El renacer de las tinieblas - parte uno (elemental School 4)

Capítulo 21: En honor a su alma.

Sentía un ardor y dolor inenarrable en el vientre mientras percibía un líquido cálido escurriendo desde los tres agujeros del abdomen hasta sus talones, su vista se nublaba cada vez más y el frío comenzó a llenarle cada poro de la piel mientras continuaba gritando y emitiendo leves quejidos mientras le faltaba el aire. Las garras de Alexandre se exhumaron permitiendo a la sangre salir todavía más, y presa de la agonía Sebástian cayó al suelo apretando sus heridas con todas las fuerzas que le quedaban.

 

—Por Aaren —bufó aquella figura.

 

Los demás estaban paralizados por el miedo, inertes y helados observando impotentes a su amigo retorciéndose en el suelo perdiendo cada vez más sangre y movilidad. Como una reacción involuntaria el arcángel infernal hizo acto de presencia, pero solo titiló por unos segundos para dejar a Sebástian como estaba antes.

 

—P-pero… ¿de dónde saliste? ¿Por qué no te vimos? —se cuestionaba Luna.

 

—Resulta que en el bosque descubrí mi habilidad: la invisibilidad, útil tomando en cuenta mis armas, ¿no creen? —se rió—. Cha, sigues tú —la señaló el espectro, pero un sonido proveniente del bosque lo hizo replantearse la situación—. Demonios…

 

El espectro corrió con todo lo que tenía en dirección contraria a la que la figura de Azariel, Lenard, Brandon y Hannah irrumpieron entre los árboles del bosque.

 

—¡Escuchamos un grito! —exclamó la profesora—, ¿Qué ocurr…?

 

La mirada de todos bajó hasta el suelo, donde un debilitado Sebástian se encontraba tirado a bartola en las piernas de Cha, cuyas lágrimas salían despedidas de sus ojos mientras apretaba las heridas de Sebástian con sus manos y con la mayor fuerza que podía.

 

—No te mueras… —berreaba con las manos ensangrentadas— Resiste… Ya están aquí los profesores… Aférrate a la vida…

 

—¡Mendez! —se alarmaron los acabados de llegar.

 

—¡Wattson, ¿Aún puede usar esa transformación?! —inquirió Azariel con desesperación.

 

—S-si, profesor —tartamudeó, observando el cuerpo de su amigo y soltando unas cuantas lágrimas al imaginar la peor situación.

 

—Pues úsela y lleve a Mendez al hospital —ordenó—, si dejamos pasar mucho tiempo…

 

No hizo falta que lo repitiera. Un trueno caído en el sitio, un destello y mucha estática hicieron que tanto Wyatt como Sebástian desaparecieran del lugar, dejando atrás únicamente la sangre sobre la nieve y manchando las ropas de Cha, quien continuaba a lágrima tendida para luego llevarse las temblorosas palmas de las manos a la cara buscando limpiarse, pero solo consiguió tener restos de aquél líquido en su rostro.

 

—Se va a poner bien —trató de consolarla Brandon, poniéndose en cuclillas a la par suya y abrazándola—, la herida se miraba fea, pero en estos momentos ya debe estar con personas capacitadas para hacer que sobreviva.

 

—¡Pero qué pasó! —exclamó el director.

 

—En resumen, Agda y Alexandre buscaban tener sangre del arcángel infernal para no sé qué motivo —explicó Luna pasando su antebrazo por los ojos e intentando respirar tranquila—. Agda forma parte de una secta llamada “Enslaver” que siguen el pensamiento de Connor Austin sobre que los humanos deben ser mascotas y sirvientes de los elementales.

 

—De hecho están entre esas chozas —señaló Ryan tan solo un poco afectado por la situación—, los incapacitamos hace rato.

 

Azariel hizo aparecer un charco con agua y, como una tabla entre las olas, se deslizó el dirección al sitio señalado por el castaño. se detuvo frente al callejón con notables intenciones de atacar si era necesario, pero Ryan y Luna vieron que el peliazul se quedó plantado en el sitio mirando donde ambos sabían habían quedado los Enslaver intoxicandose. Azariel regresó al lugar de la misma manera en que se había marchado.

 

—No están.

 

—¿Qué? —abrieron los ojos a la vez.

 

—Hay varios huecos y un olor fétido en el lugar, pero no hay rastro de que alguna persona estuviera allí, se escaparon —alegó.

 

Luna sintió que sus piernas perdieron fuerza, ¿escapado? ¿Entonces los Enslavers habían ganado? A como se iban las esperanzas de hacer justicia por lo que se había hecho esa noche se iba también la sangre de Sebástian o de Wyatt en la jeringa del bolsillo de Agda a un lugar desconocido, y solo algún ser superior podría saber dónde estarían los Enslavers actualmente.

 

—Agda y Alexandre… —suspiró Hannah— ¿Qué pensará Jacobsen cuando le digamos que sus amigos eran… eso?

 

Esa pregunta fue como un balde de agua fría para el trío, pues sabían que Aaren había muerto creyendo que tan solo Agda le había mentido y que quien lo mató fue cualquiera menos su amigo más cercano, a quien en sus últimas acciones intentó salvar desconociendo sus acciones.

 

—No lo supo,ni tampoco lo sabrá —respondió Ryan—, su cadáver está por algún sitio cercano, Alexandre le cortó la garganta y Wyatt lo ocultó intentando que los Enslavers no hicieran nada con su cuerpo o qué sé yo, prefirió mover a un muerto que traer a uno de ustedes el inútil ese.

 

—¿Que Jacobsen qué? —inquirió Azariel incrédulo a lo que había escuchado.

 

—Murió —repitió el castaño con indiferencia—, lo mataron, sépase dónde está, pero hace un rato estaba ahí —le señaló el lugar donde la nieve tenía un color rojizo—. Por cierto, sabemos quién lanzó la maldición aquella vez: fue Agda.

 

Azariel junto con Hannah caminaron hasta el sitio con aires apesadumbrados, esperando tal vez que lo que Ryan les decía fuera una muy pésima broma, pero no, confirmaron la presencia de un charco de sangre en la nieve que dejaba un rastro de gotas apenas visible que terminaba detrás de un árbol a unos ciento cincuenta metros del lugar.



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En el texto hay: elementos, juvenil, ficcion

Editado: 07.07.2023

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