Mientras el grupo se reunía en el norte con Kael y en el sur con Sylas, la búsqueda de Lysandra, la hechicera, continuaba en las tierras misteriosas más allá del Bosque Oscuro. Esta mujer no era como los demás. Había sido tocada por las sombras en su juventud, y su poder residía en su habilidad para manipular tanto la luz como la oscuridad. Había aprendido a equilibrar ambos mundos dentro de sí, una habilidad única que la hacía más poderosa y peligrosa que muchos de los hechiceros conocidos.
El Bosque Oscuro era, como su nombre indicaba, un lugar temido por muchos. El aire estaba impregnado con magia oscura y misterios olvidados. Pocos se atrevían a entrar, y menos aún regresaban. Pero Ingrid había dicho que Lysandra debía ser encontrada, que su magia era crucial para la supervivencia de la niña.
El viaje fue arduo y peligroso, con criaturas sombrías acechando en cada rincón. De repente, entre la niebla, se vio una figura solitaria, con una capa negra que la hacía desaparecer entre las sombras. Era Lysandra. Su rostro, joven pero marcado por los vestigios de años de estudio en los confines de la magia, se iluminó brevemente al ver a Ingrid.
—Sabía que vendrías por mí, —dijo Lysandra, con una sonrisa que no llegó a tocar sus ojos. —"¿Qué es lo que realmente necesitan de mí?
Ingrid, con el corazón pesado por las sombras que se cernían sobre el destino de todos, miró a la hechicera.
—Tu poder... El equilibrio entre la luz y la oscuridad. Solo tú puedes enseñar a la niña a controlar su propia magia, a manejar las sombras que vienen con su nacimiento."
Lysandra asintió, pero una sombra de duda cruzó su rostro.—Sé lo que está en juego, Ingrid. Pero debo advertirles... No todo lo que es luz puede ser bueno, y no todo lo que es sombra debe ser destruido. La niña deberá caminar entre estos dos mundos, y cada decisión que tome la llevará hacia un destino incierto."
Ingrid asintió, su mirada fija en el horizonte, como si pudiera ver ya el futuro que les esperaba.—Lo sé. Pero debemos intentar salvar lo que podemos."
Con Lysandra a su lado, el último de los guardianes se unió al grupo. Ahora, con Kael, Sylas y Lysandra, el destino de Nordhaven estaba más cerca de cumplirse. Pero las sombras que se cernían sobre ellos eran más oscuras de lo que imaginaban, y el viaje hacia el futuro de la niña apenas comenzaba.
El grupo de guardianes, cada uno con habilidades únicas y pasados complejos, estaba finalmente reunido. La niña que había sido mencionada en la profecía, la que traería luz y oscuridad, ahora debía ser protegida a toda costa. Pero el enemigo ya estaba cerca, y el tiempo se estaba agotando. Nordhaven enfrentaba una amenaza mayor que nunca antes. Y solo con unidad y sacrificio, podrían resistir la tormenta que se acercaba.