Onixarel y Lilith se reunieron en una sala, alejada de miradas indiscretas en la cueva. La habitación estaba iluminada por tenues antorchas, proyectando sombras danzantes en las paredes.
Onixarel, con su imponente figura de dragón oscuro, se sentó en un trono de piedra mientras Lilith, envuelta en un manto negro, observaba con ojos serpenteantes.
Onixarel tomó la palabra.
Onixarel: (con su voz profunda resonando en la estancia) "Luminaris se encuentra en su momento más vulnerable, y es nuestra oportunidad para debilitar sus defensas. Lilith, sé que tienes una idea maligna en mente".
Lilith: (sonrió, revelando sus colmillos afilados) "Así es, Onixarel. Nuestro primer movimiento será lanzar ataques coordinados en los puntos estratégicos clave de Luminaris. Atacaremos durante la noche, cuando estén más desprevenidos".
Onixarel asintió: (con mirada intensa) "Muy bien. Movilizaremos a nuestros Gloomfang, dragones oscuros que succionan la luz de los seres vivos, para atacar sus torres de vigilancia. Su simple presencia extinguirá cualquier llama de esperanza en los corazones de los defensores".
Lilith: (con malicia) "Y nuestras Necroscamas pútridas, surgirán de las sombras para sembrar el caos en las calles de Luminaris. Sus mordeduras llenas de veneno corromperán a los valientes soldados, minando su resistencia".
Onixarel: (sonrió con satisfacción) "Pero eso no es todo. Haremos uso de nuestras pantallas de humo para conjurar nieblas tenebrosas que envuelvan la ciudad. La confusión y el miedo se apoderarán de ellos mientras sus propios ojos los engañen".
Lilith asintió: (disfrutando de la idea) "Y durante el caos, enviaremos a nuestras fuerzas de élite para sabotear sus suministros. Envenenaremos sus almacenes de alimentos y contaminaremos sus fuentes de agua. La hambruna y la sed minarán su moral".
Onixarel: (rió siniestramente)"Exactamente, Lilith. Aprovecharemos cualquier debilidad que podamos encontrar. Sus defensores estarán desgastados y desesperados".
Mientras perfilaron el plan, los dos líderes intercambiaron diálogos llenos de maldad y expectativa.
Onixarel: (gruñó, lleno de confianza) "Luminaris será sumida en la oscuridad. Sus sueños de victoria se desvanecerán".
Lilith: (asintiendo con sus ojos centelleantes con malicia) "El miedo y la desesperación los consumirán. Su resistencia se debilitará hasta que sean presa fácil para nuestro asedio final".
Onixarel y Lilith, dieron las órdenes finales a sus criaturas siniestras. Los Gloomfang se elevaron en el aire, sus garras afiladas y escamas oscuras relucían mientras se dirigían hacia Luminaris. Al mismo tiempo, las serpientes Necroscamas se arrastraron desde las profundidades, avanzando silenciosamente hacia la ciudad. Ambas fuerzas se lanzaron con ferocidad, listas para sembrar el caos y la oscuridad en el último bastión de la luz.
Erinar y Morgana caminaban con paso decidido hacia Espinor, su destino final. Mientras se acercaban al pueblo, se dieron cuenta de la agitación en el ambiente y las miradas preocupadas de los transeúntes. Decidieron acercarse a un grupo de aldeanos que parecían estar discutiendo acaloradamente.
Erinar: (acercándose con amabilidad)"Disculpen, buenos ciudadanos, estamos buscando el camino hacia Luminaris. ¿Podrían indicarnos cómo llegar?"
Uno de los aldeanos, con el ceño fruncido, respondió: "Luminaris se encuentra en peligro. Un ataque de criaturas sombrías se avecina. Dragones y serpientes oscuras se dirigen hacia allí".
Señalando en dirección de Luminaris
Morgana: (acercándose con preocupación en su voz) "¡Dragones y serpientes! Debemos apresurarnos, Erinar. No hay tiempo que perder".
Erinar: (asintió, sintiendo la urgencia en el aire) "Tienes razón, Morgana. Necesitamos tomar caballos y llegar lo más rápido posible".
Se dirigieron rápidamente a un establo cercano y alquilaron dos caballos veloces. Montaron con determinación, sus rostros reflejando la determinación y la valentía.
Morgana: (mirando a Erinar y con su voz llena de determinación. "No permitiremos que Luminaris caiga en la oscuridad. ¡Vamos, Erinar, debemos llegar antes de que sea demasiado tarde!"
Erinar: (asintiendo con mirada decidida) "¡Aceleremos, Morgana! La esperanza de Luminaris depende de nosotros".
Galoparon a toda velocidad, el viento azotando sus cabellos, mientras se dirigían hacia Luminaris, decididos a enfrentar el peligro que acechaba y proteger la luz que aún brillaba en aquel lugar.
Erinar y Morgana se acercaban a toda velocidad en sus caballos, sus corazones latiendo con fuerza mientras presenciaban la caótica escena que se desarrollaba ante ellos. A lo lejos, divisaron una feroz batalla en la que caballeros luchaban desesperadamente contra las temibles serpientes y los imponentes dragones oscuros.
El campo de batalla estaba lleno de gritos de dolor y desesperación. Los caballeros intentaban defenderse de las serpientes venenosas que los mordían, mientras los dragones escupían grandes pantallas de humo y llamas, envolviendo todo en una neblina tenebrosa.
Erinar y Morgana presenciaron con horror cómo los arqueros, desesperados por enfrentar a los dragones, disparaban flechas que eran absorbidas por los poderosos dragones oscuros, dejándolos inmóviles y sin fuerza, como cuerpos en trance.
Morgana: (mientras apretaba las riendas de su caballo, con expresión seria y decidida) "No podemos permitir que esta oscuridad se extienda más, Erinar. Debemos encontrar una manera de contrarrestar su poder".
Erinar: (asintiendo, con su mirada firme mientras guiaba su caballo a través del caos) "Estoy de acuerdo, Morgana. Tenemos que encontrar una forma de debilitar a los dragones y liberar a los arqueros de su influencia. Juntos, podemos marcar la diferencia".
Continuaron avanzando, esquivando escombros y evitando las llamas que danzaban a su alrededor. Sabían que su misión era peligrosa, pero estaban decididos a enfrentar cualquier obstáculo para proteger a Luminaris de la oscuridad implacable que se cernía sobre ella.