El Reino del Fuego

Tredécimo Recuerdo: Bicolor

Mi espada todavía vibraba. El piromante azul causaba un estremecimiento descomunal en ella. Era como si reaccionara a su poder.

El fuego azul es el más poderoso entre los cuatro fuegos sagrados que conozco, el mío desgraciadamente es el más débil como se ha demostrado antes. En ese momento no tenía muchas opciones más que pelear con toda la fuerza de mi piromancia, el enemigo tenía la facilidad de regenerarse inclusive contra su voluntad, sin embargo, hay un límite, los piromantes azules dependen de la cantidad de fuego azul que hay a su alrededor.

Cuando un ser vivo muere sus dos principales esencias se separan de su cuerpo: Su alma y su espíritu. Estas dos mantienen a un cuerpo vivo, no obstante, al morir son expulsadas e inutilizadas para siempre. El alma normalmente desaparece, aunque hay veces en que se forma un fantasma de ella. Éste toma parte del espíritu para «sobrevivir» y poder lograr formar un cuerpo «ectoplásmico». En cambio, el espíritu nunca se va, éste siempre se transforma en una llama azul.

El fuego azul está en todas partes. Es frío e invisible para todos. Sólo aquellas personas que tienen una cierta sensibilidad a lo «paranormal» pueden observarlo. Hay demasiadas llamas de este color, mas no son infinitas. Sí el fuego azul se agota, un usuario de éste no puede regenerarse y muere. Sólo los piromantes pueden volver visible las llamas sagradas al emplearlas, y su poder es tan grande que puede consumir hasta el diamante. Los dragones son los únicos que conocen un material que es capaz de resistir el fuego sagrado: el acero primigenio.

Cuando estaba en la cárcel de los dragones, escuché que las armaduras de estos también están hechas de este acero. Hay un dragón que se especializa en la forja dentro de la familia de Pridh, vive en el templo del volcán, al parecer. Todas las espadas sagradas están forjadas también de este acero y aquel herrero dragón es quien las creó.

Ojalá pudiera contarte más sobre mi aventura en la cárcel drakoniana, pero no es momento.

—Ken, antes de proceder debo preguntarte algo —comentó aquel ser despiadado. Él flotaba en el sitio y me veía fijamente.

—¡Dilo, será lo último que puedas preguntar, maldito! —respondí enfadado, porque me tomaba muy a la ligera y eso me molestaba bastante.

—¿Qué sentiste cuando tuviste la espada en tus manos por primera vez? ¿Cuál fue la sensación? ¿Placer, calma, poder? —Este hombre está obsesionado con la espada azul. Sus intentos por poseerla no le salieron muy bien que digamos. Si lo recuerdas, puede ayudarte a combatirlo.

—Sentí una gran serenidad, era como si la espada siempre hubiera sido parte de mí. Fue parecido a recuperar un brazo. Tú sabes a lo que me refiero. —Mis palabras hicieron pensar a mi enemigo, pero pronto me apuntó con su mano.

—Espero que entiendas la razón por la cual he decidido eliminarlos. Adiós —terminó de decir el piromante para dispararme una enorme llamarada hacia mí, mas empuñé mi espada hacia el ataque y salté con mis alas listas para volar al mismo tiempo que evadí aquel fuego.

Las llamas azules chocaron con el suelo y se esparcieron por todo el lugar hasta cubrirlo todo debajo de nosotros. Yo me dirigí al piromante empuñando mi arma, encendida totalmente en llamas. Sobrevolé este mar de fuego, al mismo tiempo que, desde abajo, éste mismo me intentaba atacar lanzándome enormes esferas azules de fuego. Mi agilidad en el aire me recompensó de una manera increíble, pues logré esquivar cada uno de los ataques que llenaron pronto la habitación entera. Enormes explosiones, llamaradas y columnas de fuego tapizaron mi vista y obstaculizaron mi camino hacia el enemigo. Era un increíble despliegue de poder que el sujeto efectuó sin siquiera mover un dedo. Cuando ya por fin estuve cara a cara con mi enemigo, le corté el brazo derecho de un sólo movimiento vertical de mi espada, este ser levantó su otra mano y desde ahí me lanzó más llamas azules.

Rápidamente me cubrí con mi arma y le lancé una bola rápida de llamas rojas al darle una patada en su brazo izquierdo. Mi ataque de fuego explotó en el antebrazo que mi enemigo estaba usando para atacarme. Esto lo dejó sin ambas extremidades.

Retrocedí un poco y me lancé en picada hacia él para dar un golpe aún más poderoso y concentrado, a la par que sus brazos se regeneraban rápidamente. Entonces, nuevamente le encajé mi espada, pero esta vez en su maldita cara de psicópata que tanto me costaba ver. Una vez hecho esto, usé todo mi poder para quemarlo totalmente, cada milímetro de su cuerpo empezó a quemarse y regenerarse una y otra vez.

El piromante azul manipuló las llamas que estaban a su alrededor para que éstas me golpearan y yo dejara de quemarlo, mientras intentaba curarse, pero me cubrí con mis alas lo más que pude. Gracias a esto ninguno de sus ataques tuvo éxito en detenerme.

Mi fuego rojo achicharró al piromante encapuchado hasta que el fuego azul del lugar, inclusive el del enorme mar de llamas que él había creado, se agotó. Al final, nuestro enemigo terminó hecho cenizas, fue carbonizado y deshecho en el aire una vez que me separé al no encontrar más fuego a nuestro alrededor.

—Lo logré… ¡Lo logré!… No puedo creerlo, pero… ya sólo es ceniza. —Cuando acabé con él, caí al suelo agotado. Apenas y podía respirar, lastimado por todos los ataques que tuve que resistir. Los alrededores se cubrieron de aquellos restos secos de mi enemigo, anunciado el final del piromante azul—. Será mejor que siga buscando —al decir eso, me levanté a duras penas, para luego dar unos cuantos pasos hacia lo que parecía ser una cueva que va a la parte superior del monte Fawz, pero al dar unos pasos, escuché su voz.

—Impresionante, fuiste muy hábil, Ken —volteé y ahí estaba el fantasma de aquel sujeto. Cuando un fantasma es creado dos llamas azules muy débiles y tenues crecen arriba de sus hombros. Lo raro, es que aunque él ya era una entidad del «otro mundo», aquel fuego se veía tal como siempre lo había sido: poderoso y brillante, diferente de los espectros. Por otro lado, su cuerpo parece estar hecho de una luz azul, no parece estar muerto.



#10874 en Fantasía
#15398 en Otros
#1913 en Aventura

En el texto hay: fantasia, aventura, magia

Editado: 03.07.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.