Los tres cabalgaban en silencio mientras las sombras de la tarde se alargaban sobre las colinas que rodeaban la majestuosa mansión de los Blancthir. En cuanto las altas torres de piedra blanca y gris se alzaron en el horizonte, Lyra se quedó sin palabras, impresionada por la magnitud y belleza del lugar. La mansión Blancthir, construida sobre una colina verde, era un palacio en sí misma. Sus paredes estaban decoradas con intrincados grabados que contaban historias de antiguos héroes y hazañas mágicas, mientras las ventanas brillaban con los colores de cristales encantados que reflejaban la luz del sol como si fueran joyas gigantes.
Un largo camino de piedra conducía hacia las puertas principales de la mansión, custodiada por estatuas de antiguos caballeros y guardianes de la familia Blancthir. Los jardines alrededor de la mansión estaban perfectamente cuidados, llenos de extrañas y exóticas flores mágicas que solo florecían en ese lugar. El aire olía a una mezcla de magia y naturaleza pura, y cada rincón del vasto terreno parecía estar tocado por un hechizo ancestral.
A medida que se acercaban a la entrada, la enorme puerta de madera oscura, adornada con grabados en oro, se abrió lentamente, revelando una joven de unos diecisiete años de cabello rubio largo y ondeado, con ojos azul cielo que brillaban con la misma intensidad que el entusiasmo en su voz. Vestía un elegante vestido blanco adornado con bordados plateados, pero en su porte había una energía juvenil que la hacía parecer menos formal de lo que su familia solía ser, su rostro radiante se iluminó aún más al ver a su hermano.
“¡Jared!” exclamó la joven con una sonrisa de oreja a oreja mientras corría hacia ellos.
Jared desmontó y la abrazó con fuerza. “Lysandra, siempre tan enérgica,” dijo, con una risa suave. Luego, señalando hacia Lyra, añadió: “Lys, te presento a Lyra. Ella es nuestra invitada. Me preguntaba si podrías mostrarle los jardines, especialmente los Rosales Ardientes. Sé que te encanta pasear por allí.”
Lysandra asintió con entusiasmo, mirando a Lyra con curiosidad y alegría. "¡Por supuesto! Será un placer mostrarte los jardines. Los Rosales Ardientes son mi parte favorita, son como fuegos congelados en el tiempo." Sin perder un segundo, tomó a Lyra del brazo, tirando de ella hacia los jardines. "Ven, te va a encantar."
Lyra, aún algo sorprendida por la energía de Lysandra, sonrió tímidamente mientras la joven la arrastraba hacia los exuberantes jardines traseros. A medida que se alejaban, Jared y Marcus las observaron por un momento antes de regresar su atención al motivo principal de su llegada.
Una vez que las dos chicas estuvieron fuera de la vista, Jared suspiró, volviendo su mirada seria hacia Marcus. “Ahora que estamos solos… tenemos que hablar sobre lo que sigue.”
Marcus asintió, con la mandíbula apretada. Había estado tratando de mantener la calma, pero la presión de la situación era palpable. El Imperio Solar se tambaleaba en una cuerda floja desde la muerte de su madre, y la enfermedad de su padre solo había agravado la situación. “No podemos permitirnos cometer errores. Cualquier movimiento en falso podría ser desastroso para el Imperio. Mi padre ya no tiene el control como antes, y el consejo imperial está inquieto. Hay demasiados intereses en juego.”
“Exacto,” respondió Jared, cruzando los brazos mientras caminaba lentamente alrededor de la sala principal de la mansión. La estancia estaba decorada con escudos familiares, tapices antiguos, y armaduras brillantes que mostraban el poderío de los Blancthir. “La estabilidad del Imperio depende de cómo manejemos esta crisis. El culto de Daviras es solo la chispa; lo que más me preocupa es cómo otros podrían aprovecharse del caos. La muerte de tu madre dejó un vacío, y hay facciones que no dudarían en llenarlo para obtener más poder.”
Marcus asintió, su expresión endureciéndose. “Y no podemos olvidar a mi padre. Aunque aún ostenta el título de Emperador, su salud está fallando rápidamente. Los doctores no han sido capaces de encontrar una cura, y mientras tanto, el Imperio se está desmoronando. El consejo está dividido y algunos ya están considerando quién podría ser el siguiente en ascender al trono.”
“Lo que es peor,” añadió Jared, “es que no sabemos si el culto de Daviras está actuando solo o si tiene aliados en las sombras. Si esto se extiende más allá del Imperio… podríamos estar enfrentándonos a algo mucho más grande de lo que imaginamos.”
Marcus se apoyó en una de las mesas de mármol cercanas, su mente trabajando a toda velocidad. “Tenemos que ser cuidadosos. No podemos precipitarnos sin pensar en las consecuencias. Si cometemos un error, podría desatarse una guerra civil, o peor.”
“Exactamente,” dijo Jared, acercándose a su amigo. “Y es por eso que necesitamos un plan. No podemos simplemente correr hacia el peligro sin una estrategia clara.”
“¿Y qué propones?” preguntó Marcus, mirando a su amigo directamente a los ojos.
Jared guardó silencio por un momento, su expresión grave. “Primero, necesitamos más información. Sabemos que el culto de Daviras es nuevo, pero si vamos a enfrentarlos, necesitamos saber quién está detrás de todo esto y cuáles son sus verdaderos objetivos. Podríamos empezar por investigar más sobre ellos, recolectar información desde las sombras.”
Marcus asintió lentamente. “Eso tiene sentido. Si sabemos más sobre ellos, podremos anticiparnos a sus movimientos.”
“Y mientras tanto,” añadió Jared, “necesitamos asegurarnos de que Lyra esté protegida. Si el culto la está buscando, no estarán lejos de intentar otro ataque. Debemos actuar con cautela y asegurarnos de que nadie sospeche que estamos detrás de ellos.”
“Llevémosla al Bosque Mágico cuando estemos preparados,” dijo Marcus, su voz firme. “Si el anillo que lleva es clave para todo esto, entonces ese lugar podría ser la clave para desentrañar el misterio del culto.”
“Sí,” asintió Jared. “Pero por ahora, la mansión Blancthir es un buen lugar para mantenerla a salvo mientras planeamos nuestros próximos movimientos.”