El Reino entre las Estrellas

Capítulo 5: Luz y Sombras

El sol iluminaba Aeryon con un brillo cálido y renovador. Tras superar las pruebas del lugar sagrado, Seren y Eidan regresaban a la ciudad, sus corazones aún palpitando con la intensidad de las experiencias vividas. La gente los recibía con miradas de admiración y esperanza; sus hazañas habían fortalecido la moral de todos.

—Nunca imaginé que superar las pruebas podría hacernos sentir tan… completos —dijo Seren, entrelazando sus dedos con los de Eidan mientras caminaban por las calles reconstruidas.

—No se trata solo de fuerza o magia —respondió Eidan, sonriendo—. Se trata de nosotros, de nuestro vínculo. Siempre juntos.

Kael los esperaba en la torre central, con un semblante grave pero sereno.
—Han logrado algo que pocos podrían —dijo—. No solo han equilibrado la luz y la oscuridad dentro del lugar sagrado, sino que su unión ha inspirado a todos. Sin embargo, la profecía aún no termina. Una amenaza mayor se avecina, más astuta y peligrosa que cualquier otra.

Seren frunció el ceño, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda.
—¿Otra amenaza? —susurró—. ¿Cuándo podremos descansar?

—Tal vez nunca —dijo Eidan, sosteniendo su rostro con ternura y besándola suavemente—. Pero mientras estemos juntos, podemos enfrentar cualquier cosa. Siempre juntos.

Los días siguientes fueron de preparación y reflexión. Seren y Eidan entrenaban juntos, perfeccionando no solo sus habilidades, sino también su capacidad de sincronizar sus corazones y mentes. Cada gesto, cada mirada y cada roce reforzaba su vínculo, que ahora era más fuerte que nunca.

—Nuestro amor es nuestra mayor fortaleza —dijo Seren una noche mientras observaban el cielo estrellado desde la muralla—. Incluso cuando todo parezca perdido, nuestra unión nos guiará.

—Y mientras lo mantengamos —respondió Eidan, abrazándola con fuerza—, ninguna sombra ni profecía podrá separarnos.

Sin embargo, los pergaminos antiguos mostraban indicios de un enemigo que había observado sus progresos desde las sombras. Esta fuerza buscaba no solo desafiar su poder, sino también poner a prueba su vínculo y su amor, intentando descubrir si la Luz del Corazón Unido podía resistir la corrupción de la oscuridad más pura.

Las consecuencias de superar las pruebas habían fortalecido a Seren y Eidan, pero la profecía aún no había terminado.
Mientras su amor y confianza crecían, también lo hacía la sombra que buscaba ponerlos a prueba de una manera aún más peligrosa y astuta.

La noche cayó sobre Aeryon, cubriendo la ciudad con un manto de calma que ocultaba un peligro latente. Seren y Eidan patrullaban la muralla norte, sintiendo que algo acechaba más allá del horizonte. Cada susurro del viento y cada sombra parecía más intensa que antes.

—Siento… que alguien nos observa —susurró Seren, su luz azul parpadeando suavemente—. No es Lorian ni las sombras que enfrentamos antes. Esto es diferente.

Eidan apretó su mano con fuerza, acercándola a sí.
—Entonces enfrentaremos esto juntos —dijo—. Siempre juntos.

Kael apareció de repente, con un pergamino antiguo en sus manos.
—He detectado un aumento en la energía oscura —dijo—. Esta fuerza no busca solo destruirlos; quiere corromper su vínculo. Deben estar preparados para todo.

—¿Corromper nuestro vínculo? —preguntó Seren, frunciendo el ceño—. ¿Cómo es posible?

—La profecía habla de una oscuridad capaz de distorsionar la confianza y el amor, intentando sembrar dudas y miedo —explicó Kael—. Su mayor prueba aún está por venir.

Eidan sostuvo su rostro entre sus manos, mirándola con intensidad y ternura.
—Siempre juntos —dijo—. Nada podrá separarnos, ni siquiera la oscuridad más antigua.

Esa misma noche, la primera manifestación de la nueva amenaza apareció. Una sombra etérea y cambiante descendió sobre la ciudad, absorbiendo la luz a su alrededor. Susurraba promesas de poder y destrucción, intentando manipular los miedos de Seren y Eidan, haciendo que cada duda surgiera como un filo invisible entre ellos.

—¡Eidan…! —gritó Seren, mientras la sombra se arremolinaba a su alrededor—. ¡No dejes que nos separe!

—Nunca lo haré —respondió Eidan, fusionando su espada con la luz azul de Seren—. Siempre juntos.

La luz de sus corazones se combinó en un estallido que iluminó la muralla y repelió parcialmente la sombra, demostrando que su unión era más fuerte que cualquier intento de corrupción. Sin embargo, ambos comprendieron que la amenaza era más astuta de lo que habían enfrentado antes: no era solo un enemigo físico, sino también psicológico y emocional.

La sombra que acechaba era un recordatorio de que, aunque su vínculo era fuerte, cada desafío futuro requeriría confianza absoluta, amor inquebrantable y coraje.
Seren y Eidan comprendieron que lo que venía pondría a prueba todo lo que habían logrado, y que su relación se convertiría en la clave para proteger no solo a Aeryon, sino también a ellos mismos.

La sombra que acechaba Aeryon se intensificaba con cada hora que pasaba. Susurraba al oído de Seren y Eidan, mostrando visiones donde podían perderse, donde la desconfianza se filtraba entre ellos y donde la ciudad sucumbía a la oscuridad. Cada imagen era tan vívida que parecía real.

—Eidan… —jadeó Seren, temblando—. ¿Y si no podemos superarlo? ¿Y si nos separa?

Eidan sostuvo sus manos con fuerza, mirándola directamente a los ojos.
—Nunca me separarás —dijo—. Siempre juntos, Seren. Cada prueba que enfrentamos solo nos ha hecho más fuertes.

La sombra se materializó ante ellos, tomando la forma de sus peores miedos: un reflejo de ellos mismos, distorsionado y corrupto. Cada golpe de la criatura parecía buscar no sus cuerpos, sino sus emociones, tratando de quebrar la confianza que los unía.

—No dejaremos que esto nos destruya —dijo Seren, su luz azul envolviendo a ambos—. Nuestra fuerza está en nuestra unión.

—Siempre juntos —repitió Eidan, fusionando su espada con la luz de Seren en un destello cegador.




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