Wyatt y Luna le explicaron a los curiosos que los rodeaban al verlos llegar a la academia que aquel sonido era provocado por una reacción que Wyatt tenía al soñar mal y que este lanzaba ataques para defenderse de las pesadillas, y que si no se hallaba en la Ee era porque salía a caminar dormitando y cuando se daba cuenta ya estaba adentrado en el bosque. Aquellos individuos hicieron algo de burla a Wyatt, mirando este a su amiga con ojos mordaces mientras le recriminaba en su mente «¿No podías inventarte algo menos humillante?».
La noche había caído ya, las estrellas adornaban el negro firmamento y en el comedor de la Ee, iluminado con luces que a la distancia tenían un color anaranjado, y el cuarteto se hallaba cenando en la ya acostumbrada mesa de siempre. Sebástian y Cha notaban el semblante alegre y airoso de Wyatt debajo del sueño que aún lo acechaba, por lo que Sebástian, curioso, preguntó de qué se trataba.
—No tengo idea de qué hablas —fingió con un tono burlón—. Luna, ¿Tú sabes algún motivo por el que pueda, no sé, sentirme emocionado, feliz y realizado?
—Si —respondió esta sin notar el sarcasmo—, ¿Ya se te olvidó que hoy te…?
—¡Nada importante! —la interrumpió levantando un poco la voz en la mesa—, no creo que sea un tema de conversación interesante, Sebástian…
—¿Qué tema de conversación? —inquirió Cha.
—Sí, ¿Qué te picó ahora que volviste a tu actitud de antes? —Sebástian se metió en su cabeza por un momento tratando de intuir lo que ocurría— ¡Tu abuelo ya salió del hospital!
—Me gustaría, pero no —suspiró el inglés.
—¿Y entonces qué es lo que te tiene tan contento? —preguntó mientras bebía un vaso de jugo de naranja.
—No sé… ¿Transformarme es una respuesta válida para explicar cómo me siento?
Sebástian sintió que el jugo se le quedó estancado en la garganta al escuchar eso, por lo que tosió y Cha le dió palmadas en la espalda en reacción.
—¡Te dije que se iba a ahogar! —le sonrió a Luna con complicidad.
—¡Cómo que te transformaste!
—Pues Luna y yo estábamos en mi cuarto, me dormí con la pastilla que supe que ibas a comprarme así que te agradezco, soñé con mi abuelo y cuando me desperté por un fuerte dolor detrás de la cabeza ya estaba transformado y Luna me puso al pendiente.
Una sonrisa se empezó a formar en el rostro de Sebástian y de Sun-shin, pero era más notoria la alegría en el mexicano.
—Entonces las clases sí sirvieron —comentó más para sí mismo que otra cosa—, ¡Esto lo deben saber todos!
—¡No! —gritó Wyatt llamando la atención de todos a los alrededores, quienes los quedaron viendo con notoria atención— ¡Disculpen, sigan en lo suyo! No quiero que le cuentes a nadie sobre esto —susurró—, de hecho lo que Luna dijo de que tuve pesadillas era solo la tapadera, era en esos momentos en los que me transformaba.
—¿Pero por qué no quieres que le cuente a nadie?
—Porque te traería problemas a tí, ¿O qué crees que pensaría la escuela si de pronto el amigo del arcángel infernal también logró transformarse mientras que los de su clase no pudieron? ¡Van a creer que mentiste y que solo me enseñaste a mí por ser tu amigo! Y no es como que sea una buena excusa decir que me transformaba dormido y de pronto ya puedo controlarlo.
—¿Puedes volverte a transformar? —inquirió Sun-shin.
—Aún no lo he intentado, pero lo lógico es que sí pueda, ¿No? ¿A tí te costó transformarte a voluntad la primera vez?
—Fué algo molesto antes que cualquier otra cosa —admitió Sebastian terminando de beber su jugo—, no era mi estilo imaginarme cosas que me hicieran enfadar a sabiendas que no son reales, pero con la práctica te sale solo y ni sientes que te enfadas.
—Entonces es lógico que también puedo transformarme a voluntad —concluyó Wyatt con una sonrisa de satisfacción—, pero me falta la experiencia, ¿Me enseña, profesor Mendez?
—¿Eh?
—No tengo experiencia usando mi transformación o saber sacarle provecho, así que podríamos entrenar juntos y de paso te mejoras el arcángel, ¿Te parece la idea?
—Ya dijiste —aceptó Sebástian—, ¿el sábado te parece?
—¡Pero si vamos a examenes la proxima semana! —les recordó Luna— Por más que quieran ir adonde sea que vayan a planear hacerlo, ordenen sus prioridades y estudien, ¡Le debes un puntaje alto al profesor Azariel, Wyatt, así que va más para tí!
Los dos pusieron los ojos en blanco al escuchar aquello, sobre todo Wyatt, quien quería pasar tiempo con su nueva forma pero que ahora iba a pasar toda la semana estudiando y la siguiente en exámenes.
En las tardes se dedicaban enteramente a leer una y otra vez los apuntes de los dos meses del semestre, memorizando cada palabra o practicando todo tipo de ejercicios en caso de matemáticas. Wyatt y Luna se intercalaban para ir a estudiar en la habitación del otro, estando así seguros que Wyatt podría aprobar todo con notas más que sobresalientes.
Wyatt ponía de su parte, dedicándose enteramente al cuaderno y en especial el de estudio de movimientos, pero en el fondo algo le pedía a gritos activar su transformación y darse un ruidoso paseo un rato, pero era muy consciente de que no podría mentirle al colegio por siempre si iba y venía como si nada, incluso temía que activar aquel fenómeno provocaría un estruendo similar al del momento de moverse y todos fueran de nuevo a burlarse de sus “pesadillas”.
Exactamente un día viernes a las seis de la tarde, mientras el inglés estudiaba los temas de convivencia y valores elementales, su teléfono sonó en su bolsillo, y al sacarlo vió que se trataba de su hermana llamándolo.