Aeryon parecía haber recuperado la calma, pero la paz era frágil. Los cielos, aunque despejados, tenían un matiz gris que hacía que Seren y Eidan se sintieran vigilados. Kael los reunió en la Torre del Guardián con un semblante serio.
—La profecía aún no ha concluido —dijo Kael, desplegando un pergamino que brillaba con runas antiguas—. Una nueva fuerza se aproxima. No es como la sombra anterior; esta es más astuta, más estratégica y capaz de manipular la oscuridad desde dentro.
—¿Qué significa “manipular la oscuridad desde dentro”? —preguntó Seren, frunciendo el ceño.
—Significa que intentará dividirlos, no solo físicamente, sino emocionalmente —explicó Kael—. Pondrá a prueba su confianza y amor de formas que jamás han enfrentado.
Eidan tomó la mano de Seren, acercándola a sí.
—Entonces enfrentaremos esto juntos —dijo—. Siempre juntos.
Una brisa cálida recorrió la torre, y la luz azul del corazón de Seren brilló más intensamente, respondiendo a la energía que emanaba de su vínculo. Ambos comprendieron que la fuerza de su amor seguiría siendo su mejor defensa y la clave para superar cualquier desafío futuro.
Durante los días siguientes, prepararon estrategias y entrenaron con intensidad. Seren y Eidan perfeccionaban sus habilidades, combinando magia, espada y la sincronización de sus corazones. Cada instante juntos fortalecía su vínculo, y cada desafío superado aumentaba la confianza en su unión.
—Nuestro amor nos guía —dijo Seren una noche mientras ambos descansaban bajo las estrellas—. Incluso cuando la oscuridad acecha, nuestra unión será nuestra luz.
—Siempre juntos —respondió Eidan, abrazándola con fuerza y besándola suavemente—. Y mientras lo mantengamos, ninguna amenaza podrá separarnos.
Sin embargo, los rumores y señales que Kael había recopilado indicaban que esta nueva amenaza no solo era poderosa, sino también estratégica: observaba sus movimientos, aprendía de cada victoria y buscaba la manera de explotar cualquier grieta en su vínculo. Seren y Eidan comprendieron que necesitarían no solo fuerza, sino ingenio, astucia y una fe inquebrantable en su amor para enfrentar lo que venía.
La próxima amenaza era más compleja y peligrosa que cualquier sombra enfrentada hasta ahora.
Seren y Eidan comprendieron que su amor no solo sería su refugio, sino también su arma más poderosa en la batalla que se avecinaba.
El amanecer iluminaba Aeryon con un resplandor dorado, pero la ciudad aún conservaba ecos de la reciente batalla. Seren y Eidan salieron de la Torre del Guardián, decididos a rastrear los indicios de la nueva amenaza. Cada paso los acercaba a un territorio desconocido, donde la magia antigua y las sombras sutiles parecían observarlos.
—Eidan… —susurró Seren, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda—. Siento que esta amenaza… no es como ninguna otra que hayamos enfrentado.
—Entonces avanzaremos juntos —dijo Eidan, entrelazando sus dedos con los de ella—. Siempre juntos.
Los primeros obstáculos no tardaron en aparecer: trampas mágicas, ilusiones que desorientaban el sentido del tiempo y enemigos que atacaban desde lugares inesperados. Cada desafío exigía precisión, rapidez y una coordinación perfecta entre ellos.
—Debemos confiar el uno en el otro —dijo Seren mientras esquivaba un ataque ilusorio que intentaba separarlos—. Cada movimiento depende de nuestra sincronización y nuestro vínculo.
—Siempre juntos —respondió Eidan, fusionando su espada con la luz azul de Seren para atravesar la ilusión.
Durante la jornada, se encontraron con aldeanos que habían sido afectados por la influencia de la nueva amenaza. Algunos estaban desorientados, otros aterrados, pero todos reflejaban la manipulación emocional de este enemigo. Seren y Eidan se dieron cuenta de que la lucha no era solo física, sino también psicológica y estratégica.
—Cada persona que vemos afectada… —dijo Seren, apretando su mano con fuerza—. Esto es más grande que nosotros. Debemos ser inteligentes y mantenernos unidos.
—Y lo lograremos —respondió Eidan, mirándola con intensidad—. Siempre juntos. Nuestro amor será nuestra guía y nuestra fuerza.
A medida que avanzaban, su romance se profundizaba bajo la tensión de la misión. Cada gesto de apoyo, cada mirada cómplice y cada toque físico se convertía en un recordatorio de que su unión era la clave para superar la amenaza que se cernía sobre Aeryon. Incluso en medio del peligro, lograban encontrar momentos de intimidad y ternura que reforzaban su vínculo y les daban fuerza para continuar.
—Nunca había sentido algo tan fuerte —susurró Seren mientras se apoyaba en su hombro durante un breve descanso—. Nuestro amor… nos hace invencibles.
—Siempre juntos —dijo Eidan, abrazándola con fuerza—. Y mientras lo mantengamos, ninguna estrategia ni sombra podrá separarnos.
Los primeros obstáculos demostraron que la nueva amenaza no solo era poderosa, sino también estratégica y capaz de manipular emociones.
Seren y Eidan comprendieron que su vínculo y amor serían la clave para enfrentarse a los desafíos que se avecinaban, y que su sincronización y confianza mutua serían su mejor arma.
La noche cayó sobre Aeryon, cubriendo la ciudad con sombras que parecían moverse con vida propia. Seren y Eidan avanzaban con cautela, siguiendo los rastros de energía oscura que la nueva amenaza dejaba a su paso. Cada paso estaba lleno de tensión, y la atmósfera parecía cargada de presagios.
—Eidan… —susurró Seren, sintiendo un frío que calaba hasta los huesos—. Esto se siente diferente… más peligroso.
—Entonces avancemos juntos —dijo Eidan, entrelazando sus dedos con los de ella y fusionando sus energías—. Siempre juntos.