El mes había pasado demasiado rápido, estuvimos organizando absolutamente todo. Zuri al principio no quería una gran fiesta, solo una pequeña cena en familia porque a ella no le gusta las aglomeraciones y en nuestro caso es algo que es imposible evitar. Estábamos a dos semanas de la celebración, tuvimos algunas dificultades al principio, pero pudimos resolverlas a tiempo.
El cumpleaños de Zuri ya había llegado, dos semanas pasaron súper rápido y en casa estábamos locos ordenando el salón principal, poniendo las flores que a ella le gustan, la banda, las mesas con sus adornos, los listones. Mi madre estaba con ella en la habitación arreglándola para esta noche triunfal. Vendrían nobles de todo el reino y la familia imperial.
A las 4:00 PM terminamos de ordenar todo, solo faltaba que los invitados llegaran. Subí a mi habitación a cambiarme y elegí un vestido azul cielo que tenía adornos en la espalda y mangas. Solté mi cabello y me puse un poco de maquillaje sin perder mi naturalidad.
Cuando bajé al salón ya habían llegado la mayoría de los invitados, faltaba la familia real, duques y mis hermanos. Me dirigí a la habitación de mi hermana y no podía creer que mi pequeña niña ya se convertía en adolescente, mi madre le compró un vestido rosa que tenía diamantes. Se miraba tan hermosa y mi madre no pudo evitar llorar. Cuando estuvimos listas, bajamos al salón.
Mis hermanos ya habían llegado y también el príncipe que vestía su traje del ejército. Las chicas babeaban por él, mientras solo permanecía sentado junto a mis hermanos con la mirada fría y rostro sombrío.
Bajamos y todos nos miraron, también aplaudieron. Luego el rey dio unas palabras en honor a mi hermana e iniciar la celebración, mis hermanos bailaron con ella en un vals. Mi madre también les dio las gracias a los invitados y les pidió que disfrutaran de la fiesta. Yo estaba sentada un poco lejos con unas amigas de la clase superior, pero en eso John se acercó hacia nosotras y saludó a las chicas de manera fría.
—Buenas noches, señoritas, Fiorella. —mirándome fijamente.
—Buenas noches, príncipe John. ¿Me quiere invitar a un baile? —precipitó Alicia a preguntar.
—De ninguna manera, pero me encantaría bailar con Fiorella. —viendo de manera fría a las demás.
Después de esto sin duda, me ganaré el odio de todas y en especial la hija de Inés.
—Está bien, príncipe John. —juro que moría de vergüenza.
Nos dirigimos al centro a bailar, los demás nos miraron mientras bailamos con tanta sincronización, pero su mirada seguía fría y apagada. Esos ojos escondían tristeza. Su aura era muy dominante y casi me ganaba el valor, pero no lo iba a lograr. Solo me miraba detenidamente como si intentara averiguar algo.
—Fiorella, eres muy hermosa. ¿Lo sabías? —dijo matando la tensión que había entre nosotros.
—Muchas gracias, John.
—Solo he dicho la verdad, gracias a ti por aceptarme el baile.
—Ni que lo diga, ahora las señoritas van a odiarme por haberlo hecho. —dije viendo a las demás que me veían como si quisieran matarme.
—No te preocupes, ellas no importan mientras esté bailando contigo. Me gustaría conocerte y hablar más.
—Lo dices porque tú te mantienes lejos de esto, pero yo estoy con ellas en clases.
—No ha respondido si tú quieres conocerme también. —volvía a ignorar mis oraciones.
—Me encantaría, pero tengo miedo de que eso genere más odio en las jóvenes que suspiran por usted, príncipe. —dándole una leve sonrisa
—No se preocupe por eso, no se meterán con usted porque si lo hacen es como si le faltaran el respeto al príncipe heredero. —frunciendo el ceño.
—Eso sería aprovecharse de sus derechos como príncipe.
—No me importaría si es así, señorita. ¿Te gustaría ir conmigo a revisar una mercancía mañana?
—Mañana tengo clases.
—No te preocupes por eso, me haré cargo de enseñarte mejor que ese profesor.
—Acepto el reto. —Fiorella, eres una tonta.
—Mañana a las 12:00 PM pasaré por ti.
—Está bien, John.
Durante la fiesta, mis “amigas” se alejaron poco a poco de mi lado. Había familias ricas ahí que eran hijas de duques y mercaderes importantes del país. Al principio me molestaba, pero luego recordé lo que mi madre me decía: Si alguien no quiere juntarse contigo, no tienes por qué rogar.
Desde ese día ellas cambiaron conmigo, Alicia haría lo imposible por destruirme hasta arruinar la reputación de mi familia, pero tomaré esto para demostrar el carácter como miembro de la familia.
La fiesta terminó y nos despedimos de los invitados dando gracias por su compañía y regalos. El rey se dirigía a su carruaje con el otro príncipe Leo y le pidió a John que se fueran, pero mis hermanos dijeron que le permitiera quedarse esa noche en casa. ¿QUÉ?
El rey aceptó, en realidad el reino estaba cerca de mi casa por eso aceptó que se quedara con nosotros. Me quedé atónita y solo dije: Ni modo.
Mis hermanos ayudaron a arreglar el salón y a limpiar, el príncipe también lo hizo y mi mamá preparó un poco de té. Me lo tomé y me despedí de todos porque estaba cansada, me bañé y por el efecto del té me quedé dormida cuando terminé de ponerme el pijama.