Apenas y logro escuchar un poco de la conversación que los líderes tienen. Al parecer ya discuten sobre los eventos recientes. Para mi suerte, la rendija en la que estoy parada cae, así que entro a la sala, en medio de la reunión. El impacto me regresa a mi forma humana y todos los «guardias» me amenazan con sus armas. Los reyes sólo me observan sin hacer nada.
Después, una mujer que viste una larga túnica morada encapuchada con bufanda rosa se dirige a mi hablándome suavemente y molesta.
—¿Quién eres, intrusa? —Pregunta la mujer. Un poco después, la chica que está delante de ella me advierte que no me mueva. Esta mujer porta guantes blancos sencillos de una seda fina y viste ropas casuales; su piel es morena de un tono muy bello y sus ojos son cafés rojizos.
—Todos te dispararemos o atacaremos si haces algo raro —otro de los que parecen ser «guardianes» de los reyes me advierte. Él pertenece sin duda a Techtra, usa lentes y tiene cabello corto. Es de tez clara y sus ropas son azules como la de cualquier otro mago. Su cuerpo corpulento.
—¡Je, je, je! Esto se pone interesante —menciona de manera burlona un extraño sujeto que no tiene cabello, sino fuego vivo que crece de su cráneo. Sin duda él es un elemental ígneo.
—Humano, tira tus armas ahora si no deseas morir —exige una mujer que acerca a mí un espadón con ornamentas de diversas plantas talladas en la hoja. Ella es una mujer elfo de cabello azul, ojos amarillos y piel blanca como la nieve; viste una armadura plateada que cubre todo su cuerpo con ropas blancas debajo.
—¡Alto todos, dejen que hable! —Exclama uno de los reyes, quien está fumando un cigarrillo en el momento. Él es un hombre de ropas rojas, cabello largo hasta los hombros de color castaño, ojos cafés oscuro, piel clara y complexión corpulenta. Debe tratarse del rey Parada, pues se encuentra por enfrente de él el único mago del lugar.
—No conozco mi nombre, no sé siquiera quién soy. Vine a buscar respuestas sobre lo que represento y de mi pasado. También quiero saber sobre el piromante que aparece aquí en Techtra—digo sin mover una sola pestaña. Los líderes se ven los unos a los otros y entonces la puerta de la sala se abre gracias a un golpe. Aldo y Alex entrar de inmediato al lugar.
—Rayos. Nicolás, bato, déjame matarla por su intromisión —pide Aldo con una frialdad inigualable observando al rey de los fantasmas. Entonces Nicolás lo mira a los ojos y luego regresa su vista a mí. Nicolás posee ropas negras, blancas y doradas; tiene dos llamas azules muy débiles situadas sobre sus hombros, justo como un piromante azul, pero tenues. Todo su ser es translucido y flota de manera inerte en el aire. Según sé, es el único rey que ha continuado su reinado desde la leyenda.
—Mmm… Debería, la verdad —responde Nicolás intentando tomar una decisión, pero entonces el rey elfo los detiene.
El rey de Yajitawa es de piel morena y ojos verdes; su pelo es ondulado y está peinado en forma de libro desde en medio de su frente, su cabello es de un color café oscuro. Posee ropas verdes muy hermosas que le diferencian de los demás sin mucho esfuerzo.
—Kashia, retira tu espada, querida. No seas mal educada. En nuestro reino no somos así. Espera un poco tú también, Nicolás —dice el rey elfo seguro. Él se dirige a Kashia, la elfo de cabello azul, que retira su espada al instante que su rey se lo indica. Aquella coloca su arma en su funda.
Todos los líderes voltearon al rey elfo desconcertados una vez que su guardia camina un par de pasos hacia él avergonzada.
—Pero señor… perdone, por favor. No debí siquiera intentar interrogar sus decisiones. Cuando es sobre su seguridad… usted sabe —responde Kashia algo confundida a la par que me daba la espalda para ver a su rey e inclinarse ante él.
La reina de morado, quien yo creo es la soberana de las brujas, observa silenciosamente y con gran interés a los elfos, como si desaprobara la decisión. Entonces el líder de los elementales habla emberrinchado.
—Rey elfo. ¿Qué pasa? ¿Por qué esa seguridad? ¿La conoces acaso? —Pregunta el elemental con un profundo desprecio y una voz que me parece bastante molesta. Él es de estatura baja y de piel aperlada; sus ojos son celestes. Él tampoco posee cabello, sino agua, formada como si fuera pelo muy hermoso, ondulado y abundante.
—No, pero sabía que vendría. Ella escuchará lo que tenemos que decir en su lugar. Saben que ya no vendrá —responde el rey de los elfos muy seguro de sí mismo viendo al soberano de los gatos, mismo que asiente con la cabeza y mira a Alex.
—Me parece bien, pero debe jurar no hacer nada más que escuchar y opinar cuando se le indique —replica el rey de los elementales molesto.
—Me parece justo, ustedes están reunidos por los eventos recientes, ¿no es así? Tengo información sobre estos y la leyenda de «el reino del fuego» —declaro algo nerviosa, todavía siendo amenazada por otros guardaespaldas reales.
Mis palabras parecen convencer a todos. El rey Parada alza la mano y habla con mucha confianza, además de autoridad.
—Muy bien. Por favor, mujer, ve al estante que pertenece a los humanos, el qué está justo debajo del estandarte de tu pueblo —pide el rey de los magos tan pronto como terminé de hablar.
Cada estante tiene la representación de su pueblo por encima de éste, todos de un color diferente, completan los siete tonos del arcoíris. El lugar donde los reyes posan es un podio circular dos escalones más alto, con el símbolo del pueblo grabado en éste.
Alex y Aldo se posaron enfrente de sus reyes. Mi amigo gato sólo le devuelve una extraña mirada a su líder, Toledo, quien lo ve algo molesto. El rey de las bestias gato es un hombre robusto de abundante barba con pelo largo hasta el mentón, peinado en forma de libro; usa también lentes con armazón ligero de color negro y rectangulares. Como toda bestia gato, tiene dos pequeñas orejas de felino por encima de su cabeza de pelaje café y su rostro es muy serio al igual que el de su acompañante, aunque Alex parece, más qué serio, enojado.
Editado: 03.07.2021