El Reino De Los Cinco Elementos

CAPÍTULO 30

May se encontraba junto la Princesa recostada en la cama, comiendo un estofado de carne, después de permanecer dormida por una semana necesitaba recobrar fuerzas. Usar la Fusión Elemental era muy agotador para ella pues su cuerpo no estaba acostumbrado a soportar todo ese poder en solo instante, aun debía entrenar más para que no vuelva ocurrir. Unos golpes en la puerta la alejaron un poco de su comida.

–Permiso Princesa, May –la voz de John al otro lado de la puerta.

–Adelante –respondió May, la Princesa se encontraba masticando.

John entro en la habitación se quedó de pie frente la ventana, mirando el cielo azul –debemos ir al Norte, hoy mismo –su voz era seca notando preocupación en ella, algo lo inquietaba.

–Al Norte. ¿Por qué? –pregunto May.

–Hace dos días, llegaron los rumores de que el Escuadrón Dragón ataco y acabo con un grupo Rebelde llamado Destello.

–Malditos –pronuncio May apretando los puños de sus manos.

–¿Por qué estás tan tenso John? –pregunto la Princesa.

–Porque se rumorea que ellos usaron la Desintegración Elemental –la voz del Lobo quien estaba parado en la puerta con los brazos cruzados, lo dijo sin mucho tacto.

–¡QUE! –la Princesa exclamo sorprendida y aterrorizada, francamente no podía dar crédito aquellas palabras enunciadas por el Lobo miro de reojo a John –aun crees que tu amigo es inocente de tal atrocidad.

John se encontraba frente la ventana son moverse y el silencio se hizo incomodo, pero finalmente hablo –lo creo y lo sostengo él no es capaz de cometer tal atrocidad.

–Las personas cambian, y el hecho esta en él y sus compañeros usaron una técnica prohibida incluso por el Séptimo Rey del reino –enuncio el Lobo.

–Tú no lo conoces, como o conozco yo o la Princesa. Él no echaría su honor y dignidad a la basura… Princesa, May prepárense en este momento nos vamos al Norte al pueblo Destello –se volteó –tú ¿Qué harás?

El Lobo agacho un poco la mirada y no pronuncio palabra alguna, John lo miro ya sabía cuál era su decisión camino unos pasos hacia las chicas, las miro dándoles a entender que les daría privacidad, para que pudieran arreglarse camino hacia la puerta el Lobo ya se había retirado cerró la puerta detrás de él. Camino por el pasillo al llegar a las escaleras el Lobo se encontraba sentado en el quinto escalón de bajada.

–¿Qué vas hacer? Si realmente la uso.

El bajo las escaleras y dos escalones más abajo dijo –ya te lo dije él no sería capaz, pero… los culpables que lo hayan hecho pagaran caro tal acto siguió caminando hasta llegar a una mesa donde pidió una botella de vino.

Estuvo bebiendo un poco y el lobo también se unió a beber con él, pero pidió su propia botella –¿Por qué haces esto? –pregunto John –¿Cuál es tu razón?

–Venganza –contesto libremente bebiendo de golpe el vaso de vino.

–Bien vamos al Norte –la voz de la Princesa quien estaba junto a May lista con ropas ligeras hechas para el combate.

–En marcha –John se levantó dejando dos monedas de plata sobre la mesa, al salir del establecimiento una multitud se encontraba frente a ellos.

–Miren es la Princesa –dijo una señora de unos cincuenta años el resto de gente al verla se inclinaron John volteo la vista hacia el Lobo.

–¿Qué? Ellos necesitan esperanza y que mejor si saben que su Princesa sigue viva.

–Eres un idiota –comento May.

La Princesa dio unos pasos adelante –por favor no se inclinen.

Nadie se levantó todos los presentes permanecieron inclinados la señora que la delato, la tomó de las manos levanto la vista y hablo –Princesa, ahora que sabemos que usted está viva nuestra esperanza de que el reino recupere la paz, es más fuerte que nunca.

Una niña pequeña apareció y con ella traía una rosa amarilla y se la obsequio, ella la tomo y la llevo a su nariz para olfatear su aroma, recordó cuando jugaba en jardín del Castillo y ahí se encontraba la rosa que sostenía en sus manos su rosa favorita y se preguntaba si el jardín seguía ahí.

–Princesa por favor. Recupere nuestro reino –hablo un hombre de unos treinta años y más voces se sumaban a la misma petición todos añoraban aquella paz de antaño y pensar que ahora estaba aún más cerca la felicidad en sus rostros era notorio.

–Les juro, que la paz regresa muy pronto –pronuncio la Princesa.




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