★6 años después★
Me he vuelto el número uno en las peleas clandestinas, no puedo decir que me gusta lo que hago, pero libero mucha tensión, y me he ganado el respeto de todo el barrio, solo que el viejo Ray quiere expandir este negocio, se enteró que en otros estados la paga por estás peleas es mucho mejor, y el avaricioso se la está pensando.
— deja de pensarlo tanto cariño, acepta la propuesta de Ray— me dice la roja, ahora ella es una chica de 30 años siempre fui más chico que ella, no olvidó que mi primera vez fue con esta mujer, aún que no soy del tipo de hombre que busque alargar su lista de conquista, nunca me he enamorado de alguien, solo me he acostado con dos mujeres la roja y otra prostituta amiga de Nora, y solo fue por qué la roja duro mucho tiempo en su pueblo.
— no lo sé, necesito el dinero, pero si acepto ya casi no me verían por aqui— se alisa el cabello, lo tiene echo una maraña después de la noche intensa de sexo que tuvimos, ella nunca me ha cobrado por sus servicios pero la he ayudado con algunos gastos que tiene, por ejemplo ayer compro una máquina de cocer y yo le di el dinero, lo hice por qué ella ha sido buena persona conmigo y le tengo cariño al igual que a las demás chicas a Nora y a la pequeña Kate, aunque ya no es tan pequeña recién cumplió 13 años, pero sigue siendo una niña.
—¡Elliot!— entra Kate un poco alarmada, se detiene en seco mira a la roja y luego a mi, en cuanto lo hace cubro mi miembro con la sábana, la roja se levanta tomando mi sudadera.
—Kate, debes tocar la puerta antes de entrar— lo digo serio me incorporo y a prisa me coloco el boxer— ¿que necesitas?— le pregunto.
— bueno yo me voy, tengo unas costuras que entregar— me besa ante la atenta y curiosa mirada de Kate.
La roja ahora se dedica a la compostura de ropa, dice que ya casi no tiene clientes, muchos las prefieren mucho más jovenes, lo mismo le sucede a Nora quien está cerca de los 30.
— ¿la roja te hace lo que mamá hace con esos hombres?— pregunta con la mirada perdida en la nada, juega con sus manos.
— se llama, tener relaciones sexuales follar, coger, como quieras llamarlo— me pasó una mano por el cabello— y si algo así— la miro un largo rato no dice nada, sigue siendo una niña inocente, y muy bonita.
Sin decir más, corre abrazarme y llora bajito, yo solo me limito acariciar su largo cabello, dándole tiempo a desahogarse.
—siempre entraba a tu casa sin tocar, y ahora ya te molesta que lo haga— limpia sus lágrimas separándose un poco de mi.
— lo siento Kate, es solo que fue incómodo que me vieras desnudo— ¿no me digas que por eso lloras?— niega despacio y sus ojos vuelven a tornarse vidriosos— puedes confiar en mí Kate, en verdad— ambos nos sentamos.
— el ruso— apenas escucho su nombre y me levanto de golpe.
— ¿Te hizo algo?— pregunto molesto.
— el....... Me regaló un vestido, me dijo que me vistiera delante de él, que pronto viviremos juntos los tres mamá el y yo y que tengo que tenerle mucha confianza pero,.........— suspira sin dejar de jugar con sus manos— no me gusta como me mira— baja la vista avergonzada.
— hiciste bien en decirmelo Kate, ese hombre tiene otras intenciones contigo, y tú mamá ¿ Sabe de esto?— asiente con la cabeza.
— dice que estoy exagerado, que no quiero verla feliz, ella siempre hace lo mismo que tú hacías con la roja en tu cama, y el ruso le regala una bolsa pequeña con un polvo blanco—
Esta drogandola el imbécil.
Abrazo fuerte a Kate, quédate aquí hasta que tú mamá venga a buscarte.
— ¡Llevo horas buscándote niña¡— grita Nora en cuanto abre la puerta de mi casa, se tambalea un poco y se deja caer en la silla.
— mírate, nisiquiera puedes permanecer de pie— le ofrezco un vaso de agua— Kate te llevaré un rato a casa de la roja te tiene una sorpresa — me mira dudosa no quiere dejar a su madre así como está— te prometo que la cuídate bien— se tranquiliza un poco.
— el ruso,.........quiere que nos casemos— lo dice feliz a pesar de estar drogada— así que vete despidiendo de Kate, nos iremos pronto a Rusia—
— no se cómo puedes estar feliz, el te está haciendo mucho daño a ti y a Kate, te droga, pero en realidad quien le importa es tu hija, despierta por favor Nora—
— ¡cállate! Cállate Elliot— intento detenerla, pero sale apresurada, seguro es busca de su verdugo.
[••]
Dos días pasaron sin saber nada de Nora y Kate, tal vez sea lo mejor, que ella haga su vida total las personas no cambian por qué uno le diga las cosas, cambian cuando lo creen necesario, lo único que lamento es esa niña.
Contemplar la oscuridad desde la azotea es relajante.
— eso explica por qué no estás en tu casa— aquella inocente voz, la miro por encima de mi hombro, tengo el ojo morado y el labio un poco partido, la pelea de hace unas horas estuvo difícil, pero gane— mamá no quiere dejarme aquí contigo, necesito curarte cada que llegues de una pelea— baja triste la cabeza.
— yo estaré bien Kate, solo pórtate bien se buena niña con tu mamá— acaricio su cabello.
— ella no ha llegado desde ayer estoy preo........—
— ¡Elliot ayudame!— grita Nora quien sostiene un trapo lleno de sangre en su abdomen. La tomo en brazos y la llevo a mi casa le pido a Kate quien llora desconsolada al ver así a su madre que se vaya a casa de roja mientras yo la llevo a un hospital.
--¿y mi hija?--pregunta Nora con la voz ronca recién despierta después de aplicarle un calmante, está en una camilla de hospital.
--no te preocupes, esta en casa de Kate— le retiro varios mechones de cabello de la frente— debo irme olvide mi móvil, y seguro Kate y la roja están muy preocupadas por ti, debo avisarles de tu estado.
--la mate ¿cierto? — pregunta seria.
--si, pero no fue tu culpa fue un accidente--