***KATE***
Estoy emocionada, desde hace tres días que llevo saliendo para conseguir trabajo, y poder ayudar a mi madre y a la roja con los gastos en casa, creo que ya es justo que mamá y yo tengamos una cama decente, en el supermercado me rechazaron ,me dijeron que tenían su plantilla llena, en la panadería que tenía que tener experiencia y en la librería fue el mismo caso estaba por rendirme aquella tarde, tomé asiento en una banca con el cuerpo encorvado hasta que un pequeño consultorio llamo mi atencion, habia una farmacia con muchas personas formadas quejándose que hasta que saliera el doctor se le podía surtir su receta así que pasaron las horas, total nada perderia con preguntar si necesitaban ayuda.
---bueno mi esposa es la que se encarga de atender la farmacia en lo que doy consultas, pero hace poco tuvo un accidente lo que la mantiene en reposo---me dice el doctor Fabrizio debe tener cerca de 40 años se un tipo agradable.
---yo podría ayudarlo con la farmacia mientras usted atiende a sus pacientes---ruego internamente por que acepte---estudie un poco de enfermería pero créame cuando a uno le gusta algo, puedo aprender rápido con pasión y entereza solo póngame a prueba si no le gusta como trabajo pues ya esta, me despide y listo---se frota la barbilla varias veces mira su consultorio y la farmacia, para después mirarme lo que parecía una eternidad
---está bien estarás a prueba, te espero mañana a las 8am, si de verdad te gusta tanto la enfermería tengo buenos libros, si te sirven te los puedo prestar---ambos estrechamos las manos, salgo disparada del lugar, con las ansias haciendo revolución interna
Una vez que llegue al departamento de la roja, me sorprendí al ver a las chicas a mamá y a la roja cenando trozos de pastel
---¡¡debemos festejar como es debido este reencuentro chicas!!---dice una de las chicas, quien saca una botella de vino que coloca al centro de la mesa--que mala fuiste al no decirnos que estaban de regreso Nora---le reprocha una de ellas, la chica se levanta y me abraza efusivamente
---bueno no es para menos chicas aún la policía sigue buscandome, si fuera para algo bueno hasta yo me habría entregado por voluntad propia---mamá les guiña un ojo, por lo menos el sentido del humor sigue flotando entre ellas, eso fue algo que siempre me agrado cuando solían reunirse.
---¿acaso Elliot no va a venir?---se me eriza la piel solo de escuchar su nombre, y si viene, si se presenta ¿que le diré que me dirá?, ni siquiera se como actuar si algún día lo vuelvo a ver.
---no, Elliot tiene tiempo que se fue de aquí, ni siquiera se, si siga asistiendo al viejo gimnasio---dice la roja restando importancia, coloca varios vasos de vidrio que mi madre se encarga de llenar.
---hace unas semanas lo vi llegar al viejo gimnasio bien acompañado por un par de rubias---comenta una de las chicas---quise acercarme a él para saludarlo pero el tipo con el que me encontraba no me permitió acercarme--no debería molestarme saber que es de la vida de Elliot, ni con cuántas mujeres se acuesta, sin embargo lo hace y eso me desagrada la sola idea de saber que sigo pensando en él, que aún sigue dentro de mi, que sigue siendo importante en mi vida, tal vez ya no de la forma que solía ser antes, donde el era mi universo entero, pero sigue estando en mi, maldito seas tú y esas zorras, me disculpo con las chicas argumentando que debo descansar para mi nuevo trabajo.
[...]
Llevo una semana en mi nuevo trabajo, el doctor Fabrizio, me dijo que una semana entraré temprano y la otra por la tarde, me ha prestado varios libros bastante interesantes, se que la paga no es tan buena, pero juntare todo lo que pueda, para poder ser una enferma de verdad.
---¡¡oye necesito al doctor es urgente!!---la voz de una chica chica rubia alta, y muy hermosa me alarma, se le ve preocupada---dile que en el viejo gimnasio se encuentra unos de los peleadores, herido-, ¡¡pero ya!!--la preocupación se apodera de todo mi ser, estoy por preguntar más sobre el chico herido pero en cuanto sale el doctor se abalanza contra él suplicándole que vaya lo ,más rápido posible que pagaran lo que el pida---en mi moto llegaremos más rápido.
---Kate, por favor encárgate de cerrar apenas caiga la noche---ambos salen disparados por las calles llenas de autos, sigo aquí sin saber que hacer es como si de pronto me hubiera paralizado de pies a cabeza, hasta que la voz de una mujer mayor me trae a la realidad.
---¿acaso no sabe leer una receta médica señorita?---me dice molesta la señora mayor blandeando en mi cara la hoja de papel---me está dando un medicamento infantil---me dice con el ceño fruncido
---lo siento---mi voz es apenas un murmullo, estoy tentada a salir corriendo solo para acallar la insidiosa voz que me susurra una y otra vez, que podría tratarse de Elliot, la chica que vino era una rubia muy bonita, se que suena estúpido hay miles de rubias en todo el mundo, porque me aferro que podría se la chica con la que Elliot se acuesta.
Han pasado cerca de 3 horas y el doctor aun no llega sigo aquí a la espera de él terminado lo poco que queda de mis uñas, le llame a mi madre para decirle que llegaría más tarde argumentando que había mucho trabajo aquí, pero lo cierto es que hace más de una hora cerré el consultorio, y estoy aquí afuera de el, caminando de un lado a otro.
---Kate como es que sigues aqui, ya son más de las 10 de la noche, deberías estar en tu casa---me reprende pero más que sonar enojado está preocupado.
---yo.....yo bueno las cita que se cancelaron hoy las ordene para mañana, y quería entregarle en sus propias manos la agenda---hasta yo intento sonar convencida.
---bastaba con que dejaras la agenda sobre mi escritorio---le entregó las llaves de su consultorio---ahora toma---me extiende unos billetes---toma un taxi pero apresúrate, ya es tarde---me quedo unos segundo pensando mirando su espalda al ver cómo introduce la llave.