El Reino Sagrado de las Conspiraciones

Parte Cuatro.

El suelo cubierto de césped se sacudía en pequeña medida con cada paso que el mamut daba, en su lomo estaba sentado a la cabeza con dos ángeles a cada costado: a mi derecha estaba Astros y a mi izquierda, un poco por detrás de ambos, Raziel.

     A la distancia podía empezar a divisarse un enorme muro, este no solo era más alto que en Kereszt, sino que también los materiales del que estaba hecho parecían más sólidos y resistentes, algo que tiene sentido sabiendo que deben protegerse de criaturas iguales o peores a la que nos enfrentamos.

     –Nos acercamos a la ciudad de Theios –comentó el Querubín a lo que ninguno de nosotros dos les dio respuesta.

     En su lugar giré mi cabeza atrás solo para asegurarme de que nuestro botín seguía con nosotros, efectivamente ese era el caso.  El mamut cargaba por detrás una carreta de madera improvisada, hecha con troncos de la jungla y lianas en la cual reposaba el cuerpo sin vida de esa Bestia Divina similar a un gorila de seis metros.

     Manteniendo mi cabeza girada, esta vez mi vista se deslizó hasta el ángel que vestía ropa que parecía estar hecha de agua. –Ya estamos bastante cerca así que lanza tu hechizo de camuflaje. –El Vigilante de Área de las pirámides de Zoser asintió con la cabeza.

     Su libro se abrió y pequeñas constelaciones aparecieron en sus ojos. –[Secreto de Dios: Apariencia Distorsionada]. –Su hechizo no me afectó a mí, pero si a ellos dos. Acompañado de una onda expansiva invisible las alas de ambos seres desaparecieron y en su lugar orejas puntiagudas salieron a los costados de sus cabezas.

     <Que buen hechizo> sonreí para mí mismo al recordarlo <Cuando algunas misiones requerían NPCs del clan o nos invadían, Raziel lanzaba ese hechizo. Los enemigos no podían comprender como lo que parecía ser un arco de madera ordinario causaba el daño de un ítem de clase Legendaria> continué riéndome un poco más, que divertido era eso.

     Me di cuenta tarde de que la Maestra del Sexto Nivel me estaba observando, su mirada perpleja reflejaba asombro y curiosidad, algo que me parecía un poco exagerado para solo haberme reído. –¿Todo está bien señor? –preguntó ella con una mezcla de preocupación y curiosidad.

     Hice un gesto con mis hombros para no darle importancia. –Claro.

     Por suerte ese momento incomodo terminó rápido gracias al tonte de Raziel quien no tardó en soltar un comentario cuando nos acercamos más a la ciudad. Las murallas tenían torres de vigilancia custodiadas por Templarías, una gran cantidad de estos soldados también estaban en un pequeño puesto de avanzada varios metros antes de la llegada a la puerta principal de la ciudad.

     –Es muy retrograda la mentalidad de este país, si los hombres quieren también pueden ser capaces de ejercer trabajos que impliquen fuerza –sus brazos se cruzaron y levantó la mirada llena de satisfacción con su superioridad moral.

     Intenté colocar la cara más seria que mis músculos permitían. –¿Y qué vas a hacer al respecto?

     Su semblante de SJW se desarmó por completo, era capaz de hablar mucho, aunque de hacer poco. –Además así es su cultura…

     –Señor –el comentario de Astros me interrumpió.

    Me gustaría haber seguido y ver que tenía para decir, pero ese no pudo ser el caso, varias soldadas del reino hicieron unas señas desde la cima de una de las torres para que nos detuviéramos. El mamut que montábamos redujo el paso hasta frenar por completo a un lado del centro de avanzada.

     Bajamos de la criatura para toparnos con la seguridad de la ciudad, la gran mayoría de las soldadas que se acercaron se quedaron sorprendidas y analizando lo que cargábamos en la carreta por detrás. –Así es, nosotros hicimos eso –dije al terminar de bajar. Levanté un pulgar para apuntar a mi pecho con orgullo.

     –¿Solo ustedes tres? –agregó con un tono de desconcierto una de las Templarías–. Una sola guerrera y dos Voceros.

     –Me pregunto qué estrategia habrán usado –sumó otra.

     Una tercera Templaría, quien vestía una armadura ligeramente diferente se hizo presente dejando a todas las demás por detrás. –Necesito que se registren. –Ella sacó una tableta de madera con papel encima para empezar a hacer preguntas–. Nombre y Propósito.

     –Pensé que eso estaba claro –susurré para mí, como no quería causar problemas, contesté igual–. Soy Drimmar Diwedd y he venido para entregar los restos de esta…

     –Primatomorpha Prime –acotó Raziel salvándome de ese nombre difícil que no recordaba.

     La líder se me quedo viendo unos momentos más, esperando algo que no entendía, me dio la impresión de que no pareció convencerle mi nombre falso, aunque luego de unos segundos al no obtener respuesta empezó a escribir en el papel.

     A la par podía escuchar algunas conversaciones más entre las otras Templarías:

     –Esto es inesperado.

     –¿Quién es esta persona?

     –De todas formas, todo este material nos vendrá bien. 

     Mis labios se estiraron hasta formar otra sonrisa, íbamos por el camino correcto al parecer. Después de que la sede de los Paladines de esta ciudad registrara esta entrega, me quedaría matar dos o tres más y con ayuda del Primer Ministro podría ascender al rango de noble.

     <Todo va bien, cuando me vuelva noble debería poder acceder a archivos históricos importantes. Entre estos días Júpiter debería llegar a la capital y reunirse con el Primer Ministro, solo espero que no le den información importante y me gane>.

-----O-----

Mi estómago volvió a crujir acompañado de un pequeño dolor, no era nada grave, pero me obligaba a llevar una mano a los abdominales como si eso ayudara de algo <Mis clases de elfo me permiten pasar más tiempo sin comer, pero no eliminan la necesidad de hacerlo. No tengo que olvidármelo>.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.