El relojero del tiempo

1.C El misterio de los gritos

Fuertes vientos, lluvia cayendo del cielo estrellado, las calles vacías en el pueblo de Arcelia, corría por las calles buscando ayuda pero no era posible por el clima actual.

Con el corazón latiendo a un ritmo frenético, me abrazaba de mi abrigo mientras las ráfagas de viento amenazaban con derribarme. La tormenta había transformado el pueblo de Arcelia en un laberinto de sombras y peligros ocultos. Me di cuenta que no había nadie que la pudiera ayudarme con mi problema, de repente alguien me jalo hacia atrás haciendo que terminará golpeándome con el piso. Hice un quejido de dolor por la caída.

—¡Shh! no hagas ningún ruido —Susurró alguien en mi oído

—¡Shh! no hagas ningún ruido —Susurró alguien en mi oído. SIntiendo un temblor—

Una luz que llegaba a iluminar una parte del lugar en el que me encontraba ahora. Temblaba fuertemente, mientras se escuchaban gritos de agonía. Pasaron unos minutos antes de que empezara a escuchar pasos por el lugar. Aquella mano que tapaba mi boca ya no se encontraba ahí.

—¡¿Qué hacías ahí afuera?!

Me preguntó aquella persona que no se dejaba ver, por la falta de iluminación. Su voz daba indicaciones de que era un hombre. No puse que decir, estaba aún acelerada por correr bajo la lluvia. Mi ropa estaba empapada, tenía frío. Esto era demasiada presión.

¿Que eran esas cosas negras?

¿Quién era esa persona?

Tenía que tantas preguntas que no me alcanzaría el tiempo para decirlas.

—¿Quien eres? —dije con mi voz temblorosa. Solo se encendió el lugar. Podía ver todo con claridad, aunque a mis ojos les tomó un rato en acostumbrarse a la luz. Era un lugar como rústico con cosas antiguas. Me cubrí mis ojos. Sintiéndome afectada por la luz —Que mierda.

—Esa boquita —Dijo aquella persona. Era un anciano. Abrí mis ojos lentamente era un señor demasiado feo, parecía que no se bañaba desde hace 100 años. Con una barba blanca y larga y una túnica de color carmesí, y unos lentes pequeños en su cara.

—Donde estoy —Pregunté, levantándome del suelo sintiendo frio todavia. Aquel viejo se limito en contestar mi pregunta.— Qué eran esas cosas —Pregunté otra cosa, sacudiendo mi ropa—

Es señor solo camino hacia una mesa cercana llena de engranajes, aceite y demasiadas cosas. Era una mesa llena de desorden, más desordenado que mi casa, llena de cosas de investigacion.

—Esas cosas son Specters Zauzimu.

(Espectros espirituales)

—¿espectros espirituales? —Había visto a esas cosas mientras corría, venían detrás mío. Gritaban demasiado, como pidiendo ayuda. Sentí la desesperación en ese instante. El señor solo suspiró como si estuviera estresado o harto de tenerme aquí. —Son almas en pena. Personas que no están descansando. ¿Entiendes?

—Eh, bueno. Yo no lo se, nunca antes había visto eso —me parecían extrañas esas cosas. Me moví un poco de donde estaba, viendo mas el lugar de reojo.

El abuelo solo entre cerro sus ojos, como si plañera algo. —Bueno, ya te puedes ir —Dijo el viejo mientras me empujaba hacia una pared —.

—¡Espere!

El solo me ignoro y me empujo hacia la pared. Cerré mis ojos con fuerza ¿Esto me iba a doler? —¡Agh! —Solo sentí como caí al piso —. Mierda qué tipo de magia negra es esto —voltee mi mirada hacia aquella pared que atravesé. Mire a mi alrededor, no había nadie. Estaba solo desolado.

¿Que era esto?

Me levanté y mira hacia todos lados. —Okey, si no lo intentó no podré saber —Me aventé hacia la pared y caí al piso por arte de magia. —¡Agh! —solo escuché como unas cosas de vidrios caían al piso y se rompían. —¡mtsikana wopusa!

(Chamaca pendeja)

—Qué es esto.

—Me vas a pagar todo lo que me rompiste —dijo el viejo mientras me miraba en el suelo. Solo sonreí avergonzada y me levanté y dije. —Lo siento, pero no tengo dinero.

El solo me miró seriamente y me levanto. Me agarro del brazo —Bueno, como llegaste te vas —Me dijo aventándome hacia la pared por donde entre y sali. Caí de nuevo al piso, me levanté con frustración y voltee mi cabeza hacia la pared. —Señor. Ocupo su ayuda —Dije mirando a mi alrededor—. ¡Señor!

No hubo respuesta alguna. Toda las calles estaban vacías, el viento estaba empezando a hacer demasiado fuerte. Me cubrí con mi brazos mi cara, la tierra molestaba.

El suelo empezó a temblar otra vez, voltee mi cabeza y mi mirada hacia donde venía la presión del aire, que se hacía sentir. Eran esas cosas otra vez.

Están viniendo hacia mi

Solo mire como se acercaban a toda velocidad, la velocidad de esas cosas eran subhumanas. Sus gritos se escuchaban cada vez mas cercas de mi.

—¡Thandizo! —gritaban esas cosas, sus gritos eran demasiado fuertes para soportarlo. No sabía a dónde ir que a otra lugar, tome impulso y caí otra vez. Atravesé aquella pared mágica.

(Ayuda)

—¡Otra vez tu! —Corto el anciano, para luego sentir como se sacudía otra vez el piso y se sentía como pasaban esas cosas por el lugar. Los muebles, las lámparas. Todo se movía. —¡Esas cosas venían hacia mi, no tenia de otra!

El solo me miró como si nada y no se tomó la libertad de ayudarme a levantar. Cuando el movimiento del suelo y las cosas empezaron a dejar de moverse, las cosas se calmaron un poco. Empecé a escuchar sus murmullos desesperados.

Ya se está volviendo loco

Me levante del suelo. Olvidando que aun tenia mi ropa húmeda. —Oye, abuelo. ¿Esta bien? —Pregunte acercándome un poco, con pasos cautelosos.

—¡El tiempo se acaba, está cerca, Está cerca —Me dijo desesperadamente poniendo sus manos en mis hombros mientras me sacudía como rapidez.



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En el texto hay: aventura, magia, viajeros del tiempo

Editado: 23.06.2024

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