El Reino Kimin: La Odisea de Lomin

C A P I T U L O 6: NEUL

Fortaleza Dogok, Reino Kimin

El príncipe Neul se encontraba en la torre de vigilancia frontal que daba vista a gran parte del reino y sus aldeas.

Su mirada estaba fija en la aldea liderada por el regente Galanis quien velaba principalmente por los aldeanos y su hija Lomin, lo cual lo convertía en un gran adversario a competir contra el traspaso de la corona, pero no iba a dejarse vencer tan fácilmente aun si eso significaba tener que deshacerse de él.

La mano derecha del príncipe arribó hacia la torre y se posicionó a su lado colocando ambas manos detrás de su espalda.

—¿Cómo se encuentra la salud del regente Galanis?— interrogó el príncipe Neul.

—Sus condiciones son óptimas e idóneas, señor.

El príncipe soltó una risa que demostraba claramente su molestia.

—Es un problema de cuál tenemos que encargarnos— avisó— ¿Cuáles son las actualizaciones acerca de Ajax?

—El médico del pueblo ha recomendado tenerlo aislado momentáneamente, en caso contrario podría desatar una endemia. El contacto fisico puede resultar letal.

El príncipe giró la mirada hacia su erudito y aclaró su garganta.

—Prepara a Ajax para que encargue de unos recados hacia la aldea— pidió.

El erudito lo observó con turbación.

—Pero, Príncipe Neul, podría causar un caos que no podremos controlar.

—Es una orden, erudito Lekkas— el príncipe avanzo un paso hacia él—No olvides que no seré el único beneficiario al obtener la corona y asegúrate de que Galanis sea inquinado.

El erudito se limitó a asentir para posteriormente ir en busca del plebeyo Ajax.

Se adentró en el castillo y se encaminó hasta las mazmorras ubicadas en las profundidades de la fortaleza Dogok. Antes de bajar a las mazmorras, se aseguró de cubrirse el rostro en su totalidad, a excepción de sus fosas nasales.

Lekkas tomó el manojo de llaves que traía consigo y avanzó hacia la celda en la cual se encontraba Ajax.

—El príncipe Neul tiene una petición para ti— avisó Lekkas.

El plebeyo se encontraba refugiado en un rincón de la celda.

—¿Una petición?, ¿qué clase de petición ha solicitado el príncipe Neul?— interrogó con inquietud.

—Liderarás al ejército de provisiones y personalmente le entregarás a Galanis los materiales para su taller de herradura.

—¿Me enviarán a la aldea aun sabiendo mi condición?— se alertó.

Lekkas realizó un breve silencio para proseguir.

—¿He dicho petición?, lo siento, es uma orden, plebeyo— replicó con fastidio.

—¿Qué hay del Rey Lutus?, ¿está al tanto de la petición del príncipe?

Lekkas avanzó unos pasos hacia el plebeyo.

—Sabes mejor que nadie que no estarías respirando de no ser por el príncipe Neul quien evitó que te ejecutaran, ¿verdad?

Ajax se arrodilló ante Lekkas y juntó sus manos en señal de ruego.

—¡Por favor, no me envíen a la aldea, podría desatar una tragedia!

—Es eso o ejecutarte aquí mismo.

—Por favor, Lekkas. Sabes lo que podría pasar— insistió una vez más.

—Prepárate, saldrán en unos minutos. Si no apareces, lo tomaré como que has elegido la muerte— finalizó haciendo caso omiso a las advertencias de Ajax.

El ejército se encontraba frente al príncipe Neul, a la espera del plebeyo Ajax.

—¿Qué le está tomando tanto tiempo?— interrogó en un susurro Neul al erudito Lekkas quien se encontraba a su lado.

—Le he advertido que si no se presentaba recibiría la muerte a cambio— respondió en el mismo tono.

—Ve a buscarlo— ordenó.

Lekkas asintió y se giró en dirección hacia el castillo.

Ajax venía de camino con pasos lentos y dudosos.

—No hace falta, señor.

El príncipe Neul se giró hacia el plebeyo y formó una sonrisa victoriosa.

Ajax se centró al frente al ejército mientras sus ojos titubeaban.

El príncipe avanzó hacia él.

—Consigue que Galanis contraiga la enfermedad y prometo que no deberás preocuparte por tu familia cuando no te encuentres entre nosotros. Consíguelo y me aseguraré de que tu esposa e hija vivan con gran comodidad lo que resta de sus vidas— aseguró el príncipe.

Ajax produjo un breve silencio y tragó saliva.

—¿Lo promete?— interrogó con sus palabras temblorosas.

—Sabes que soy un hombre de palabra— replicó con seguridad.

Ajax se limitó a asentir ante la respuesta del príncipe para posteriormente montarse en el caballo que los llevaría hasta la aldea.

—Adelante, soldados— esbozó Ajax a lo alto para que el ejército pudiera oírlo.

Emprendió camino hacia la aldea, mientras detrás de él lo acompañaba un pequeño ejército de soldados montados en caballos mientras arrastraban consigo una carroza con los materiales a ser entregados.

El príncipe y Lakkas se quedaron observando al ejército momentáneamente.

—Has advertido a los soldados de que ante cualquier acción sospechosa de Ajax, sea ejecutado, ¿verdad?

Lekkas asintió ante su pregunta.

—Dorian se encargará de ello— respondió en referencia a uno de los soldados.

—Buen trabajo, erudito. Regresa al castillo hasta que vuelva a necesitarte.

Lekkas asintió nuevamente y realizó una reverencia antes de adentrarse en el castillo.

...

Aldea Principal, Reino Kimin

—Los soldados del Rey Lutus están en camino— avisó uno de los aldeanos al regente Galanis.

—Gracias por el aviso, Kayros.

Galanis quien se encontraba trabajando en su taller de herrería, detuvo sus quehaceres para ir a recibir a los soldados.

Se ubicó al frente a los aldeanos y efectúo una reverencia al observar al mensajero quien se desmontaba de su caballo.

—Sea bienvenido, mensajero— saludó Galanis.

Ajax se acercó hacia él.

—Agradezco su recibiendo, regente Galanis. Sabrá disculpar mi inapropiada actitud de no poder exteriorizar mi rostro, pero un accidente con uno de los fogones ha desencadenado una quemadura en mi rostro y no debe ser expuesta al sol— se disculpó en referencia a la cubierta que llevaba en su rostro a excepción de sus ojos.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.