El relicario

Prólogo

Quizás todos creen que soy la perfecta vecina del hotel de Stand Wolf, en parte, lo era hace tiempo. Hace nueve años que estoy aquí, he visto turistas emocionados por la bella vista a la playa, estudiantes excitados, parejas separadas, nuevos romances, en fin todo lo que pasaba, la razón es que el portero del hotel se le soltaba la lengua un par de veces de lo que ocurría.

Cuando llegué aquí, mis calificaciones eran perfectas, había conseguido un buen trabajo como secretaría, aunque era solo temporal, hasta que piense que es bueno para mí, y lo mejor de todo es que hace menos de dos años, comparto el mismo hotel con algunos amigos. Mis padres lo costeaban hasta que mi dinero fuera suficiente para mantenerme, pero me bastaba con mi empleo.
Me encontraba en la habitación 401, había 600 habitaciones, justamente en el mismo piso, en el 402, estaba mi mejor y leal amigo, Rayan Valdez, era increíblemente atractivo, pero hemos sido amigos desde los cinco años. En el piso de abajo estaba Jack Harrison, alto, delgado, con un gran sentido del humor y fiel soltero. Junto a él también estaba Margot Fitur, una  extranjera que habíamos conocido hace poco, pero que nos había traído un poco de felicidad al grupo de tres.

Siempre tenemos las mejores charlas en los balcones, todos estamos atareados y casi no tenemos tiempo para juntarnos. Rayan me ha convencido de ir a una fiesta en la playa, esas nunca acaban bien, asistí a nueve de ellas, las cuales volví lo suficientemente ebria y en otras me robaron todo de regreso a casa.
Pero este año estar en una fiesta no es mi prioridad y se lo vivo remarcando a Rayan. Margot y Jack están entusiasmados y no quiero romperles la ilusión y quedarme a verlos desde aquí.
Además ¿Qué podría salir mal?




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