El Reino de las Tablas Mágicas

Epílogo: La Gran Fiesta de los Números

El sol brillaba en el Valle de los Números, y por primera vez, todos los personajes que Tobías había conocido se reunieron en un mismo lugar. El aire estaba lleno de risas, música y luces mágicas.

—¡Bienvenido, Tobías! —gritaron todos al unísono—. ¡Hoy celebramos que has aprendido todas las tablas de multiplicar!

Tobías caminó entre sus amigos:

  • Uno, sonriente y elegante, que lanzaba confeti dorado.
  • Doble Dos, que tocaba sus campanas haciendo un ritmo alegre.
  • Tres, el Acróbata, dando saltos y volteretas por todos lados.
  • Cuatro, el Guardián del Orden, que organizaba juegos con bloques.
  • Cinco, el Explorador, que colgaba banderines con los múltiplos en el aire.
  • Seis, el Maestro del Equilibrio, que hacía malabares con bolas brillantes.
  • Siete, el Viajero de la Suerte, que lanzaba estrellas fugaces en círculos mágicos.
  • Ocho, el Constructor, levantando torres de bloques que relucían bajo el sol.
  • Nueve, el Mago, haciendo aparecer fuegos artificiales que formaban los múltiplos en el cielo.
  • Diez, el Gigante de la Plenitud, que caminaba dejando un camino de números terminados en cero.

Y, por supuesto, Cero, rodando entre todos y riéndose, recordando que incluso él tiene un papel importante.

En el centro del valle, un gran escenario de luz y bloques estaba preparado. Los números empezaron a cantar todos juntos una canción mágica de multiplicación:

—Uno, dos, tres… y cuatro,
Cinco y seis nos hacen soñar.
Siete, ocho, nueve y diez…
¡Con Tobías aprendimos a multiplicar!

Tobías aplaudía, saltaba y reía junto a todos. Cada personaje le entregaba un regalo simbólico:

  • Uno le dio un espejo dorado para recordarle que cada número refleja su propio valor.
  • Doble Dos le regaló campanas que sonaban de dos en dos.
  • Tres le dio un sombrero de acróbata.
  • Cuatro le entregó un bloque fuerte como un escudo.
  • Cinco le dio un mapa para explorar nuevos caminos.
  • Seis le regaló una bola mágica de equilibrio.
  • Siete le entregó una brújula de la suerte.
  • Ocho le dio un ladrillo dorado de fortaleza.
  • Nueve le entregó un cristal mágico de energía.
  • Diez le dio un medallón de plenitud.

—¡Gracias a todos! —dijo Tobías, emocionado—. No solo aprendí las tablas, ¡también aprendí que cada número tiene su propia magia!

Todos los números saltaron, bailaron y brillaron en un círculo, mientras el cielo se iluminaba con los múltiplos de cada tabla. La música y la risa se escuchaban por todo el Valle de los Números.

Al final, Uno se acercó a Tobías y dijo:
—Recuerda siempre: cada tabla es un paso, cada número es un amigo… y tú eres ahora un Guardián de la Sabiduría.

Tobías sonrió, mirando a todos sus amigos, y comprendió que su aventura había terminado… pero la magia de los números viviría para siempre en su corazón.

✨ Y así, entre luces, risas y alegría, el Valle de los Números celebró la hazaña más grande de todas: el viaje de Tobías a través de las tablas de multiplicar. ✨




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