El Reino Mágico de Nordhaven

El Último Resplandor

La batalla final había terminado. Las sombras que habían acechado Nordhaven, representadas por los temibles Sombras del Mar, habían sido derrotadas. El cielo, que había estado cubierto de nubes oscuras, comenzaba a despejarse. El sol, en su último aliento del día, iluminaba suavemente el horizonte, como una promesa de esperanza para el futuro.

Elara se encontraba en el campo de batalla, rodeada por sus guardianes: Kael, Sylas y Lysandra. La lucha había sido feroz, y cada uno de ellos había tenido que enfrentar sus propios demonios, tanto internos como externos. Había momentos en los que la sombra de la duda había acechado a Elara, pero sus guardianes, con su valentía y sabiduría, le habían mostrado el camino hacia la victoria.

Kael, con su mirada firme, se acercó a Elara y le ofreció una sonrisa cansada pero llena de orgullo. “Lo logramos, Princesa. Nordhaven está a salvo.”

Sylas, aunque exhausto, no pudo evitar una sonrisa irónica. “Nunca imaginé que sería el día en que alguien como tú... nos salvaría a todos.”

Lysandra, la hechicera de luz y oscuridad, observó a Elara con una expresión de satisfacción contenida. “El fuego y la sombra en tu interior han alcanzado su equilibrio. Has superado lo que pocos han logrado, Elara.”

Elara miró a sus guardianes, sus corazones lealmente unidos a ella. Sabía que, aunque la batalla había sido ganada, la verdadera victoria no solo residía en derrotar a los Sombras del Mar, sino en el profundo cambio que había ocurrido dentro de ella misma.

A medida que los últimos vestigios de la tormenta se disipaban, una figura se acercó a ellos desde la distancia: Ingrid. La anciana, que había sido la guía de Elara en su camino, ahora se mostraba más envejecida y débil que nunca, como si la batalla también hubiera marcado su propio destino. Sin embargo, sus ojos brillaban con una luz cálida y orgullosa.

“Elara,” dijo Ingrid, con una voz que parecía resonar con el eco de los siglos. “Hoy, no solo has salvado a Nordhaven. Has roto las cadenas que atan a las sombras. Y en tu corazón, la profecía ha sido cumplida.”

Elara la miró con gratitud. “Pero... ¿qué sucede ahora, Ingrid? ¿Qué será de nosotros?”

Ingrid sonrió, aunque la tristeza le empañaba los ojos. “La oscuridad siempre existirá en el mundo, Elara. Pero ahora sabes cómo enfrentarlo. La profecía no era un destino predeterminado, sino una oportunidad. Has elegido tu camino, y con él, has dado luz a un futuro que ni siquiera los videntes más antiguos pudieron prever.”

Sylas se adelantó y miró a Elara. “La batalla ha terminado, pero las cicatrices seguirán con nosotros. Debemos reconstruir lo que se ha perdido.”

Lysandra asintió. “Y equilibrar la luz y la sombra en nosotros mismos. No podemos permitir que el miedo a la oscuridad nos haga olvidar la belleza de la luz.”

Kael puso una mano sobre el hombro de Elara, apoyándola como siempre lo había hecho. “Lo que hemos vivido ha sido solo el principio. Pero ahora, Elara, no estás sola. Siempre estaremos a tu lado.”

Elara asintió con determinación. “Juntos, seguiremos adelante. Nordhaven renacerá.”

Mientras el sol se ponía detrás de las montañas, la figura de Elara se alzaba, ya no solo como la princesa de la profecía, sino como la líder del nuevo futuro de su reino. El viento, que había traído oscuridad y tormenta, ahora soplaba suavemente, acariciando su rostro con la promesa de un nuevo comienzo.



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En el texto hay: fuerza, unidad, amistad amigos familia

Editado: 06.04.2025

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