El suave tintineo de la luz del amanecer comenzaba a filtrarse a través de las pesadas cortinas de los aposentos de Marcus. La calma de la habitación parecía contrastar con el día que se avecinaba. Sin embargo, esa paz fue interrumpida por un discreto pero firme golpe en la puerta.
Marcus, aún sumido en un sueño profundo, apenas se movió. Pero al segundo llamado, una voz suave y educada lo sacó lentamente de su ensueño.
“Su Alteza,” dijo el mayordomo desde el otro lado de la puerta. “Su presencia es requerida. El Emperador ha convocado una audiencia importante.”
Marcus abrió los ojos lentamente, su mente tratando de procesar las palabras que había escuchado. Se levantó, adormecido, parpadeando ante la luz que llenaba la habitación. Se frotó el rostro con ambas manos antes de sentarse en el borde de la cama.
“El emperador ha convocado a las cinco familias más importantes del reino, junto con el consejo de nobles y plebeyos. Le sugiero que se prepare cuanto antes,” añadió el mayordomo al no recibir respuesta inmediata.
Marcus se quedó inmóvil por un momento, asimilando las palabras. “¿Las cinco familias?” repitió, incrédulo. Las familias Blancthir, Nocthir, Eldara, Valkiran y Drakanis eran los pilares del Imperio Solar, cada una responsable de diferentes aspectos del reino. Que se les convocara junto al consejo de nobles y plebeyos no era algo común, especialmente sin un aviso previo.
"¿Qué estará tramando padre?" pensó Marcus mientras se levantaba de la cama. La última conversación con su padre le había dejado más preguntas que respuestas, y ahora, este repentino llamado solo aumentaba su incertidumbre.
El mayordomo, esperando pacientemente en la puerta, inclinó la cabeza cuando Marcus finalmente se levantó. “El baño está listo, su Alteza. He dispuesto sus mejores galas para la ocasión.”
Marcus suspiró profundamente, aún tratando de despejarse por completo. “Gracias, Raen. Me prepararé enseguida.”
Mientras se dirigía al baño, Marcus no podía dejar de pensar en la audiencia. ¿Por qué su padre había convocado a todas las familias influyentes? ¿Por qué ahora, tan repentinamente, y sin advertencia previa? La sensación de inquietud crecía en su interior, pero se forzó a mantener la calma. Se bañó rápidamente y luego se vistió con las prendas que el mayordomo había elegido para él: un conjunto real adornado con detalles dorados que representaban el sol radiante del Imperio Solar, símbolo de su linaje.
Al mismo tiempo, en una parte distinta de la ciudad, un carruaje se deslizaba suavemente por los adoquines hacia el corazón de la capital, dirigiéndose al majestuoso Palacio Imperial. Dentro, Jared estaba sentado al frente, con su usual porte sereno, mientras que Lyra y Lysandra se acomodaban a su lado. Ambas jóvenes compartían miradas de incertidumbre, incapaces de contener la curiosidad y la preocupación por el destino que las esperaba.
“¿Por qué vamos al palacio imperial?” preguntó Lysandra, rompiendo finalmente el silencio. Su voz reflejaba una mezcla de emoción y nerviosismo.
Lyra, quien había estado observando las calles pasar por la ventana, se giró hacia Jared, esperando también una explicación. Después de todo, la vida en la capital ya estaba siendo bastante agitada, y ahora, una visita al palacio imperial solo añadía más misterio a la situación.
Jared, sin apartar la vista del camino, soltó un suspiro casi imperceptible antes de contestar. “El emperador ha convocado a una audiencia con las cinco familias más importantes, el consejo de nobles y plebeyos. Es una reunión de gran importancia para el reino.”
“¿El emperador?” repitió Lyra, sorprendida. “¿Pero por qué estaríamos nosotras involucradas en algo tan importante?”
Jared mantuvo su expresión calmada. “Las circunstancias han cambiado, Lyra. No es tan simple como solía ser. Hay fuerzas en juego que no podemos ignorar. Y además… el emperador parece tener interés en conocerte personalmente.”
El corazón de Lyra dio un vuelco al escuchar esas palabras. ¿Por qué el emperador querría conocerla? Ella no era más que una joven plebeya que había tropezado con un poder que apenas empezaba a comprender. Su mente volvió a la conversación con Alan, a las advertencias sobre el anillo y la Emperatriz Verde. ¿Acaso el emperador ya sabía algo de eso?
Lysandra, por su parte, frunció el ceño con preocupación. “¿Crees que esta audiencia tiene algo que ver con lo que pasó con el anillo y la magia?”
Jared sonrió con amabilidad, pero sin dar una respuesta directa. “Eso, querida hermana, es algo que pronto descubriremos. Mientras tanto, es mejor que nos enfoquemos en mantener la calma y estar preparados para cualquier cosa.”
Lysandra hizo un puchero, claramente insatisfecha con la falta de respuestas claras, pero decidió no presionar más. En cambio, se recostó en el respaldo del asiento, mirando hacia el techo del carruaje con una mezcla de impaciencia y resignación.
Lyra, por otro lado, no podía evitar sentirse inquieta. Algo dentro de ella le decía que esta audiencia cambiaría el curso de su destino, pero por ahora, no había mucho que pudiera hacer más que esperar y ver qué era lo que el futuro tenía preparado para ella.
El carruaje continuó su camino, atravesando las enormes puertas de palacio y deteniéndose finalmente en el gran patio de mármol, donde ya se comenzaba a reunir una multitud. Las banderas del Imperio ondeaban con orgullo, y los emblemas dorados brillaban bajo el sol.
Lyra, Jared y Lysandra descendieron del carruaje, sus miradas encontrándose con el majestuoso palacio imperial que se alzaba frente a ellos, imponente y eterno.
“Será mejor que entremos,” dijo Jared con serenidad, guiándolas hacia el interior del palacio, donde el destino de todos los presentes empezaría a revelarse.
Mientras tanto, en otro rincón del palacio, Marcus caminaba por los amplios pasillos hacia la sala del consejo. Su mente seguía ocupada, tratando de descifrar lo que su padre tenía en mente con esta audiencia. Cada paso que daba resonaba en las paredes de mármol, y la tensión en el aire parecía aumentar a medida que se acercaba.