El Reino De Los Cinco Elementos

CAPÍTULO 40

Sorel caminaba hasta las mazmorras a reunirse con Lydia llego a su celda y la vio bajo la luz del candelabro sonriente había algo diferente, en ella no solo por el hecho de ver a su amado. El camino hasta ella y la tomo de las manos suavizo su rostro y le sonrió.

–¿Por qué tan feliz?

Lydia lo miro detenidamente sin perder la suavidad y sonrisa de su rostro –pronto esto acabara… podremos abrazar la paz de nuevo con un nuevo despertar.

Sorel la miro muy detenido su expresión cambio no entendía bien las palabras de Lydia pues había mucho más en aquellas palabras –sé que dentro de dos semanas la Princesa cumplirá los dieciocho, y podrá reclamar el trono. Pero Zen lo aceptara así de fácil.

–Solo confía amor. El final está cerca y será como nunca antes imaginaste –se abrazaron tiernamente, con un cálido beso Sorel partió a la misión.

El sonido de las ruedas de madera de la carroza se mezclaba con el sonido de la naturaleza el trinar de las aves. John sujetaba las riendas de los caballos y la Princesa iba a su lado mirado el paisaje, su protector la miro de reojo y sonrió –me da gusto verla así de feliz.

La Princesa siguió observando el paisaje y sin voltearse contesto –esto es lo que añoro, los verdes prados del Reino. Esta es la paz que deseo darle al Reino –se volteó para verlo y reclino su cabeza sobre el hombro de su protector.

John quito su brazo y la atrajo hacia él –Cinthia –ella sonrió por primera vez la llamaba por su nombre sin el título que portaba. Con la voz suave le hablo –hace más de diez años que me asignaron protegerte, conozco tu corazón y precisamente por ese corazón sé que no podrás asesinar a tu hermano. Sé que planeas mantenerlo con vida a pesar de sus crímenes, y sé también que él tomara esa oportunidad para tratar de asesinarte. Sé que tú no podrás matarlo, pero yo si podré hacerlo a cualquier intento malicioso de su parte lo matare sin dudarlo.

–John entonces tú sabes de mis…

–Entonces no eres capaz de matarlo –la voz débil de Ren se escuchó –yo mate a mi padre por sus crímenes, pero tu… –su voz se comenzaba a poner dura y seca – no eres capaz de matar a tu hermano a pesar de sus pecados.

John continúo abrazando a la Princesa y reclino su rostro sobre la cabeza de ella y contesto –Ren. Escuchaste lo que dije ¿Verdad? El corazón de la Princesa es puro en todos los viajes que tuvimos para mejorar sus habilidades. Todas las veces que la puse a enfrentar a varios malhechores, que la atacaban con intención de matar… ella nunca, uso su poder para hacer lo mismo que ello. Todo lo contrario, los oriento a seguir una mejor forma de vida, una forma de vida honrada nunca se atrevió usar sus poderes para matarlos.

–De todas las personas en el mundo. Ella debe saber que esas patrañas no lo detendrán la única opción es matarlo. Solo así la paz volverá, el mal que no se extirpa de raíz siempre brota.

–Si eso llega a pasar yo mismo sacare las raíces. Pero… no permitiré que la Princesa se manche de sangre.

Ren no dijo nada para responder se quedó recostado mientras se dirigían hacia el clan del Viento un largo momento permanecieron en silencio hasta cuando él se volteó al lado izquierdo y miro a May descansando cómodamente. La quedo observando detenidamente, pensar que la creía una chica débil y resulto ser más fuerte de lo que pensaba. Tanto que pudo mantener una pelea con su padre.

–No te enamores, o… ya lo estas –la Princesa apoyaba sus brazos en la carroza mirándolos cómodamente.

–No digas tonterías, solo estoy impresionado de lo fuerte que es.

La Princesa los miro y sonrió

–Claro que es fuerte, fue capaz de protegernos a la Princesa y a mí de un Capitán del Ejército del Reino si sigue entrenado –comenzó a decir las palabras con cierto orgullo –será capaz de incluso de vencerte a ti.

Ren se quedó en silencio solo se quedó mirando las bellas facciones de May lo linda que se veía recostada sin siquiera notar las sacudidas que daba la carroza estaba plácidamente dormida.

–Por cierto… cuanto tiempo ha trascurrido desde que partimos de la mansión de la señora Eva.

–Tres días –contesto John sin rodeos.

–¿Qué?

–Si… ambos necesitan descansar después de su combate. En especial tu que aún no te recuperas del primero –John cambio su expresión a una más seria se percató de algo adelante del camino. –Princesa.

Ella noto el tono de sus palabras se puso de pie inmediatamente extendiendo, sus brazos estableciendo una barrera elemental de cinco elementos –Ren. Espero que estés por lo menos al cincuenta por ciento recuperado.

–Hump… aunque este al diez aun puedo darles su merecido a esos idiotas.

–Es bueno saber que tu sentido de humor no cambio –la voz de May. Se incorporó y tomo su espada –estoy lista.

–Eso espero a partir de ahora tendremos enemigos formidables –pronuncio John y desde el cielo comenzaron a caer ataques elementales chocando intensamente contra la barrera de la Princesa.

Los dos caballos relinchaban, pero estaban protegidos por las barreras por lo avanzaron por el camino los ataques no lograban deshacer las barreras de la princesa.




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