Maratón 2/3
Drake
Su rostro se desconfigura.
—También me sorprendí cuando lo supe.
—¿Cómo pasó? ¿Brandon y ella tuvieron hijos?
—Ojalá el pequeño hubiera sido de Brandon —sonrío triste— La vida de Neila habría sido diferente de haberlo conocido antes... Tú también eres terca, pero piensas antes de actuar y tomar una decisión, no te dejas llevar por las palabras. Ella lo opuesto a ti, es demasiado ingenua, cree que todo el que le rodea es buena persona.
—Lo sé, actúa como una niña pequeña pero tiene lindos sentimientos y debe aprender que no se puede confiar en todo el mundo.
—Algo tenemos en común además de nuestro gusto por la programación y la IA —su sonrisa me reconforta para lo que diré a continuación— Tuve un amigo del colegio al que apreciaba como a un hermano. Pocas veces lo traía a casa porque Gael siempre ha dicho que el hogar es solo para recibir a la familia, no a desconocidos; es muy desconfiado.
—Me di cuenta, es un poco frívolo conmigo. Creo que no le agrado.
—Realmente no le agrada nadie, excepto mamá. Bien, ese día me preparé para ir a la playa con Eugin, queríamos celebrar nuestro primer éxito en una reunión con inversionistas. Neila me insistió mucho porque le permitiera acompañarnos, solo salía de casa con los guardias a causa de la sobreprotección de Gael —recuerdo todo como si hubiera ocurrido ayer —Acabé cediendo y condenando a mi hermana. No sé qué rayos pasó o como lo hizo pero la engatuzó. Lo hizo de la manera más cruel que puedas imaginar —me hierve la sangre, cierro mi mano con fuerza ante la rabia que me corroe —La dañó física y psicológicamente.
—No es necesario que me cuentes, no debí preguntar —acaricia el dorso de mi mano cerrada— No era mi intención hacerte sentir mal.
—Necesito desahogarme con alguien, confío en ti gatita —su mirada enternecida y la proximidad que tienen nuestros cuerpos, es la sensación por la que he esperado y anhelado todos estos tortuosos años —Neila cumpliría sus quinientos noventa y ocho años y deseaba darle una sorpresa...
—¿Qué? ¿Cómo que quinientos noventa y ocho? —sus ojos y boca se abren más de lo normal —¿Neila es así de vieja?
—Es muy joven de hecho —arruga su ceño —Tiene seiscientos años, aunque somos longevos tenemos buena apariencia. Su edad es como tener veinte en el mundo humano.
—Entonces... —traga con dificultad— ¿Qué edad tienes tú? ¿Mil años?
—Setecientos recién cumplidos.
«Genial, me atrae un tipo que podría ser mi tatarabuelo» —logro leer sus pensamientos.
—De dónde vengo la edad es lo que menos importa. Bien, ¿por dónde me había quedado?
—Por la sorpresa que querías darle a Neila por su corta vida.
—Bueno, ella tendría su propio auto, sin guardias ni restricciones, nada de vigilancia pero resulta que la sorpresa me la llevé yo cuando subí a buscarla a su cuarto y la encontré en la cama con Eugine.
—Conozco ese nombre de alguna parte. Juraría haberlo escuchado en algún momento —intenta recordar.
—En la cárcel —decimos al unísono y sonreímos ante el acto.
—En Tantalus Reformatory, cuando Nely y Brandon hablaron en un idioma extraño, recuerdo que lo mencionaron.
—Así es, de haber hablado en tu idioma habrías sabido que eres mi âme souer, y solo yo podría decirte eso.
—Cualquiera me pudo haber contado. No habría diferencia —finge desentendimiento.
Acaricio su cuero cabelludo con delicadeza logrando que se desordenen algunos rizos y cierre sus ojos. Me encanta cuando se hace la loca, como aquella vez que la pillé espiándome en mi oficina.
—No soy un perro —aparta la cabeza después de haber disfrutado mi tacto cariñoso —Me imagino la escena pornográfica que te encontraste al entrar en su habitación —vuelve al tema de mi hermanita.
—No estaban follando, él la estaba golpeando, abusando de ella —mi gatita susurra un oh a causa del asombro —Actúe por impulso y juro que lo que le hice a Júpiter es nada comparado con los golpes que le di a ese malnacido —miro al vacío —El resto de la historia es de suponer. Unas semanas después, con la noticia de la violación descubrimos que estaba embarazada y que esa no era la primera vez que lo hacía. Para ella que la golpeara, insultara y abusara de su cuerpo era normal. Decía que esa era su forma especial de demostrarle su amor. Encontró en las drogas el refugio que nosostros no le dimos-mi voz quiebra —Hoy más que nunca me siento culpable. No solo fui estúpido al no proteger a mi hermana pequeña, sino que también actúe como ese imbécil al obligarte a besarme —golpeo la pared con rabia logrando que quiebre.
—No digas eso, no eres como él —intenta consolarme —Lo que pasó en la tarde no tiene justificación pero no significa que seas como Eugin.
«Eso no es lo que Neila piensa» —desearía decirle eso pero ya es suficiente lástima me tiene.
Si algún día piensa perdonarme quiero que lo haga porque así lo desea, no por pena.
—¿Qué ocurrió con el bebé? ¿Dónde está ahora?
—Decidimos apoyarla en la decisión de tener a la criatura pero Eugin fue muy claro al decir que no quería hijos ya que eso intervendría en su posterior casamiento con la hija del dragón dorado. Para él ella solo fue un divertido pasatiempo del que ya se había aburrido. Una noche la llamó... —me esfuerzo por no llorar, no quiero verme débil —...le endulzó el oído nuevamente, su autoestima andaba por el suelo, seguía siendo tan ingenua que le creyó y fue a su encuentro en la planta alta de un edificio —dos lágrimas traicioneras escapan de mis ojos —Al día siguiente nos llamaron de un hospital para decirnos que Neila había caído de un edificio y perdió a su bebé.
—Esa historia es horrible y... muy triste —sorbe sus mocos, sus ojos se enrojecieron —No me imagino todo lo que han pasado, debió haber sido muy traumático.
—Lo fue, sigue siéndolo. Y ¿sabes qué es lo peor?