El Reino De Las Hadas

12

Una vena se asomó en mi sien, de esas que salían en las caricaturas cuando el dibujito estaba a punto de reventarse, pues así estaba yo en estos momentos, todas las mucamas me rodeaban, no eran dos, ni tres, ni cuatro, ni cinco, ¡Eran más de siete!, estaban rodeándome como si yo fuera la miel y ellas las abejas, no me dejaban en paz, estaban en todo mi maldito cuerpo, en mi rostro, en mi cabello, en mis piernas, en mis pies, y en todos los malditos apéndices que pueda existir en todo mi cuerpo.

Este era el día en que iba a dejar de ser una chica para convertirme en la princesa de la corte blanca de las hadas, en pocos minutos iba a dejar mi vida para pasar a otra, y unos meses o en un año iba ser madre de mi primer hijo, de tan solo pensar que iba a ser madre tan temprana edad me daban ganas de huir de este mundo, e ir a mi mundo a tomar un vaso de jugo de piña, cuanto extrañaba tomar algo fuerte, aunque el jugo de piña no era fuerte, al menos me tranquilizaba.

─Quiero un vaso de jugo de piña.─ articulé. Todas las mucamas me miraron con ojos curiosos.

─Ya le traigo su majestad.─ dijo una, esta salió como flash del cuarto.

─Este…..creo que ya terminamos, déjenme para ver como estoy.─ demandé.

─Todavía no.─ dijeron en conjunto. Mi ceja temblaba y mis dientes estaban rechinando. Mi autocontrol estaba a punto de quebrarse.

Tranquila Melody, solo falta poco para terminar, así podrás sacarle el dedo de en medio y alejarte de ellas con una sonrisa.

Una media hora más y al fin terminaron de convertirme en la futura esposa del príncipe Daiton. Cuando me paré en el espejo, casi caigo para atrás. ¡Estaba hermosa! No era yo, era otra chica, mi cabello estaba cogido en una rosa, con algunas flores pequeñas blancas decorando mi cabello, en mi cuello llevaba una perla transparente que brillaba, mi vestido era blanco, brillaba con las perlas que estaban adheridas, en las dos tiras del vestido estaban dos rosas blancas, me caía hasta los pies, dando forma a todo mi cuerpo, los zapatos eran bajos como me gustaban, eran blancos también con una rosa en cada uno que brillaba.

Sonreí al espejo y solté un suspiro.

─ ¡Yosh! Es hora de volverse una princesa.─ dije a mi misma. Miré a las mucamas que me miraba con admiración.─ estoy lista, vamos hacia mi futuro esposo.

─Como diga, su majestad.─ dijeron una reverencia, y me llevaron donde iba a estar Daiton.

Todas las hadas estaban afuera del castillo, eran una tribuna entera, mi corazón estaba latiendo con furor, todos los ojos me iban a mirar cuando me volviera la esposa de Daiton, mis manos estaban empezando a sudar y a jugar entre ellas.

Daiton estaba a un lado con su hermoso traje blanco, se lo veía tan apuesto de esa manera que puso más nerviosa, él estaba tan tranquilo, aunque su semblante estaba tenso, el rey se había puesto delante de la tribuna y hablaba con elocuencia sobre lo que iba a pasar en estos momentos.

─Mi hijo, el príncipe Daiton Russell, contraerá nupcias con la princesa Melody Lewis, la humana que salvó la vida de mi hijo sin tener en cuenta que era un hada, ella nos salvará, por eso el día de hoy le doy los enormes agradecimientos por ser esa parte de ayuda para nosotros.

Todas las hadas aplaudieron.

─Hijo.─ indicó le rey, Daiton asintió con la cabeza y me miró. Sonrió tiernamente, dándome la mano.

Esta es la hora, tengo que hacerlo. Debo de hacerlo.

Respiré profundamente, y acepté su mano pasando en frente de toda la tribuna, todos aplaudieron y dijeron: “Larga vida para la princesa y el príncipe”.

─Tranquila.─ susurró Daiton a mi lado.─ todo saldrá bien.

─Claro.─ completé tartamudeando.

─Estás hermosa, bella y majestuosa.─ contestó Daiton, poniéndome en frente de mí. Cogió mi mano y la besó gallardamente.─ ¿Estás segura que quieres hacer esto?

─Sí.─ contesté nerviosa.

Soltó un suspiro profundo.─ entonces, que comience todo esto.─ alzó mi mano para que vean toda la tribuna de hadas.─ yo, Daiton Russell, segundo hijo y príncipe de esta corte, proclamo a Melody Lewis como mi esposa, pareja y futura madre de mis hijos, la respetaré, le cuidaré en los momentos que necesitará, le seré fiel y nunca me alejaré de ella.─ cogió mi rostro.─ como integrante de la corte blanca, te proclamo como mi pareja, hasta que la muerte nos separe.

Sus labios se estaban acercando a los míos, cerré los ojos para sentir su calidez, pero antes de sentirla, unos brazos me alejaron de él. Abrí los ojos sorprendida, me encontré con el rostro de Daiton, este estaba sonriendo levemente.



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En el texto hay: romance, magia, hadas

Editado: 22.07.2020

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