El Reino De Los Cinco Elementos

CAPÍTULO 31

Se alejaron del pueblo y de los territorios del Clan del Fuego viajando a caballo tardaron tres días en llegar al Norte a los territorios del Clan del Rayo, la densa neblina dificultaba su visión bajaron de los caballos para seguir el camino a pie guiando sus caballos. Caminaron por un largo tiempo hasta que por fin la neblina cedió su visión era más clara.

–El pueblo Destello está cruzando esa montaña –hablo el Lobo con el poco de melancolía en su voz pues este pueblo era originaria su madre.

–Muy bien andando –repuso May se dio cuenta de la tristeza en las palabras de su nuevo compañero de viaje.

A la distancia no mostraba un pueblo totalmente destruido, las casas hechas escombros, los arboles dentro el pueblo partidos al entrar la destrucción era aún peor varios cuerpos de los habitantes yacían tirados en las aceradas, en medio de las calles, emanando un fuerte hedor pues habían pasado tres días del ataque.

–Hay unas manchas extrañas aquí –hablo May.

Todos fueron a ver cuándo se acercaron, la Princesa abrió los ojos llevándose las manos a la boca en señal de pánico un cuerpo estaba sin sus extremidades, y adelante había manchas negras.

–Esas manchas. Son la prueba… el Escuadrón Dragón, realmente uso esa técnica –dijo John con furia en sus palabras y a la vez tristeza por las personas que fueron víctimas de aquella técnica.

–No sé ustedes, pero yo acabare con todos del Escuadrón Dragón –enuncio el Lobo sin titubear –y si su amigo del que tanto protegen fue cómplice –su voz se agudizo, apretando los puños de las manos –también morirá.

Nadie hablo solo miraban aquella masacre y la crueldad. –Trap – un pedazo de la pared cayo y con esta toda la pared caía sobre la Princesa, John se acercó y destruyó por completo aquella pared alcanzaron a visualizar a un niño sujetando un cuchillo con sus dos manos, temblando al hacerlo.

–Niño, tranquilo. No te haremos daño –hablo la Princesa tratando que el niño bajara la guardia.

–Tranquilo, te ayudaremos –May se encontraba a tres pasos del niño, pero este se mostraba agresivo tanto, que dio dos puñaladas al aire en señal de que no se dejaría convencer por ellos.

–Está bien dejaremos nuestras armas –John hizo un gesto para que los demás lo siguieran –dinos quien causo esto aquí. ¿Quién fue el responsable?

El niño aún se encontraba fúrico moviendo el cuchillo en ambas direcciones a May y al resto en la calle. John volvió a insistir en la pregunta.

–Fueron esos demonios. Quienes destruyeron mi pueblo –al fin hablo el niño, pero su voz era llena de odio y furia.

–Nosotros te ayudaremos –hablo la Princesa acercándose a él suavemente. Él se mostraba a la defensiva repitiendo que no se acercara. La Princesa levanto su mano derecha tomando el puñal y con su la izquierda le acaricio su rostro –no te haremos daño –lo dijo con suavidad.

El niño cedía a la caricia dejando caer el puñal al suelo y la abrazo fuertemente sollozando sobre, su hombro.

–Dime quien su el responsable –pregunto nuevamente.

–Fueron cuatro sujetos –la afirmación del niño los sorprendió.

–¿Cuatro? ¿Estás seguro? –cuestiono John y afirmo asentando la cabeza.

Se alejó un poco de la Princesa –pueden salir no son malos –exclamo el niño y de pronto cinco niños más salieron dos niños y tres niñas todos estaban con las vestiduras rasgadas, manchas de suciedad en su piel al igual que algunos rapones.

–¿Ustedes vieron algo más? –pregunto el Lobo.

–Cinco personas nos atacaron, asesinaron a todos en el pueblo.

–¿Cinco? ¿Cómo eran? –cuestiono más el Lobo.

–Una mujer hermosa, y cuatro hombres todos menos uno, tenían la misma contextura –respondió la niña. –Nuestros padres nos escondieron, así fue como logramos sobrevivir.

–Tú también –pregunto la Princesa al niño frente ella.

Él negó con la cabeza –a mí me salvo un hombre llamado Sorel. Detuvo el ataque que ese maldito –odio puro se mostraba en su voz –incluso se iba a batir a duelo contra dos de ellos. Pero parecían que eran, compañeros.

–Ya veo. –John camino dos pasos –se decía que aquí se formaba un grupo de revolucionarios contra el Príncipe Zen.

–Todos murieron –contesto el niño sintiendo un gran nudo en el cuello –yo estaba ahí cuando aquellos cuatro los asesinaron.

–“Así que Sorel no participo en esta misión” –hablaba para sí mismo –¿Dónde está el lugar de las reuniones del grupo?

–Saliendo del pueblo en esa colina.

 

–Esperen aquí voy a ver –de un salto se alejó.

–Vengan los llevaremos a un lugar seguro –los niños comenzaron a seguirlos a las afueras del pueblo, tomados de la mano y cerrado sus ojos. No querían volver a ver aquella escena horrenda otra vez.

Salieron del pueblo con los caballos la Princesa junto sus manos y la tierra comenzó a elevarse formando una cueva acogedora –May, Lobo por favor atiendan a los niños, prepárenles algo de comer. Yo me encargare de todos los cuerpos de la gente del pueblo.




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