Drake
La sonrisa más bella del mundo la tiene mi gatita. Sus hoyuelos adornan esos cachetes regordetes que la hacen lucir tierna, como si fuera una pequeña que acaba de obtener su juguete favorito a base de berrinches, en este caso, a base de trampa.
Los humanos fueron incapaces de percibirlo pero yo sí lo ví, ví cuando sus labios pronunciaron un conjuro y después "accidentalmente" cayó al suelo el muchacho de Los Leones Místicos que estaba a punto de anotar un gol.
Tal vez fue su mirada triste lo que la delató, tal vez fueron las ansias de ganar el último partido del curso o la preocupación que sentía por Júpiter lo que no me sorprendió, pero sabía desde un principio que esto pasaría. Ella adora a ese licántropo, tienen años de amistad, así que me parece lógico lo que hizo, porque la conozco muy bien, porque Ámbar es... muy predecible.
Mamá, su esposo y yo bajamos de las gradas para felicitar a mi hermano. Aunque no haya ganado, hizo un buen intento.
Como era de esperar Brandon está superando sus límites siendo empalagoso con Neila, la besuquea de tal manera que parece que a ella le falta la respiración. Pero lo disfruta.
Después darle la mano a Júpiter como saludo amistoso al finalizar el partido, Asher se acerca a nosotros con cara de lamento.
—No te preocupes, mi cielo. Hiciste tu mayor esfuerzo, eso es lo importante —mamá lo consuela con sus palabras y un abrazo.
Permanece callado intentando sostenerle la mirada a Gael. Para mi hermano haber perdido un partido es un golpe duro, más que demostrar su talento y ser aplaudido por el público, deseaba demostrarle a Gael que no es un bueno para nada, que es un joven exitoso que no depende de su padre, que tiene motivos para sentirse orgulloso de su hijo menor.
«No es fácil ser el hermano más pequeño. Yo siempre he acaparado más atención, soy un mimado, lo admito, Neila es nuestra princesa, la niña que cuidamos en una caja de cristal; y bueno, Asher... Él es un niño independiente, el rebelde, el que disfruta sacarle canas verdes a Gael»
—Me dan igual los resultados. Para mí siempre serás un ganador —Asher abre los ojos por la sorpresa, ese tono de voz de Gael fue ¿dulce?
«Que extraño. Pensé que solo era cariñoso con mamá»
—¡Sugar! —Ámbar salta a mis brazos sabiendo que no la dejaré caer, pongo sus piernas a ambos lados de mi cuerpo y ella se adueña de mi boca por unos breves segundos —Hola, sugar.
—Hola, gatita tramposa —me sonríe con picardía antes de dejar otro pequeño beso en mis labios y pedirme que la deje en el suelo.
—Traidora.
—No me digas eso, Asher —mi gatita le hace un puchero muy tierno, sabe cuándo utilizar su encanto, es consciente del cariño que le tiene mi hermano —A ti también te quiero. Mi corazón es tuyo y del pelirrojo... —le dice mientras lo abraza y actúa como si yo no estuviera presente —bueno, y de Drake también —me sonríe seductoramente, no puedo quejarme cuando me sonríe de ese modo.
***
El refugio de los híbridos es un lugar seguro para los marginados de nuestra sociedad. Varios seres exóticos, de distintas edades y con muchos temores en su cabeza, llegan cada año a nuestro reino oculto en el mundo de los humanos.
Es un lugar muy pequeño comparado con los cuatro imperios, un espacio donde pueden ser ellos mismos sin lastimar a nadie, protegidos por el abuelo, a salvo de los prejuiciosos y anticuados Legendarios, que no aceptan especies que no sean puras.
Para nuestra desgracia, ellos ya están enterados del secreto del abuelo, saben que él resguarda a muchos jóvenes híbridos como mi gatita, hijos de hombres lobos y vampiros, descendientes del cruce entre un vampiro y una wicca, y otras mezclas únicas de especies.
Intentamos buscar una solución, que los Legendarios sepan de la existencia de dichos seres maravillosos, significa que el rumor pronto se esparcirá por el resto del mundo sobrenatural, todos desafiarán e intentarán destronar a la mayor autoridad: el abuelo Gabriel.
—Que se mezclen con los humanos ya no es una buena opción. Necesitamos otro lugar para ellos —Brandon repite lo que ya sabemos.
—¿Tienen alguna idea? —el abuelo bebe otro trago de whisky antes de continuar, después Ámbar se sorprende si me ve bebiendo, el amor por el alcohol lo llevo en las venas —Debe haber algún lugar en el que puedan vivir en paz, sin miedos ni restricciones.
—El único lugar que conozco así es el Infierno —Brandon habla sin pensar.
—Ellos solo aceptan a los suyos, los demonios y los nefilims. No romperemos sus reglas —añade Gael.
—Claro, pero nosostros sí podemos arriesgarnos a perder el poder que hemos alcanzado —expresa el abuelo y no puedo controlar mi lengua:
—A ti solo te preocupa perder la corona ¿cierto?
—Pollito, por favor. Mantengamos el respeto para hallar una solución.
—Es la verdad, mamá. A él solo le importa que los cuatro imperios se revelen en su contra —el abuelo me taladra con la mirada.
—Vas a perder el trono, a eso súmale que los licántropos, las wiccas y los vampiros se odian a muerte; no podrás controlar una guerra que se desate entre ellos, entonces, habrán muerto en vano toda la gente a la que has asesinado para tener la riqueza de la que presumes.
—También habrá sido en vano el esfuerzo que has hecho por proteger a Ámbar —contraataca —Si no soy el líder de los Legendarios, ellos la matarán a ella y a todo aquel híbrido que no esté en el Infierno.
Crear El refugio de los híbridos fue una de las mejores ideas que he tenido. Surgió producto al amor que siento por mi gatita. Los híbridos son rechazados por las distintas especies, nadie acepta a un mestizo. Todos los reinos, dragones, wiccas, licántropos y vampiros sienten una profunda necesidad de mantener puras sus razas.
Ámbar es una híbrida especial, es mitad wicca, mitad demonio. Por eso debo protegerla tanto. En el lugar que creé, son bienvenidos híbridos de todos los tipos, conviven en armonía como una gran familia.