier chica caería encima de él en este momento. Hasta podía tocar su tableta de chocolate que tenía como pecho y estómago. Oh Dios, me estoy volviendo una pervertida. Parecía de esas mujeres que están locas para que un hombre «Les haga sentir que están vivas».

La puerta se abrió dándome un salto de muerte. Casi caigo de trasero para atrás. Una figura apareció frente a mí. Era Archie quien miraba al chico guapo y luego a mí. Pestañeó varias veces para luego sobarse los ojos ¿Comprobaba que era producto de su imaginación? Cuando supo que lo que veía era real, abrió la boca para decir algo, pero la volvió a cerrar.

Fruncí el ceño.

─Sí, ese chico está en mi cama y lo dejé estar ahí. Mejor dicho, lo traje hasta aquí. Lo encontré en un callejón. No había nadie, así que no tenía otra opción que traerlo a mi departamento, ¿algo más? Si no crees los que tus ojos ven, puedes tocarlo. Es real y no tu imaginación.

Archie abrió de nuevo la boca, pero la volvió a cerrar. Meneó la cabeza, fue hasta el chico guapo y le tocó la mano.

─Lo viste en el callejón de espalda, te le lanzaste por detrás, haciéndole una llave de la muerte que lo dejó inconsciente y, luego arrastraste su cuerpo a tu departamento para luego ponerlo en la cama y comenzar tu plan de conquista. ─Me miró con el ceño fruncido─. Lo cargaste tu sola por motivo de enamorarlo. Debías decirme que tus «Necesidades carnales» estaban a flor de piel. Te hubiera dando unos consejitos para que las contralaras.

El tipo era muy estúpido cuando se proponía; más bien, era un idiota de nacimiento. No esperé más y caminé hasta él. Sonreí y luego le di un buen puñete en su hermosa cara. Quedó sorprendido y con una mano donde le había dado el puñete.

─Mira idiota. Primero, lo traje, pero no para eso; segundo, mis «necesidades carnales» todavía no aparecen en mi cuerpo; y tercero, si sigues hablando pavadas te daré otro puñete en tu hermosa cara; y créeme, lo necesitas en estos momentos por hablar idioteces.

Escupió sangre y luego se limpió el labio.

─Eres muy ruda. A veces siento que no estoy con una mujer, sino con un hombre.

─Pues mejor que sea así; o sino, estaré aguantando todas las pavadas que dices.

─Bien, bien. Lo siento, solo estaba bromeando. No sé del porqué siempre lo tienes que tomar todo serio. ─Miró al chico guapo que estaba acostado sin camisa─. Tiene lo que un hombre puede envidiar. Pensé que por eso tú lo trajiste a tu cuar…. ¡Lo siento!

Se retiró antes de que lo golpeara de nuevo.



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En el texto hay: romance, magia, hadas

Editado: 20.05.2025

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