El Retorno De Friga La Gatita (novela Cristiana)

15. El final de la confianza


Allí estábamos, bajo el oscuro cielo nocturno, sobre un puente, congelandonos de frío, estábamos allí procesando todo lo que acababa de pasar.

Ciertamente Sama se había ilusionado con la idea de un romance de oficina, ya saben, el jefe apuesto y millonario se enamora de la bella traductora. A todos, especialmente a mí me gustaría decir que este triángulo amoroso por fin ha llegado a una resolución justa, pero para ser sincera esto nunca fue un triángulo amoroso, porque en el corazón de Sammy sólo hubo espacio para un hombre desde el principio y ese es Tae-sung, el resto de espacio en el corazón de Sam lo ocupo yo, sorry, pero prioridades.
Mientras veíamos el agua del río bajando por debajo del puente mi mente se transporto a la cena de hace una hora.

<<— ¡Ni siquiera sabía que estaba casada! — se excuso Se-jong entrando en pánico.

— ¿Cómo no lo sabías? ¡Es imposible! — el señor Kim levantó su mano para abofetear a su hijo, pero él lo detuvo.

— Ni siquiera lo pienses — Se-jong apretó el brazo del señor Kim con rabia — ¡PASASTE AÑOS IGNORANDO MI EXISTENCIA! ¿¡Y AHORA ERES TAN CÍNICO CÓMO PARA PENSAR QUE PUEDES REPRENDERME!? — el señor Kim era más fuerte, por eso logró liberarse fácilmente —. Ya estoy harto de buscar un amor que jamás obtendré.

— Eres patético...— mascullo el señor Kim enojado, con elegancia se enderezó y paso su mano por su cabello luciendo tranquilo —. So-jing — la mencionada tembló, yo también lo hice, la gruesa voz del señor Kim podía lastimar mis tímpanos con suma facilidad —, tienes exactamente diez segundos para explicarme porque invitaste a esta zorra — los ojos del señor Kim observaron de forma indiferente al niño y a la bebé — y a sus bastardos.

— Padre, yo...

— 10...9...8...— el señor Kim levantó una ceja esperando una respuesta satisfactoria.

So-jing se tiró al suelo frente a su padre, llorando.

— ¡Perdóname, padre, perdóname! ¡Sólo lo hice pensando en lo mejor para los niños y para nuestra familia!

— ¿"Nuestra familia"? — pregunto Tae-sung perturbado.

Por un momento la mirada del señor Kim se encontró con los ojos húmedos de Tae-sung, aquél semblante de hierro cayó y fue reemplazado por la angustia absoluta, el hombre parecía intentar controlarlo y ocultarlo, pero no pudo hacerlo, al menos no conmigo. Sabía que había perdido a Tae-sung, quizás para siempre. Su hijo adorado ya no estaría más a su lado.

El señor Kim volvió a mirar con despreció a su hija.

—...7...

— ¡Si salía a la luz que Eun-Yeong fue infiel el nombre de nuestra familia quedaría en ridículo! Además, además...

— Los padres de Eun-Yeong te pagaron, ¿Verdad? — la voz de Tae-sung nos sorprendió a todos, pero más me sorprendió verlo tan tranquilo y sereno, casi con una sonrisa fantasma, con su mano alrededor de la cintura de Sama.

So-jing bajo la cabeza.

— Sí...

— Debí suponerlo — con calma y en silencio Tae-sung tomó su abrigo y el de Sama, colocándoselo con cuidado. Sama me mantuvo en sus brazos, con nuestros corazones latiendo rápido, buscando saber qué pasaría a continuación. Tae-sung caminó hasta Eun-Yeong y la piso de pie —. Perdóname por haberte golpeado — luego se inclinó frente al niño que lloraba asustado —. Hola — el niño no quiso mirarlo, pero Tae-sung tomó sus regordetas mejillas y le dió un beso en la frente, Eun-Yeong sonrió satisfecha, había ganado — ¿Sabes quién soy? — el niño asintió.

— Eres mi papá — Tae-sung negó.

— No, no soy tú papá — Tae-sung señaló a Se-jong —, él sí — los brazos de Tae-sung rodearon al pequeño niño, el cual ocultó su rostro en el pecho de Tae-sung —. Nada de esto es tu culpa, te quiero, más de lo que crees pero no puedo estar contigo — Tae-sung se separó del niño y le dió un último beso en la mejilla —. Te quiero.

Se puso de pie y tomó a la bebé en brazos, la abrazó con cuidado y le dió un beso, para luego dejarla nuevamente en los brazos de la niñera.

— Tú tampoco tienes la culpa, pequeña.

Tae-sung respiró hondo, se limpió las lágrimas de las mejillas y camino hasta quedar frente a Sama. Pesé a la diferencia de altura jamás había visto a dos personas tan conectadas entre sí.

— ¿Nos vamos? — preguntó ella.

— Nos vamos — afirmó él.

Las manos de Tae-sung rodearon la cintura de mi dueña.

— ¡Tae-sung! — llamó el señor Kim alterado.

El destrozado muchacho detuvo su caminar. Sama observó a su futuro suegro por encima del hombro de Tae-sung, yo también lo hice, pero Tae-sung nos mantuvo en sus brazos, como si nos protegiera.

— Espero que entiendas y respetes mi desición de mantener la distancia por el momento, no debes preocuparte, dejaré mi puesto en la empresa lo antes posible.

— ¡Tae-sung, por favor, te juro que yo no lo sabía! — el señor Kim intentó tomar la mano de su hijo, pero él lo esquivo.

— Lo siento, pero no puedo, no puedo...

Y nos fuimos.>>

Por fin Tae-sung y Sama están juntos.

Lo cual es bastante afortunado, en cierto modo, Sama es la clase de chica que le traen serenata y como es tan insegura cree que no es para ella, y termina tirandoles un balde de agua fría encima mientras grita "¡Callen la jeta y dejen dormir!". Tae-sung fue muy bendecido a la hora en la que ella sí lo aceptó, más aún está dispuesta a perdonarlo.

— Iré a terapia — Tae-sung jugueteó con la mano de Sama — y haré todo en mi poder para demostrarte que soy digno de tu amor, volveré a ganarme tu confianza, lo prometo.

Inesperadamente Sama se lanzó a sus brazos, estripandome contra el pecho de Tae-sung.

— Lo sé, todo va estar bien, Tae-sung, todo va a estar bien.

Pesé a tener mis costillas fracturadas y mis riñones saliendo por mis oídos, no dije nada, no quería dañar tan bello momento, si mi séptimo sentido gatuno no falla — lo cual nunca hace — estos dos se van a besar. Un segundo...¿Las enfermedades de transmisión sexual se pueden pasar por un beso? ¡Sama ese hombre ya no es virgen! ¡Quién sabe que cosas le habrá pasado Eun-Yeong en la intimidad! Ambos se acercaron, las finas manos de Tae-sung en las mejillas sonrosadas de mi dueña, con sus respiraciones colisionado como una sola.




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