Están en el viejo salón repleto de cosas de la casa del Profe, Lara y Fede se miran y el Profe, ceremoniosamente, les muestra un reloj y dice: "es mágico, si quieren tocarlo háganlo con mucho cuidado, quién sabe qué pasaría si suena, les cuento la historia?"
"Sí, claro!" -dicen ellos.
"Bien, cuenta la leyenda que un hombre muy pero muy rico un día se entera de que padece una enfermedad neurológica degenerativa (de ésto hace muchísimo tiempo pero creo que era alzheimer), el caso es que este hombre que llamaremos Carson viaja por todo el mundo buscando un médico que lo cure, hasta que encuentra uno que le ofrece una solución increíble: un reloj cuyo mecanismo estaba hechizado para que marcara cada hora, o cada día o mes, como si fuera un año, solo había que programarlo en la "velocidad" que uno quería darle al tiempo y luego acostarse a dormir; si, es un reloj despertador.
Pero sucede que Carson le confió este secreto tan importante a su médico de cabecera cuando regresó a Argentina quien enseguida pensó en otro destino para el reloj, por supuesto acompañó a Carson en los preparativos de su desaparición, así como en la instalación de un laboratorio a nombre del médico, compraron una isla donde construyeron una cabaña de piedra para que Carson "durmiera".
Cuando todo estuvo listo, Carson tomó una pócima cuya receta le dieron con el reloj y se quedó dormido.
El reloj apareció hace poco en las ruinas de un laboratorio que se destruyó por completo en un incendio, el único cuerpo que se encontró es el del médico que debería haber muerto de viejo hace muchos años; el caso es que el cuerpo estaba aferrado a una caja de metal dentro de la cual estaba el reloj y la llave de una casa.
Esa es la casona que tenemos que restaurar, era de Carson pero la heredó el médico, las familias de ámbos quedaron en la ruina
y no existe ningún familiar vivo.
Tenemos la llave de la casa.
"Bien -dice Lara- vayamos a ver".
La casona era una villa francesa limpia de vegetación cercana, y lo que habían sido jardines geométricos estaban muertos desde hacía mucho. Lara entró con aprehensión, algo que no le pasa a menudo, lleva la cámara puesta en la vincha y el revolvito del abuelo de Fede en la mano, había dejado la libreta de apuntes y la otra cámara en lo del Profe, que estaba con ella, mientras Fede esperaba en el auto contando los minutos.
La llave que tenían era vieja y grande y Lara, no sabía cómo, fue diréctamente a la puerta de la cocina que abrió fácilmente; ni bien entraron se pobló de mujeres trajinando, de ruidos y olores.
Grandes ollas con leche hervían en los fogones de ladrillo y una negra alimentaba el fuego con tronquitos que un negro ponía en una leñera a un costado.
Lara miró a la cocinera que echaba hortalizas en una pileta y las empezaba a pelar, luego puso las hortalizas peladas en una olla y las cáscaras en otra, "la comida de los sirvientes" -pensó Lara.
Sube unos escalones y va al comedor donde estaba la familia desayunando con pan y mermeladas caseras en una vajilla francesa; nadie hablaba.
Lara recorre el resto de la casa viendo como eran los muebles que desaparecían cuando ella salía.
Afuera encuentran a Fede algo asustado por la demora "los veía -dice- a ustedes, pasaban de una ventana a otra, de repente había cortinas y de repente no, y las paredes afuera se volvían nuevas y luego viejas".
"Si -dice Lara- nunca me había pasado ésto, fue muy raro y me dio miedo, en esa casa pasó algo más que lo que cuenta la leyenda".
"Vamos -dice el Profe- bajemos todo en la compu para verlo bien, tal vez aparezcan más cosas".
En la gran pantalla de la abuela vieron la casona cuando era nueva con sus habitantes en ropajes de 200 años atrás.
"Ese es Carson -dice Lara- ahí tendría unos 40 años, no estaba casado pero con él vivía su hermana, el esposo de ésta y los dos hijos del matrimonio, creo que la hermana es algo siniestra y el marido un pusilánime".
Los hijos malcriados corrían por toda la casa
molestando a los sirvientes.
Carson está en su biblioteca y el cuñado en el salón bebiendo, no debe trabajar, en un momento la hermana de Carson toma una bandeja con desayuno y la lleva al altillo, pero cuando Lara y el Profe estuvieron en la casa no vieron eso, así que deciden volver para filmar el altillo que no habían revisado antes.
El altillo está amueblado como la habitación de hospital, donde una muchacha de unos 25 años languidecía pálidamente, había una enfermera cuchicheando con la hermana de Carson, luego vertieron unas gotas de algo en el te y se lo dieron a la jóven.
Lara busca en el dormitorio principal y encuentra una foto de bodas de Carson con la chica enferma, Fede dice que la deben estar provocando y que la enfermedad de Carson también
debe ser provocada.
El Profe encuentra en Francia una genealogía de la familia de la que la hermana y el cuñado de Carson fueron borrados a causa de un desagradable asunto donde fue cuestionada su ética; este hombre lo perdió todo pero logró que Carson lo ayudara trayéndolo a Argentina, poco después la esposa de Carson enfermó y la hermana se hizo cargo de la casa.
Había un informe de la Sureté sobre varias estafas que le adjudicaban al cuñado de Carson que fue un escandaloso asunto por el cual Carson emigró de Francia, lleno de vergüenza y con su prestigio manchado.
"El apellido es Lafount -dice el profe- se salvó de la cárcel
por unas horas".
"Miren -dice Lara- en este recorte de diario hay un hombre al lado de Lafount; lo vi en la casa".
"Es el médico -dice Fede- el que lo dejó morir en la isla, y también es el cadaver del incendio".
"Voy a tener que encontrar ese lugar -dice Lara- pero no tenemos idea de dónde está la isla".
"Tu amigo hacke, Nicolás, no la puede buscar con los satélites?"