El viento soplaba suavemente cuando Tobías dejó atrás el Reino del Número Uno. Caminaba con paso firme, orgulloso de haber aprendido la primera tabla.
De pronto, escuchó un sonido curioso:
—¡Plin, plin! ¡Plin, plin!
Dos campanas pequeñas tintineaban en el aire y, frente a él, apareció una niña de coletas brillantes, vestida con un traje azul celeste. En su capa estaba bordado el número 2.
—¡Hola, Tobías! —saludó con una sonrisa—. Soy Doble Dos, y conmigo todo se multiplica… ¡por dos!
Tobías abrió los ojos con emoción.
—¿Entonces tú me enseñarás la tabla del 2?
—Así es —respondió ella—, pero no será tan fácil. Debes aprender a ver el mundo en pares.
De repente, del bosque empezaron a salir personajes secundarios:
Todos se colocaron alrededor de Tobías.
—Veamos —dijo Doble Dos, levantando sus campanas mágicas—. Mira cómo funciona la magia del 2.
✨ Una estrella apareció en el cielo. Al sonar la primera campana, se duplicó en dos.
✨ Dos mariposas volaban, y al sonar la segunda campana, se convirtieron en cuatro.
✨ Tres peces nadaban en un lago, y al duplicarse, eran seis.
Tobías se llevó las manos a la cabeza.
—¡Es increíble! ¡Todo se duplica!
Doble Dos asintió orgullosa.
—Ese es mi poder: yo convierto todo en par.
Los gemelos Pipi y Popo aplaudieron y cantaron en coro:
—¡Dos por uno es dos! ¡Dos por dos son cuatro! ¡Dos por tres son seis!
Tobías repitió la tabla en voz alta, mientras el Guardián Cuatro levantaba su escudo brillante:
2 × 1 = 2
2 × 2 = 4
2 × 3 = 6
2 × 4 = 8
2 × 5 = 10
2 × 6 = 12
2 × 7 = 14
2 × 8 = 16
2 × 9 = 18
2 × 10 = 20
De pronto, un ruido interrumpió la celebración. Era Cero, que había vuelto rodando travieso.
—¡Ja, ja! ¡Y si me pongo adelante, los pares desaparecen! Miren: 2 × 0 = 0.
Todos los personajes quedaron en silencio, hasta que Doble Dos dijo sonriendo:
—Es cierto, pero no olvides que cada número tiene su papel, incluso tú, Cero.
Tobías rió con complicidad.
—Ya lo entiendo: tú duplicas todo, y Cero borra todo.
El cielo volvió a iluminarse con fuegos artificiales en pares, formando corazones, globos y estrellas de dos en dos.
Doble Dos tocó sus campanas mágicas y dijo:
—¡Muy bien, Tobías! Has completado tu segunda misión. La tabla del 2 ya vive en tu memoria.
El niño dio un salto de alegría.
—¡Sí! ¡Ya sé la tabla del 2!
Pero de pronto, el Guardián Cuatro se adelantó y habló con voz grave:
—Prepárate, Tobías. Lo que viene ahora no es duplicar… es triplicar.
Y así, entre risas y sorpresas, Tobías se adentró en el sendero que lo llevaría a conocer al Señor Tres, el acróbata de los números.