El Rey

Capitulo 1

Luego de llegar al aeropuerto y subir a mi avión privado, me relajo en mi asiento pues el viaje será largo. Tengo que llegar a una cuidad (pequeña para mi opinión y con climas muy cambiantes eso no me gusta pues estoy acostumbrado a los climas de África) pero es muy poblada, lo que me comentaba mi primo Armando es que allí hay escuelas, universidades, buenos hospitales, etc. Todo los buenos servicios para tener una familia, por el momento eso no lo tengo en mente aun, ya que espero primero conocer a la mujer que me tiene el dios del sol, la que supuestamente será la que podrá cargar con el peso que lleva ser una reina; la que enfrentara los retos de lo sobre natural, debido que yo seré el siguiente en heredar al trono y a mi lado tiene que estar la mujer correcta. Yo primero quiero conocerla y saber si es así de verdad. No puedo tener una débil mujer a mi lado, aunque mi madre me enseñó a no ser malo con las “doncellas” del mundo.

En fin, después de varias horas de viaje llego a mi casa, esperaba una normal: de dos pisos, un despacho y una oficina, una cocina, una o dos habitaciones, un baño y nada más. Pero como era de esperarse mi padre compro una mansión de casa: con un jardín enorme en el patio de atrás y a delante también solo que no hay espacio para estar ahí ya que adelante esta la entrada llena de piso para que entren los autos y se puedan estacionar, solo hay una pequeña fuente rodeada de césped y luces que está al frente la puerta principal. Al entrar me encuentro con un gran salón de espera con sillones y mesa ratona, y grandes ventanales que dan para afuera y poder así contemplar el jardín del costado. Mientras más miraba la decoración de mi nueva casa, se aparece un hombre vestido de traje.

-Buenas tarde señor Alwars, soy Ricardo y seré su mano derecha. Le daré los consejos correctos para que pueda facilitar sus decisiones y también lo mantendré a tanto de todo lo que necesite saber –

-De acuerdo, por lo visto ya fuiste informado de todo por mi padre así que mejor para mí – le dijo con mi voz de autoridad

-Así es, señor-

-Sí, pero te dijo una sola cosas, ahora trabajas para mí no para mi padre o madre, por lo tanto más te vale que me obedezcas a mí en todo lo que te diga o si no esto se pondrá muy mal- le dijo con voz de amenaza

-Entendido – es lo único que dice, no siento olor de que tenga miedo o nervios, eso me gusta, odio ir por la casa y oler cosas así.

-Ok, que mis cosas de oficina la lleven al despacho, lo demás en mi habitación – le dijo mientras camino al final del pasillo, mientras camino puedo ver donde estará mi oficina, es la puerta con ventanas cristalizada que da enfrente de la sala de estar.

-De acuerdo, les avisare a los muchachos que dejen todo bien ordenado y en su lugar… - habla mientras camina detrás de mí, yo subo las escaleras que se encuentran a delante – le quería presentar a las personas que estarán trabajado en esta casa – al escucharlo me detengo en seco y suspiro con un gruñido

-Ahora no Ricardo, solo has lo que te pedí, yo luego me presentare con ellos para informarlos de mi llegada- es lo único que dije, y subí hasta llegar arriba

Al terminar de subir las escaleras me encuentro en el pasillo a una joven, tenía el uniforme de trabajo, por lo que puedo notar es de atención y limpieza.

-Disculpa, soy Dastian Alwars- me presento para llamar su atención

-Si señor Alwars, yo soy Maribel, recién vengo de su dormitorio ya está listo todo, es la habitación de la derecha, la cuarta puerta-

-De acuerdo, gracias, puedes retirarte – le contesto enfadado, empecé a oler su miedo, aunque admito que lo disimula muy bien

-Con su permiso- se retira

Al entrar, lo primero que hago es darme una ducha, huelo mucho a cansancio. Luego de estar media hora en la tina relajándome, salgo y me tapo la cintura con un toallon, mi habitación es bastante amplia: entra mi gran cama, una mesa con silla, sillones en un rincón con su mesita, y las demás cosas. Me visto, me pongo el calzoncillo y el pantalón de jaez, camino a la ventana para salir al balcón, contemplo la vista de mi jardín y por ultimo junto mis manos en forma de puño y golpeo con todas mis fuerzas la barandilla, esta al estar hecha de sementó se rompe fácilmente en mil pedazos

-¡Maldición! Odio esta ciudad, el clima es húmedo y huele a lluvia. Pensé que ya estábamos en la estación de primavera - dije con mi cabeza inclinada, mirando el piso mientras mi cabello enrulado cae sobre mi rostro. Respiro profundo, paso mi mano por mi cabeza llevando todo para atrás y levanto la mirada- mientras más rápido mejor, así que manos a la obra-  

Me termine de vestir y baje con Ricardo para ponernos en marcha




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