El Reino De Los Cinco Elementos

CAPÍTULO 5

Todos los presentes de la sala, no estaban sorprendidos por las palabras del Príncipe. Pues ella era una gran amenaza a su poder.

Los cinco Generales formaron un circulo desvainando sus espadas las alzaron chocando las cinco en el centro todos juntos gritaron –EN NOMBRE DEL PRINCIPE ZEN JURAMOS ACABAR CON SU HERMANA LA PRINCESA CINTHIA –este acto ante cualquiera diría “¡Que grandes hombres de honor!”. Pero ese honor, era un honor podrido antes los ojos de Sorel.  

Ángel, Chris, Tarniel. Venga –ordeno Natalia, la líder del escuadrón. Ella era un claro ejemplo de las palabras de la Princesa “Un verdadero guerrero es aquel demuestra habilidad sobre su elemento”, pero no aplicaba la frase completa “Y el corazón al servicio del Reino”.

–Tenemos la orden. En marcha. –todos asentaron la cabeza acatando la orden. Los Generales y el escuadrón salieron de la sala del trono El Príncipe se quedó sentado en su trono y un grupo de quince personas entraron en la sala iniciando las reparaciones.

Todos caminaron juntos hasta el segundo pasillo donde los Generales se separaron del escuadrón. Los miembros del escuadrón avanzaron por el pasillo con las grandes ventanas a su derecha El Castillo Elemental era el único lugar donde no se perdió la belleza de miles de años, los cinco giraron a la izquierda salieron al jardín un gran lugar sumamente verde y flores silvestres en el, caminaron a través de un camino empedrado llegaron a una puerta con los cinco Dragones grabados sobre la puerta.

Entraron en la sala la cual les pertenecía, Natalia se dirigió hacia la ventana mirando las nubes pasaba a través del firmamento y hablo –Sorel… trata de esconder tu odio hacia el General Carl.

–La próxima no podremos frenarlo –opino Ángel.

Chris solo le envió una mirada de advertencia y Tarniel se limitó hablar solo tomo un libro del estante sentándose sobre un sillón y comenzó a leer con la vista.

–Nunca les pedí protegerme.

–Sabemos que tienes motivos, para matarlo. Pero, recuerda a quien sirves –hablo Natalia.

–Eso no me va impedir acabar con él algún día –se dio la vuelta abriendo la puerta y dijo –en cuanto a la orden supongo que ya pensaste en un plan.

–Dejaremos que los Generales tomen la iniciativa están desesperados por luchar con ellos. Así que nos limitaremos a observar. Nosotros debemos localizar y acabar con el lobo del Rayo, antes que más gente les dé su apoyo –la tensión de Natalia cambio a preocupación y tensión –antes de que se una a la Princesa.

–Si se une a ella, mucho mejor sabremos donde buscar –opino Chris.

Sorel salió de la habitación avanzo hacia la derecha al llegar al borde bajo las escaleras de caracol al llegar al final se cruzó con alguien indeseable a sus ojos Carl estaba en la entrada a las mazmorras, mirando con gran furia a Sorel.

–Siempre puntual. ¡Que conmovedor!

Sorel camino despacio hacia la entrada a las mazmorras cruzando al lado del General –soy Sorel del Viento abran –los soldados que custodiaban las mazmorras desde dentro abrieron las puertas de barrotes de hierro y el avanzo.

–Un día… voy acabar contigo, Sorel –hablo el General y en sus palabras se notaba un odio profundo.

Sorel continúo caminando y dijo –no sabes… como rezo para que llegue ese día –siguió caminado a través del oscuro pasillo con antorchas prendidas proporcionando algo de luz, camino hasta el fondo giro a la derecha y bajo otras escaleras y avanzo cuatro celdas más, deteniéndose en la quita a la izquierda y abrió la celda.

Era la única celda sin cerradura. Sorel entro y la luz tenue del candelero iluminaba el centro de la celda. –Estoy aquí.

–Siempre, estas aquí. –una voz femenina suave provenía de al otro lado de la celda. 

Sorel comenzó a caminar hacia el centro de la luz y sentía que ella también se acercaba. Al llegar al inicio de luz él la miro era igual como la recordaba su cabello rubio rizado, su profunda mirada verde y la suavidad y hermosura de su rostro y figura. Extendieron sus manos y poco a poco se acercaban.

Ella traía puesto un largo vestido rosado, debajo del candelero, Sorel la abrazo tiernamente para finalmente besarla.

Al separar sus labios continuaron abrazados moviéndose sobre la luz como si bailaran –pronto esto acabara… y te sacare de aquí. Lo prometo –dijo Sorel con mucha confianza y seguridad.

–Sorel… él…

–Shhh… él… cuando estemos juntos. No existe –y continúo moviéndose por el circulo de luz –te sacare de aquí Lydia. Lo juro por mi vida –nuevamente la beso y ella le correspondió rodeándolo con sus finos brazos, brazos suaves que aceptaban todo de Sorel. Ambos estaban de rodillas mientras Lydia se acurrucaba sobre el pecho de Sorel.

–¿La encontraste? –pregunto Lydia.

–Si… y es lo que esperábamos. Y va a poner el orden que debe ser.

–Estoy feliz. Por fin podre unir contigo.

Sorel exhaló y Lydia lo noto –¿Qué sucede?

–Lo que temíamos.

–Entonces… finalmente.

–Así es, pero siempre sabíamos que lo haría –apretó el puño y Lydia lo noto.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.