El Retrato En La Pared

EL RETRATO EN LA PARED

—Oye que rostro tan bien definido, parece de una muñequita, se ve perfectamente trazado por el paso del tiempo, como si año con año se hubiese dibujado pincelada tras pincelada, es una verdadera obra de arte y lo que lo hace peculiar es que esta en una pared, una pared que difícilmente alguien podría ver.

—jamás fue tocado por nadie, el rostro se marcó al instante una noche fría de enero, aquí en mi habitación, te contare la historia…

Llegue a mi habitación como cualquier día normal, el interruptor de la lámpara no encendía, el frio calaba los huesos, mi mandíbula tiritaba de frio, a tientas fui recorriendo la pared derecha pero a pesar de ser una habitación casi vacía tenía la certeza de que alguien más me observaba sin moverse, camine a tientas cuatro metros donde me topé con el cuadro de la venus del espejo que

tengo sobre mi tocador, el tocador no fue problema pues caminaba a un metro de la pared, hasta que una interrupción me freno en seco.

Se trataba de un par de zapatos que atropelle con mis pies y que pude ver en cuanto se encendió la lámpara, extraño puesto que hice limpieza esa mañana y no había dejado nada, mientras más avanzaba para llegar a mi cama y encender mi lámpara de noche sentía que la presencia se alejaba de mi al extremo contrato de la habitación, tope con mi cama a la altura de mis rodillas y a tientas fui recorriendo todo el contorno hasta llegar al buró, cuando un sonido de una pelota rebotando me hizo quedar inmóvil, reboto tres veces y de repente una oleada de aire frio me golpeo el rostro en total oscuridad, unas pisadas se escucharon, quizá dos o tres, no más, al mismo tiempo que me golpeaba el rostro la corriente de aire, mi piel se erizo, no podía moverme de la impresión, mi sudor era frio.

Una risa de niña se escuchó con un eco tétrico, por un momento pensé que solo fue en mi cabeza pero estoy seguro de que al otro extremo de la habitación estaba una niña, una niña que sonrió, que boto la pelota, y que camino dos o tres pasos, se escuchó un sonido parecido al de un abejorro, se trataba de la bombilla de mi habitación que poco a poco comenzaba a calentarse, se observaba el filamento amarillo pero no podía alumbrar nada, solo era una pequeña línea incandescente que poco apoco fue iluminando la habitación, todo se quedó a media luz, apenas si se visualizaba el piso, cuando levante mi vista, estaba una niña con un vestido blanco escarolado y una pelota roja entre sus manos, la cara de la pequeña era casi igual de blanca que su vestido pero se dibujaba en todo su rostro las venas que transitaban debajo de su piel, quería gritar, moría de miedo y temblaba de horror, las manos me sudaban y cuando pude moverme un poco. La pequeña soltó un grito desgarrador que solo de recordarlo se me estremece la piel, de inmediato corrió hacia la pared y al topar contra el muro se desvaneció dejando un rastro de humo, de inmediato volvió la electricidad y toda mi habitación se ilumino, con dolor en todo mi cuerpo de lo fruncido de los músculos camine hacia este rincón. Lo único que quedo de esa horrible visión fue…

Este especial, artístico y tenebroso… Retrato en la pared.

FIN.




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