El Renacer del Fénix

Capítulo 36 “Euforia (Parte II)”

Ámbar

Las luces de colores recorren mi cuerpo, muevo las caderas al ritmo de una canción que desconozco pero me parece divertida. Hay fantasmas girando a mi alrededor, brujas y mounstros diciendo cosas que no entiendo y ofreciéndome tragos que acepto con gusto.

El chico vampiro se acerca más a mi trasero, aprieta mis caderas antes de susurrarme al oído:

—Vamos a una habitación —pasa sus manos por mis pechos causándome incomodidad —Vamos. Quiero quitarte la ropa —dice de forma pausada pero decido ignorarlo.

—No quiero —me libero de sus brazos para dirigirme a dónde se encuentra mi amigo el barman —Otro trago, amigo.

—Te lo daría encantado pero tu novio me está asesinando con la mirada. No quiero problemas —grita tan alto que me duelen los oídos.

—¿Cuál novio? No tengo —no sé por qué estoy gritando, pero me parece bien —Dame otro trago, amigo.

—Ese hombre de allá —me señala algún lugar detras de mí, me bajo del asiento intentando ver de quién habla —El de negro. El que te está mirando mucho —sigo mirando pero no veo a nadie, algo ocurre con mis piernas que hace que caiga al suelo.

—Dame otro trago, amigo —intento levantarme pero vuelvo a caer al suelo, alguien me sostiene por la espalda y me ayuda a levantarme —Oh, mi tacón se ha roto. Drake, mira mi zapato.

—Sí, ya lo ví. También me doy cuenta que has bebido demasiado. Nos vamos —tira de mi brazo para que camine tras él.

—Noo —me desprendo de su agarre y me tambaleo un poco —Quiero otro trago, Drake —niego con la cabeza —Barman, amigo. ¿Este es el hombre de negro? —señalo a mi acompañante.

—Sí, ese es.

—Entonces no pasa nada. Es mi novio, no te pasará nada. Dame otro trago —vuelvo a tropezar, Drake vuelve a sostenerme antes de que caiga de bruces.

—Basta ya. Nos vamos —ya no puedo caminar, mis pies no tocan el suelo.

—No, Drake. Quiero bailar pero la música está muy alta —sigo flotando en una nube negra —¡Oye, amigo DJ! Baja un poco el volumen de la música.

—Deja de gritar —alguien golpea mi trasero —No hagas un escándalo.

—Un escándalo... ¡Quiero hacer un escándalo!

Casi llegamos a la puerta, la gente se mueve en cámara lenta, como si se detuviera el tiempo.

—Nos vamos —le dice la nube negra a mi trasero.

—Que atrevido, Drake.

Antes de cruzar la puerta veo al Joker darle un beso muy baboso a Harley Quinn.

Que extraño. El Joker se parece un poco a Asher, y la chica me recuerda un poco a Jia, una niña pálida del colegio... Oh, es Jia.

—Espera, Drake —le digo antes de que me lance al interior del auto como un saco de patatas, él se detiene y me mira.

—¿Ahora qué?

—Esa niña de allá —le indico con mi dedo —Es Jia. Una compañera de clases, iré a saludarla —forcejeo con el hombre de negro que no me deja en paz —Quiero saludar a Jia, Drake.

—Si sabe que es Jia, no está tan ebria como pensaba —el Joker se burla de mí.

—Está ebria pero no es estúpida —continúo jugando con los dedos de la nube negra y esta le dice algo raro al chico de cabello verde —Más tarde me vas a decir que hacías besando a la âme souer de Júpiter —balbuceó palabras que no comprendo.

—Quiero hablar con ella y beber otro trago. Volvamos a la fiesta, Drake —le hago un puchero tierno al hombre de negro.

—Entra al auto y cállate —me lanza al interior de su McLaren oscuro, me acomodo en el asiento sin quejarme, me gusta esto, es agradable estar sentada aquí.

El muchacho de pelo verde también entra en el auto. Que bien. Iremos con el Joker a casa.

—Joker, amigo —lo llamo desde el asiento de copiloto —¿Puedes ayudarme en algo?

—Claro que sí, mujer demonio. Lo que necesites.

El auto ya está en movimiento. Estoy feliz, volvemos a casa los tres juntos. Que bien.

—¿Me consigues otro trago? —le muestro mi sonrisa con todos los dientes.

—Ha dicho la misma frase quinientas veces —creo que el chico que besaba a Harley Quinn se está burlando de mí.

Me parece divertido así que comienzo a reír a carcajadas mientras mi chófer guapo sigue concentrado en el camino.

—Hace un poco de calor aquí ¿no creen? —con un poco de esfuerzo logro inclinarme hacia adelante, meto mis manos bajo la falda y deslizo las bragas por mis largas piernas.

—¿Qué caraj* estás haciendo? —brama Drake.

—No ví nada. No se preocupen. Tengo los ojos cerrados —dice con tono juguetón el Guasón.

El auto frena de repente causando que mi cuerpo se incline hacia adelante pero gracias a Drake mi cabeza no se golpea con el cristal de enfrente.

—Ponte eso —gruñe quitándose el cinturón de seguridad.

—Pónmelo tú.

Mi hombre gruñón me ayuda a ponerme la ropa interior. Que amable es. Lo adoro.

—Drake, mi amor.

—¿Qué quieres? —dice con molestia, se incorpora a su puesto como chófer y comienza a conducir.

—Creo que estoy ebria.

—Ebria y muy drogada.
***

Pocas veces logré dormir bien los años que estuve en el orfanato. Siempre con un cuchillo bajo la almohada, con un ojo abierto y el otro cerrado, alerta al más mínimo ruido para atacar. Allí no podía confiar en nadie, excepto Peter. Gracias a él ahora estoy aquí, a salvo y en pie, o más bien, estoy medio dormida con unos terribles mareos.

Doy tres vueltas en la inmensa cama de Drake. Me encanta dormir aquí, es más cómoda que la mía, o tal vez solo me gusta porque tiene impregnado el olor de mi sugar.
Me levanto con un fuerte dolor de cabeza. Que suerte que a Drake le guste la penumbra, odiaría que los rayos del estuvieran en mi rostro. Me siento lentamente y lo veo caminando de un lado al otro como si fuera un león enjaulado.

—¿Cómo te sientes?

—Confundida —acaricio mi sien —No recuerdo nada de lo que ocurrió anoche. Me duele la cabeza.

—¿Sabes qué es esto? —mueve una bolsita pequeña en su mano, en el interior hay un polvo que no alcanzo a distinguir con claridad.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.