03 De Octubre De 1999
Recuerdo con perfección esa fecha, porque fue el día de mi muerte. Con sólo 16 años de edad cuando la muerte decidió llevarme en sus brazos.
Sus ojos, tan verdes como la esperanza y tan hermosos como el resplandor del sol ocultándose.
¿Puedes verme?
Allá en el atardecer, donde decidimos cerrar nuestro amor.
¿Puedes verme?
Oh mi dulce chico de ojos verdes.
Pasaba y presionaba mis dedos sobre las teclas de mi máquina de escribir, aquellas palabras salían de lo más profundo de mi corazón y quedan grabadas en tinta sobre una hoja de papel, mientras que escuchaba música con mis audífonos de mi pequeño Discam.
Haz que me pierda en el brillo de tus ojos, enamorame como la primera vez que te vi, y amame como esa forma linda que tú sabes.
¿Puedes verme?
Soy Jacky, muchos dirían que es un nombre bastante raro considerando que es para una chica, mis padres dicen que es un nombre original considerado que ellos me lo pusieron, yo digo que simplemente soy Jacky. Voy cruzando mi segundo año de preparatoria, el 6 de Octubre es mi cumpleaños y estoy tan contenta porque ya se está acercando esa fecha deseada.
Estoy sentada en la silla de mi escritorio, enfrente de mi se encuentra la ventana que me permite ver el mundo exterior: el sol está en el cielo azul soltando sus destellos, el césped verde, los pájaros que pasan volando y la armonía de un día tranquilo. Una brisa fresca entra a mi habitación y provoca que mi cabello largo vuele un poco. Parecía un día normal y perfecto como todos los días de mi vida... o al menos eso creía.
En mi Discam Walkman empieza a reproducirse mi canción favorita de los Backstreet Boys. Presiono el botón de subir el volumen para escuchar mejor "I promise you", y en la introducción de un solo de instrumento una sonrisa se dibuja en mi rostro sin poder evitarlo. La razón por la que me gusta mucho esa canción en particular es porque mi novio me la dedicó y siempre se acelera mi corazón en el momento que suena el coro, el significado en inglés
Esos ojos lindos,
Déjame verlos siempre al amanecer
Y que sea lo último antes de cerrar los ojos.
Oh mi dulce chico...
Ahora me ves mejor que nunca.
La razón por la que escribo es porque dentro de unos dos meses se abrirá un concurso de escritura, y el premio es que el libro ganador sea publicado por una editorial. Uno de mis sueños de toda la vida es viajar por Europa y ser una gran escritora, por esa razón le pongo empeño a éste libro que se titula: El Campo de Girasoles.
-¡Jacky! - me grita mi mamá desde la sala.- ¡Juan ya está aquí!
-¡Voy para allá! -grito.
Detengo mis dedos, me levanto de mi silla, saco la hoja con la que escribía de la máquina y la coloco cuidadosamente por un lado donde están acomodadas las otras hojas. Hasta ahora llevo escrito la mitad de mi libro, espero terminarlo antes de la fecha solicitada. Me quito los audífonos, los enredo alrededor del Discam y lo meto a mi bolso marrón de piel. Cargo en mis brazos la máquina de escribir, suelto un quejido al sentir todo su peso. Al lado de mi cama hay un compartimento secreto en la pared que yo misma hice para guardar cosas; camino hacía ella, el agujero está tapado con un pedazo de madera, jalo con mi mano ese pedazo de madera y se abre dejando al descubierto una abertura cuadrada donde cabe perfectamente la máquina, la meto ahí junto con las demás hojas de mi libro, y lo vuelvo a cerrar.
Sacudo mis manos, cierro mi ventana, agarro mi bolso y me dispongo a salir de mi habitación. Bajo por las escaleras. Mi mamá prepara comida en la cocina y el olor a carne penetra mis fosas nasales. En mi rostro se dibuja una sonrisa cuando mis ojos captan a mi novio quien se encuentra sentado en el mueble de la sala, él al verme también sonríe, se levanta y extiende los brazos. Al terminar las escaleras, corro hacía él y lo abrazo fuertemente. Él es más alto que yo, por lo tanto mi cabeza queda en su pecho. Levanto mi cabeza para mirarlo de modo en que mi mentón se acomoda en su pecho, él me mira y planta un suave beso en mi frente.
- Te ves linda hoy - me dice.
-Gracias, amor -sonrio más hasta que mis mejillas me duelen.
Me pongo de puntitas para alcanzarlo y besarlo en los labios.
-Son tan lindos -escucho a mi mamá decir eso en un tono alegre y a la vez burlón.
Juan y yo nos separamos con el rostro de color rojo vivo.
Mamá ha dejado una lista de compras sobre la mesa, voy por ella y la agarro leyendo los productos que hay que comprar.