El Reino De Los Cinco Elementos

CAPÍTULO 24

Los haces de luz lunar alumbraban algunas partes de su cuerpo mientras se acercaba más a la luz de luna apareció delante, de todos con mucha tranquilidad y serenidad.

Todos los presentes estaban asombrados de verlo ahí, tal vez oculto viendo un espectáculo con las batallas recién iniciadas. Llevaba ropa normal y su espada envainada en su cinturón.

–¿Qué pasa? Les sorprende que este aquí –hablo el Príncipe Zen. Paso su mirada desde los Generales derrotados y se detuvo en su hermana. –¡Cuánto has crecido Cinthia! Eres buen niñero… John.

La Princesa camino entre los presentes hasta ponerse frente a su hermano, pero no se acercó mucho a él –Hola, hermano. Espero que disfrutaras la batalla –lo dijo con voz suave y seria, lo miraba fijamente a los ojos. Dos usuarios de más de un elemento se encontraban cara a cara y solo ese encuentro causaba que, todo a su alrededor se inquietara.

–Algo así no sucede a diario, hay que aprovechar la oportunidad.

–Estuvo aquí todo este tiempo –hablo May. –cómo es posible que no lo hayamos notado.

–May. Debes entrenar más. Yo te puedo ayudar a volverte más fuertes, siempre y cuando, aceptes la petición de ser mi concubina.

May apretó la mandíbula, desvainando su espada alzándola arriba –Ni en tus sueños –un gran dragón de fuego salió disparado al cielo.

–Tienes razón, hay que tomar las oportunidades –El Lobo también desvaino su espada el cielo se cubrió con relámpagos.

Ambos lanzaron sus ataques golpeando de lleno a Zen una nube de polvo se alzó, al disiparse la figura de Zen apareció no tenía ningún rasguño, ni siquiera una mancha de suciedad en su vestimenta.

Exhalo –¡Que ataques mas pobres! –dio dos pasos hacia delante.

May y el Lobo estaban sorprendidos no podían creer que sus ataques no le hicieran efecto.

–¡Como! –exclamaron ambos al unísono.

–No vine buscando pelea, les digo de una vez.

–No. Viniste a obtener información sobre la Perla –John hablo mientras lo miraba fijamente –también estas tras ella. ¿Verdad?

–Tan suspicaz como siempre.

–¿Por qué la buscas? Con tu poder actual sería más, que suficiente para someter a todos los reinos –contesto John.

–Cierto. Pero mi objetivo es usarla para someter a los cinco Dragones.

Todos abrieron los ojos impresionados.

–Con los Dragones bajo mi control me convertiré en el dios de este mundo, mi palabra será ley divina. Es una pena que los Generales Dark y Hack fallaran, en la búsqueda.

–¿¡Qué!? –dijeron ambos.

–Entonces tú –hablo el General Dark.

–Así es. Estuve vigilándolos todo este tiempo, creen no me daría cuenta de su traición.

–Maldito –hablo el General Hack muy débil. Un recuerdo se le vino –¡Ares! Así que él te informaba acerca nuestros movimientos.

–Sí, actuó bajo mis órdenes. Supo mantenerse al margen para no levantar sospechas.

–Entre ellos se destruyen, típico de miserables como ustedes –hablo el Lobo. –Pero, esta oportunidad no la tendré dos veces –se movió rápidamente un fuerte chirrido del metal crujió.

El sujeto de la otra noche de blanco y con la máscara apareció bloqueando el ataque del Lobo.

–No interfieras –hablo el Lobo levanto su espada, pero una mano la detuvo, volteo a mirar, John lo detenía.

–Cálmate. Acaso no lo escuchaste, no vino buscando pelea. De lo contrario ya estarías muerto.

–No es necesario que estés aquí retírate –ordeno Zen y el sujeto enmascarado partió del lugar.

–En, este mundo… solo hay traidores –los Generales se levantaron –a esos sujetos hay que, eliminarlos.

–Traidores. Pero, si los más grandes aquí, son ustedes dos –hablo Zen.

–Tal vez, pero, el que te acompaña es el peor. Y pronto lo descubrirán –hablo el General Hack para la Princesa y sus acompañantes.

–Princesa. Esperamos con ansias cuando envié a su hermano al infierno, con nosotros –dijo el General Dark.

Ambos Generales tomaron sus espadas y se lanzaron, contra el Príncipe Zen –Combinación de Dragones –dos dragones elementales se unían e iban a golpear a Zen.

Zen los miro fijamente y en un instante apareció frente los Generales y los atravesó con su espada, acabando con sus vidas –hubiera sido mejor que, murieran poco a poco.

–Es muy rápido, ni siquiera vi cuando se movió –hablo el Lobo.

John oscureció su mirada y hablo para sí mismo en su mente –“Se ha vuelto más fuerte” –noto un cambio en Zen.




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