No tenía palabras para la escena que se desarrollaba delante de mi <Fui un tonto…jamás, jamás imaginé que ellos podrían sentirse así al respecto> A corta distancia de mí el Vigilante de Área de la Tesorería estaba de rodillas con la cabeza mirando al suelo, y llorando, desconsoladamente.
Podía identificarme profundamente con su lamento y mis labios temblaron un momento antes de formar una mueca, dejé salir un triste suspiro. Con lentos pasos me acerqué hasta cortar nuestra distancia a escasos centímetros y luego coloqué mi mano sobre su hombro, la tela de su ropa era suave.
A veces pienso que Ludwig y los demás NPCs que creé ocultan un poco sus emociones o verdadera personalidad, en general eso pasa un poco con todos los habitantes del castillo. Pero que Arian liberara tan sinceramente sus sentimientos, golpeó con fuerza mi corazón, no podía imaginarme cuanto tiempo estuvo lamentándose como para no ocultarlos ahora ante mi presencia.
–Yo también lo extraño muchísimo, era alguien tan amigable y tan inteligente… –Levanté mi vista para observar el gran lugar en el que estábamos–. La confianza del Clan de Diwedd hacia él era tal que le permitimos encargarse de la Tesorería, y te creó a ti por ese motivo. Deberías honrar su nombre y no robarte los suministros de café.
Su negro cabello rulado llegaba a cubrirle los ojos por lo que solo podía notar como su boca temblaba igual que lo hizo la mía hace un momento. –Pero…quería intentar llamarlo para que venga, si ustedes están aquí entonces mi señor Lord_Capuccino también podría estar. Me gustaría poder volver a verlo aunque sea, y pensar en eso me hizo perder el autocontrol.
<Mis demás compañeros, todos ellos. También me gustaría poder estar con ellos otra vez, pero ahora solo viven en los recuerdos dentro de mi cabeza> observé otra vez a Arian, el ítem de su creador y todo este lugar <No, no viven solo en mis memorias. Ellos todavía están presentes en todo lo que hicieron>.
No estaba seguro si lo que estaba por hacer era lo correcto, nunca tuve hijos, así que no sabía mucho cómo reaccionar. De todas formas, levanté la mano de su hombro para pasarla por su pálida mejilla y limpiarle el rio de lágrimas. –Sé que no perdiste el autocontrol. Tu tristeza, es solo otra forma de sentir tu cariño hacia él; es dolorosa, pero tuya y nadie más podrá sentirlo.
Ahora si me puse de pie para alejarme un poco, ese Monarca del Averno también dejó de llorar para ponerse de pie. –Esta bien, siento mucho que tuviera que ver ese lado de mí.
–Por favor, no te disculpes. Tienes que devolver todo ese café que robaste.
–Pero tenerlo todo junto en su cámara del tesoro crea un olor parecido al de él.
<Ay no, si metió todo eso en la camara del tesoro de Lord_Capuccino entonces el café debe estar sucio. Espero que aun pueda usarse si se limpia> dejé salir un suspiro. –No dejes que tus recuerdos de él te encadenen, continuemos la vida recordándolo feliz; no lamentándonos sin hacer nada.
A pesar de ya no estar triste, si se desilusionó al respecto. –Entiendo.
<Quizás estar solo aquí dentro le hace difícil seguir adelante sin poder lamentarse>. –¿Te gustaría salir un rato? Tomar algo de aire fresco y conocer este otro mundo en el que estamos. –Justo recordé algo <¡Cierto! Esos demonios sexuales también tienen que salir a alimentarse, hasta restaurar el café aunque sea. Podría hacer que salgan juntos>.
–Bueno mi señor. Pero… ¿puedo conservar su ítem personalizado?
Una pequeña sonrisa se formó en mi rostro, el joven mitad demonio y mitad dragón se aferró con un poco de más fuerza a la guadaña de doble hoja entre sus brazos. Podía sentir que entre su cariñoso recuerdo se asomaba algo de codicia, después de todo esa guadaña es un Ítem Legendario como la mía. Solo que mientras la mía es una varita para lanzar magia la de él es el arma de un asesino.
–Hmmm está bien. –Me di media vuelta y Physs Cuss, quien estuvo cerca mío y en silencio todo este tiempo supo que ya iba a retirarme, así que se giró también–. Organizaré la salida y hablaremos de vuelta en poco tiempo. También vendrán algunas sirvientas Ninfas a buscar el café.
Después de haber salido de aquella Área y regresar al pasillo formado de libreros pude relajarme <Por suerte solo se debió a eso. Me preocupé demasiado que todo hubiera sido parte de un plan del Monarca de la Gula para sabotear la cocina de Lola para que elijamos la suya, por suerte ese no fue el caso>.
La Vigilante de Área del Observatorio caminó a mi lado, tenía un rico olor a perfume y sus grandes senos rebotaban con cada paso que daba. Me daba la sensación de que quería presumirlas ante mí, como un pescador que sacude su carnada para que un pez la atrape. –Fue muy conmovedor todo eso que dijo mi señor. –La excitación que acompañaba sus palabras me hacía difícil tomármelas en serio.
–Qué bueno ¿Tú también te sientes así al respecto?
–Por supuesto que extraño a mi creador, pero además de crearme también hizo a mis subordinados que me hacen compañía.
–Hablando sobre eso, estoy pensando en donde podría sacarlos a ustedes para que se alimenten un poco hasta que haya más café. Creo que debería haber pueblos a las afueras de las ciudades del Reino Sagrado, no creo que tengan mucha seguridad, así que debería ser bueno que vayan allí. Y Arian los acompañaría.
–Ahhhhhhh. –Un fuerte gemido saliendo de su boca me tomó por sorpresa–. Me parece genial eso y creo que mis subordinados también estarán felices. Poder descubrir como saben las personas de este mundo, será una nueva experiencia y nosotros adoramos eso.
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Editado: 27.06.2024