Martes. 23:33.
Timbre.
Ese sonido ya no me asusta. Me sobresalta, sí, pero el miedo es otra cosa. Lo que siento desde hace tres semanas es más parecido a una... costumbre. Una rutina que no pedí. Porque no, no pedí esa pizza.
No esta vez. Ni la anterior.
Salgo de la cama descalzo, aún con el calor del colchón en la espalda. Mis pasos retumban sobre el parquet del departamento. Todo está oscuro, salvo la luz anaranjada del pasillo que rebota tenue desde la cocina. Me acerco a la puerta. Sé que voy a abrir.
Sé también lo que voy a encontrar.
Una caja de pizza. Tibia. Sin marca. Sin bolsa. Sin ticket. Sin nadie.
La levanto. No pesa mucho. Apenas una pizza personal. Pero lo extraño, lo realmente extraño, es que siempre tiene lo que más me gusta comer. Jamón , tomates en rodajas, un toque de albahaca. Nadie sabe eso. Ni siquiera mis amigos.
La primera vez que llegó, pensé que era una broma. Comí igual, porque tenía hambre y porque soy estúpido. La segunda vez, me pareció raro. La tercera, simplemente inquietante.
Y esta, la cuarta, es diferente.
Porque esta vez la caja tiene algo más.
Un papel.
Un sobre sellado con una "X" roja.
Lo abro. Dentro hay una nota escrita a mano, con una caligrafía torpe, diría de niño aunque no lo creo, presionada con fuerza. Como si quien la escribió estuviera temblando.
“A VECES EL HAMBRE NO ES POR COMIDA. NOS VEMOS PRONTO.”
Me quedo parado en la cocina, con la pizza cerrada sobre la mesa y esa nota en la mano. Miro a los lados. Las ventanas cerradas. El celular sobre la mesada no tiene mensajes. Ni llamadas. Ni pedidos.
No sé por qué lo hago, pero saco la pizza. Abro la tapa.
Y ahí lo veo.
Una foto.
Pegada al cartón con un poco de grasa. Es una Polaroid borrosa (fotos instantáneas-). Me muestra a mí… durmiendo. En mi cama. Anoche. Con las sábanas revueltas igual que esta mañana. Es mi cuarto. Mi cuerpo. Mi almohada manchada con baba. Todo.
Me tiemblan los dedos.
¿Cómo?
¿Cómo alguien entró a mi casa, me fotografió, imprimió eso y lo dejó en la caja de una pizza que no pedí?
Me trago el pánico con dificultad. No sé si cerrar la tapa o llamar a alguien. Miro la hora: 23:39. El edificio está en silencio. Mis vecinos ya duermen. El guardia de la entrada suele ausentarse. No tengo cámaras. Ni alarma. Nunca creí necesitarlas.
Cometo el error de mirar la foto otra vez. Y lo veo.
Una sombra.
Una figura, apenas visible, parada junto a mi cama. Alguien... que me observa.
Que está mirándome mientras duermo.
Y que sostiene algo en la mano.
Una caja.
La misma caja que tengo ahora sobre la mesa.
Me encierro en el baño. Trabo la puerta. Me siento en el inodoro con el celular en la mano. Marco el número de la policía. Lo borro. Lo marco otra vez. Pero no aprieto "llamar". ¿Qué voy a decir? ¿Que un pizza fantasma me trajo una foto de mí durmiendo?
Suena una notificación.
Un mensaje de WhatsApp.
Número desconocido.
-“Estaba deliciosa la pizza. ¿Puedo probar más?”
La pantalla se nubla. Mi vista también. El mensaje desaparece al segundo, como si nunca hubiese existido. No logro capturarlo. Me convenzo de que fue un glitch. Que mi mente me juega trucos.
Pero entonces oigo algo.
Un clic metálico.
Desde la cocina.
Desde la puerta de entrada.
Me quedo quieto.
Contengo la respiración.
Hay pasos. Lentos.
Alguien… o algo, camina en mi departamento.
No debería haber nadie.
Abro la puerta del baño despacio. El pasillo está vacío. La luz anaranjada sigue encendida. Avanzo con el corazón latiendo como un tambor. Llego a la cocina.
Y ahí está.
La caja.
Cerrada.
Otra vez.
Pero no sola.
Arriba de ella, hay algo más.
Un segundo sobre.
Y está abierto.
Dentro, una nueva nota:
“ESTO NO ES PARA TI. ENTREGÁSELO A QUIEN MEREZCA SABER LA VERDAD. SI TE LO QUEDÁS, LA HAMBRE NO TERMINARÁ.”
Tiemblo de miedo... ¿Qué es esto? ¿Una prueba? ¿Una amenaza? ¿Un juego macabro?
Miro la caja. Dentro ya no hay pizza. Solo una rebanada mordida. Pero esa no es mi mordida. Yo no comí nada de esa caja, pero alguien sí ¿quien es?
¿Y si ese alguien aún está en el edificio?
¿Y si el siguiente martes trae algo peor?
No sé que pasará, no se que hacer, pero sea quien sea que está haciendo esto, o es una broma de mal gusto, o viene por mi.
Editado: 15.07.2025