El Reino del Fuego

Noveno Recuerdo: Luz Sobre Materia

Regreso a la habitación principal de inmediato, uso las tres tarjetas y la puerta se abre a la par. La atravieso y sólo veo que se trata de otro cuarto desde donde se puede distinguir el planeta Tierra.

Puedo ver mi hogar en medio del espacio, algo que la mayoría de los humanos jamás han experimentado, mas hay algo raro, pues desde aquí puedo apreciar todo el planeta. Eso sólo puede significar que estoy alejándome de él, la colonia parece estar yéndose del lugar. Debo de encontrar la salida o hacer que vuelva a la Tierra.

Además de esto, al ver bien mi mundo no puedo distinguir alguna forma de los continentes que vagamente recuerdo. Es como si ya no existieran, las masas de tierra se ven completamente distintas a mis memorias.

«¿Qué significa eso? ¿Es está la Tierra?»

El piso de la habitación está completamente destruido y se puede salir al exterior por aquí. Obviamente el campo magnético impide que yo sea succionada.

Al poco tiempo noto que, desde este hueco en el suelo, entran pequeños rayos de luz. Da la impresión de que algo pasa allá abajo, posiblemente había un elevador. Es obvio que debo bajar, por lo que salto para averiguar qué pasa afuera.

Mi sorpresa al salir del cuarto es indescriptible, todo el lugar alrededor de la estación MHN-001 está iluminada por seis hermosos colores del arcoíris: desde el rojo hasta el morado, con excepción del naranja. Por doquier se ven hermosas figuras parecidas a dragones hechos de luz pura, estos se pasean en el espacio exterior, vuelan por doquier y juguetean alegremente, así como grandes estrellas fugaces bañadas en luz de colores caen por todos lados.

Aquellos dragones de colores pasan muy cerca de mí mientras juegan. Trato de tocarlos al yo caer, pero éstos me evitan alegremente. Cada vez que me acerco más a la estación de abajo, más dragones veo y de diferentes formas. Ésta es una experiencia única, un espectáculo imposible de imaginar que exista aquí en el espacio. Creo jamás haber visto algo así en mi pasado.

Pronto consigo llegar hasta abajo, veo cómo varias luces se acercan a mí y se reúnen por encima de mi cabeza. Aquellas se combinaron en una sola y dejan surgir una maravillosa figura: un gran dragón hecho de luz, el cual brilla despidiendo los siete colores que componen el arcoíris. Sus alas tienen grandes plumas, al igual que al final de su cola; posee largos bigotes que sobrepasaban el tamaño de su cuerpo, cuyo aspecto es esbelto. De su cabeza sobresalen dos cuernos y su cuello es un tanto largo, su mandíbula es afilada y grande, tiene garras aguzadas. Aquel ser vuela majestuosamente por encima de mí a una distancia no muy retirada.

Al hacer acto de presencia aquel dragón de luz se contrae y después pega un gran rugido, al mismo tiempo que se estira. Él voltea a verme y recuerdo aquellas palabras de Herald y Anne. Los dragones realmente existen y tengo uno justo enfrente a mí. Al parecer uno muy parecido a aquella estatua que vi en la cima de la torre.

—¿Quién osa presentarse en este lugar? —Preguntó el dragón audazmente. Su voz es profunda, grave y llena de ecos, me parece que es un «él».

—Yo, aunque no sé si te refieres a la estación o al sitio en el espacio. —Fui cautelosa en mi predispuesta contestación, no quería sonar grosera, porque podía costarme la vida a cómo me di cuenta de la pesada presencia que este ser trajo en el momento de aparecer.

—¿Quién eres, mujer de cabello de fuego? —Miro fijamente a esta figura de luz sorprendida y sin labia para poder responder, sólo balbuceo inútilmente ante la interrogante—. Estás muy cerca de uno de los territorios más importantes de los dragones. Lo extraño es que no pareces tener idea de ello. Debe ser un capricho del destino que te encuentre aquí —esta entidad se porta de una manera educada y va directo al grano, no tiene miedo de explicar sus posibles secretos. Está convencido totalmente de su poder y presencia en comparación a la mía.

—No sé quién soy… Lo siento si me encuentro en un terreno de los dragones. Estoy en busca de Herald, quien pilota y dirige esta arca espacial. Sé que es un amigo mío y espero encontrarle para que me ayude a recordar todo sobre mí. Tan sólo eso, no tengo intenciones de invadir ni nada por el estilo. Siento ser inoportuna —me dirigí al dragón lentamente, pues parece estar molesto de buenas a primeras. Aunque difícilmente me puedo imaginar a un dragón feliz.

—Sé cuál es tu destino, mujer. Debes seguir buscando a los miembros de aquella elite olvidada. En la habitación que está a nuestros pies se encuentra tu camino a seguir. Puedes entrar por aquel agujero detrás tuyo. Yo estaré observándote y, cuando sea necesario, apareceré frente a ti una vez más —un círculo mágico aparece debajo de esta criatura, y junto con él, desaparece ante mis ojos en un parpadeo. Sus palabras me hicieron sentir como si me estuviera hablando un anciano: eran sabias y calmadas.

Aquel circulo que invocó era exactamente igual al de Priitsu, pero de color anaranjado. Posiblemente tengan algún parentesco o usen el mismo tipo de magia.

Entro a aquella habitación donde se supone que está mi viejo amigo, sin embargo, ésta se encuentra vacía. Desde que llegué siento una sensación de soledad, como si llevara rato deshabitada.

Desde aquí puedo hacer que la MHN-001 aterrice en la Tierra, ya que estoy en la sala de control, donde están las computadoras y controles que dirigen el arca. Por desgracia no sé cómo manejarla, por lo cual mejor busco información en una de las computadoras y encuentro un archivo con el mapa de lugar, el cual indica que cerca hay una estación con un puerto que posee pequeñas naves hechas para ser pilotadas por una sola persona. Éstas tienen la capacidad y el combustible suficiente para regresar a la Tierra sin problemas.

Memorizo el mapa e intento salir por donde entré. Para mi mala suerte una puerta de acero cierra la entrada justo cuando estuve a punto de salir. Alguien se encuentra aquí dentro conmigo, pero no había notado su presencia. A mi costado aparece de la nada una capa idéntica a la de Herald. De ella emerge el ciborg, mismo que de inmediato intenta cortarme con un sable de acero negro. Logro cubrirme con mi propia espada del ataque, pero me pudo lanzar lejos gracias a la fuerza del golpe.



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En el texto hay: fantasia, aventura, magia

Editado: 03.07.2021

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