El Reino Sagrado de las Conspiraciones

Parte Cuatro.

El aula se encontraba totalmente a oscuras, cortinas metálicas cubrían las ventadas ubicadas a la izquierda. El interior del lugar tenía un total de 40 escritorios y todos ocupados, cada uno de estos bancos tenían instalada una tablet; algunos estudiantes utilizaban un lápiz táctil para tomar notas y otros simplemente le prestaban atención al video.

     Una larga pantalla rectangular que hacía de pizarrón al frente de todos estaba transmitiendo un video, cuando este llegó a su final automáticamente se puso en pausa dejando como última escena una imagen de unas nubes, un lago y hielo sobre una montaña; todo unido por flechas para explicar el ciclo del agua.

     Con la finalización del video pudo escucharse el sonido de un mecanismo activarse, las cortinas metálicas empezaron a elevarse permitiendo que la luz entrara por las ventanas. Estas reflejaban un paisaje que parecía surreal, aunque era lo normal para los estudiantes.

      Del otro lado la potente y dañina luz solar era tapada por gigantescos pilares de metal, cemento y cables habitados por miles de personas cada uno. Todos los edificios emergían de la superficie del planeta, un océano de agua salada que se extendía por el horizonte y más allá.

      Por un momento los cuarenta estudiantes quedaron cegados por la luz aunque rápidamente sus ojos se acostumbraron. Los escritorios estaban acomodados en cuatro columnas con diez filas cada una. En frente de todos, el holograma de un joven adulto apareció. –Con eso concluimos la explicación estudiantes ¿a alguien le quedo alguna duda?

     Así eran las clases, algunas eran con profesores de carne y hueso y otras con inteligencias artificiales. A pesar de que estas últimas tenían una clase pre-grabada para reproducir tenían cierto grado de comprensión como para poder interpretar y responder preguntas más complejas.

     Sentada a mitad del curso Roció se abstuvo de levantar la mano, en su lugar ella sacó del cajón bajo su escritorio un cable USB. Ella conectó una parte a la mesa y la otra a la ranura detrás de su cabeza, donde acaba la columna vertebral, al hacerlo un cartel verde confirmando la conexión apareció.

     La chica procedió a guardar los apuntes que tomó y los envió a su cabeza, en realidad los guardó en un chip de datos de la escuela que tenía en un compartimento camuflado arriba de su ranura de conexión. 

     El profesor virtual continuó. –Esta bien, ya que nadie parece tener dudas voy a enviarles un Trabajo Practico de cinco puntos que pueden completar en grupos de entre dos a cuatro miembros. –Unos sonidos de desilusión se escucharon vagamente al saber que tendrían más tarea–. Además ya tengo los resultados del examen anterior. Luego de eso, los que lo reciban pueden retirarse de la clase.

     Un pequeño bullicio se generó ya que podrían salir 10 minutos antes de la clase. Aunque en medio de las voces de los alumnos al unisonó todos sus escritorios sonaron indicando la llegada de un mensaje, fue allí que el efímero momento de diversión de todos acabó.

     Al escuchar eso último, el cuerpo de la chica con melena castaña comenzó a sudar mucho, en especial sus manos. La pantalla digital de su escritorio tenía el icono de una carta titilando con un punto rojo en la parte superior izquierda, ella dejó salir un suspiro.

     No le importó manchar la pantalla del escritorio con sudor y presionó el icono para entrar a su examen y ver la nota. Ella tomó aire y lo mantuvo prisionero dentro de su cuerpo, cada órgano y célula de su cuerpo se detuvieron por un instante mientras el archivo se abría. El examen se aprobaba con seis, pero tenía que sacarse más de siete para mantener su promedio y que no fuera su fin.

     Después de eso ella se acercó a sus dos amigas con una enorme sonrisa sobre su rostro. –¿Qué tal les fue a ustedes chicas?

     Por un instante su amiga de pelo negro le devolvió una mirada de desagrado. –Ay no sonrías así Ro, te van a salir arrugas. Y no te queda bien. –Su otra amiga asintió con la cabeza para reforzar esa afirmación.

     Al instante la felicidad de su rostro se desvaneció y por un momento con una de sus manos se tocó los cachetes sintiéndose fea. –Bueno ¿quieren que hagamos juntos este TP?

     Ambas chicas en frente de ella intercambiaron miradas de incertidumbre y Roció tuvo que actuar rápido. –Pero no se preocupen, yo puedo hacer tres puntos y cada una hace uno.

     –¿No te parece mucho?

     –Oh no, tengo tiempo. Un poco de trabajo más no va a matarme.

     –Perfecto entonces –contestó su amiga de pelo negro y ambas le dieron la espalda para salir del curso–. Mas tarde te hablamos para ver cómo vas con eso.

     Una sonrisa volvió a flotar en su rostro, ahora tenía seguridad de que sus amigas le hablarían más tarde y ella no tendría que iniciar la conversación. Pero todavía le quedaba una tarea pendiente más, sus amigas no habían tomado apuntes ni prestado atención, por lo que prepararon sus cosas con antelación para salir.

     Los demás alumnos del curso todavía guardaban y se pasaban los archivos antes de salir, fue entonces que ella lo vio. Sentado al final del curso se encontraba Mariano, así que ella se le acercó, la imagen de ese lindo chico del otro día apareció en su rostro <Mi cerebro todavía mantiene el recuerdo de su olor a café y algo más> ella estaba maravillada, sus cadenas de metal, sus ojeras, su ropa negra, todo quedaba tan bien cuando lo vio a él usándolo.

     Al llegar al final del curso se encontró con su compañero, el rarito del curso <No entiendo como Coffe 69 puede ser amigo de alguien como él> y para variar en la pantalla de su escritorio Mariano mostraba muchas cosas, menos haber hecho la tarea. Una hoja en blanco mostraba dibujados muchos intentos de pentagramas rodeando algo que había escrito y decía algo asi: “Pentagrama. Signos dibujados en mi frente, cabezas de demonios y cabras representando a satanas y baphometo. Crucificando pers…”




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