Drake
«La noche que perdió su virginidad estaba... drogada»
Este tema se volvió muy delicado para mí después de la triste experiencia que vivió Neila. Para ella era normal ser abusada y maltratada por su pareja, callar y soportar dolor se volvió parte de su rutina. Atravesó un cambio drástico cuando probó las drogas y comenzó a depender de ellas.
Ahora, la mujer de mi vida me confiesa que las drogas ya han estado en su vida, en ese especial momento, cuando más lúcida debía estar.
-Fue horrible. No recuerdo nada -pronuncia esas palabras abrazando mi torso con más fuerza -Solo ocurrió.
-¿A qué te re-refieres cuando dices... que no lo recuerdas? ¿No sabes co-cómo fue que perdiste tu... virginidad? -indago con la voz afectada, la última vez que tartamudeé fue el fatídico día que Neila perdió a su bebé.
Permanece callada unos minutos que parecen eternos. Escucho su respiración entrecortada y el sonido que produce cuando sorbe su nariz.
Está afligida, vulnerable, aferrada a mi cuerpo con sus brazos temblorosos. Llora con desesperación, como si conservara en su interior mucho dolor que necesita salir al exterior.
«¿Qué tienes, gatita? ¿Quién te lastimó? ¿Quién pudo hacerle daño a un ser tan puro como tú?»
-Es vergonzoso recordarlo -susurra con tristeza -Yo no quería que pasara, lo juro, no quería. Pero ellos me obligaron... me drogaron para aprovecharse de mí. No me dieron opción -me dice con dificultad al hablar -No me permitieron elegir. ¡Dios, ni siquiera sé cuantos hombres fueron o si fue solo uno! No sé cómo fui tocada. Solo sé que me sentí mareada después de cenar aquella noche -cada palabra suya aumenta mi impotencia por no haberla protegido.
»Cuando desperté había sangre en la cama y tres preservativos en el suelo. No sé lo que ocurrió. Nunca logré recordarlo. Estoy tan confundida, Drake. Me siento sucia, usada, como si no valiera nada -de forma suave paso una mano por su cabeza y detrás de sus orejas como sé que le gusta, necesito que se calme, me duele el pecho al verla así -Solo tenía quince años. No merecía eso. No les hice nada, no lastimé a nadie pero ellos me destrozaron. La directora del orfanato me odiaba. Estoy segura que ella tuvo algo que ver -dos lágrimas ruedan por mis mejillas, como si mi llanto fuera a hacerla sentir mejor, me siento inútil -No es justo. Esa marca la tendré toda la vida, nada me hará sentir mejor. Nada hará que desaparezca el asco que siento de mi cuerpo cuando lo recuerdo.
¿Frustración? No. ¿Rabia? No. Lo que siento en mi corazón es más fuerte que cualquier sentimiento existente. Es un dolor desgarrador que se apodera de mis entrañas, un cuchillo que me atraviesa el alma.
Desde muy pequeños, Gael nos enseñó a Asher y a mí a cuidar a las mujeres que amamos. Todos los días en las mañanas, antes de ir al colegio y antes de ir a la cama repetía:
-Neila es intocable, nadie lastima a mamá y a su âme souer nadie se le acercará. Protegerán a las mujeres que aman sin importar lo que deban hacer. Dejarán de respirar o quedará un camino de sangre que los señale; pero nunca, bajo ningún concepto permitan que lastimen a sus mujeres.
«Hoy mejor que nunca, comprendo el significado de sus palabras»
Me siento como un fracasado, estoy decepcionado de mí mismo. No solo permití que hicieran a mi hermana, también dejé vía libre para que unos desgraciados lastimaran el corazón de mi pequeña Ámbar. Soy un pésimo hermano, y un desastre como pareja.
Temo abrir la boca y decir algo que no debo. No deseo lastimarla pero tampoco sé que debería decirle para que se sienta mejor cuando yo también estoy afectado.
No puedo hablar pero sí puedo... cantar. Lo intentaré.
-I wanna hide the truth. I wanna shelter you -esparzo besos cálidos su sien mientras le confieso mis sentimientos a través de la canción -But with the beast inside, there's nowhere we can hide -levanta la cabeza muy despacio para mirarme con sus ojos enrojecidos -We still are made of greed. This is my kingdom, come. This is my kingdom, come.
Intenta sonreír pero acaba haciendo una mueca graciosa. Seco las lágrimas de su rostro con mucho cuidado.
-When you feel my heat. Look into my eyes -ella hace lo que le digo y se pierde en mi mirada -It's where my demons hide.
-It's where my demons hide -cantamos el fragmento al unísono.
Logro sacarle una sonrisa, una verdadera, una de esas que me vuelven loco. Acerco mi rostro al suyo ya que incluso sentados, continúo siendo más alto. Tomo sus manos entre las mías para acariciarlas.
—Es normal que te sientas mal. Estás en todo tu derecho sentir miedo, has sido valiente. Todos estos años, tú solita te cuidaste a pesar del sufrimiento por el que pasaste -la coloco sobre la cama con suavidad para poder arrodillarme en el suelo, ella abre sus ojos con sorpresa al verme en esta posición.
—¿Qué haces, Drake?
—Quiero que sepas que a partir de ahora nunca más volverás a estar sola. Tus demonios, tus lágrimas, tus suspiros, ahora serán míos. Compartiremos las cosas buenas y las terribles también —tomo su mano derecha y la acerco a mis labios para dejar un beso en el dorso —Porque soy tuyo y tú eres mía, gatita, porque tienes a tus pies a un dragón rojo que te protegerá y quemará el mundo si tú se lo pides.
***
El abuelo dice que soy terco pero él no conoce a mi gatita. No es más cabezota porque no puede. Aunque le insistí para que se quedara durmiendo acurrucada entre mis cobijas, ella no cambió de idea. Decidió no faltar a las pocas clases que le quedan a su curso, pues la próxima semana tendrá su último examen. Me enorgullece que sea tan aplicada pero su salud va primero. Si no se siente bien, debería descansar.
-¿Estás segura? Aún podemos irnos si lo prefieres.
-No te preocupes. Desde que me cantaste esa canción hermosa, me siento bien -estira su cuello para acercar nuestros labios pero termina mordisqueando mi mentón, es diminuta comparada con mi estatura -¿Qué otro talento tienes oculto?