Dastian
La lluvia de anoche no me gusto para nada, no pude dormir ni un poco. Ahora me encuentro en mi despacho en poco minutos llega Ricardo para hablar del asunto de los nuevos empleados.
-Permiso…- es Ricardo el que entra golpeando la puerta
-Adelante- lo veo caminar hacia mi escritorio – que tienes para mí –
-Estuve viendo en la gente del personal, necesitas por lo menos tres personas más- lo miro de reojo, él sabe que eso no me agrada- lo sé, no me mires así. Es que vi muchas cosas que te hace falta atender y tenía pensado contratar una mujer más para limpieza, otra para para que archive tus papeles y por ultimo para el sector de lavado-
Es mucha gente en mi casa, no soportaría tanto, además hay días y noches que quiero dejar salir a Elion, pero si mi casa se llena de humanos no podré hacerlo.
-Tú no eres consciente de que necesito tiempo para Elion –
-Tranquilo, re programe los días de tus empleados y te asombraras que pude dejar días libres para ti y Elion. Solo era cuestión de organización, amigo mío-
¿Amigo? Nunca tuve amigos ni personas que me llamen así, es el primero que lo dice, creo que nuestra confianza se ha hecho más grande. Pero no puedo dejar que estos sentimientos confundan mi trabajo y quien soy, mi padre siempre me dijo que nadie es amigo de un rey y que no es bueno confiar en nadie, ya que al ser el rey o futuro rey, mi corona y mi gente puede estar en peligro. Sí, es duro pero mi vida siempre fue encerada en cuatro paredes y prohibidas a la comunicación con otros e incluso de mis hermanos. El único acercamiento que tuve y tengo aun es con mi primo Armando debido que es el primogénito del hermano de mi madre y el que heredara el reino de los pumas negros.
-No somos…- lo pienso un rato que voy a decir, la verdad que decir que no somos amigos es algo que no me gustaría. Pero no puedo tenerlo aun como amigo, si lo quiero tener cerca debo probar si es bueno de confiar- no fuimos muy organizados, Ricardo – el me mira muy raro, y lo comprendo lo acabo de confundir –
- bueno, lo único que te dijo es que una mujer va a tener que pasar días completos, para que pueda estar detrás de ti y limpiar lo que ensucies –
Lo miro con cara de poco amigos- empiezo a creer que estas jodiendo me la existencia- lo escucho reír a carcajadas
-No es eso, lo primero que me dijeron cuando hable con tu madre fue que tengas una persona que pueda estar limpiando tus desórdenes, y tu padre estuvo de acuerdo –
-Te dije que ya no trabajabas más para ellos- lo miro enfadado, odio que no me obedezcan
- Solo quiero cumplir con la tarea que me dieron ellos antes que tú me cambies de jefe, vamos –
-De acuerdo- acedo porque es verdad, soy desordenado y me cuesta trabajar en medo de mi propio caos
-Me recomendaron a una mujer muy buena para eso, se llama Lillian Aniston…-
Samanta
-¿Lillian Aniston? –pregunta la cocinera
-Sí, acá- le hago señas, me trae la comida de mi madre. Al verla dormida decido dejar su plato en la mesa.
Tengo que pensar en cómo voy hacer para pagar la operación, al pensar en la solución, me levanto de golpe de la silla, beso a mi madre despidiéndome y tomo mis cosas, salgo del hospital.
Viajo en cole, luego camino un poco hasta llegar a una casa. Toco el timbre y me abre una niña pequeña.
-hola- dice con una voz angelical, debe tener unos 3 años
- hola, está tu madre-
-Sí, ya la llamo – veo como corre y desaparece
Espero unos minutos y escucho unos pasos que se asoman a la puerta.
-¡tú!- dice la chica, del otro lado de la puerta
-Por favor, no vengo a discutir, ¿Puedo pasar?-
-No, ¿Qué es lo que quieres?- se apoya en el marco de la puerta
-Necesito tu ayuda y la de Eric –
-para que-
-Mama está internada, necesito pagar su operación y no puedo sola –
-Ho…ya veo, ella es tu madre no la nuestra –
-Por favor…-
-Pídele a tu papi querido. Porque cuando tu madre nos dejó por ti y tu padre, ya no teníamos nada que ver con ustedes. –
-Estamos sufriendo, y tú mesclas los asuntos de nuestros padres con otras cosas-
-Yo sufrí, Eric sufrió, mi padre sufrió. No vengas a decir que estas sufriendo, porque todo esto es por un motivo, tal vez es Dios quien hace que tu madre pague por todo lo que causo, tal como le paso a tu amado padre-
-Estas confundiendo las coas-
-No…-
-Mami- grita la pequeña que me abrió la puerta- vamos a jugar a las muñecas y al té-
-Si tesoro mío, déjame despedir de esta persona-
-¿Quién es?- pregunta intrigada la pequeña
-nadie importante- me mira – Adiós- veo como cierra la puerta y no me queda de otra que irme
Cuando nací perdí a mis hermanos, cuando cumplí cinco perdí a mi padre, cuando cumplí diez mi abuela también se fue, no quiero a mis 25 perder a mi madre aun no estoy lista.
No puedo creer que mis hermanos se tomen muy apecho el asunto que paso con mi madre y su padre, ellos estaban casados y tuvieron a mis hermanos pero ese hombre dejo de amar a mi madre y la hecho una noche de la casa mientras dormían mis hermanos. Ella con tanta tristeza se fue a una plaza a llorar, esa misma noche conoció a mi padre, quien le dio un techo donde pasar la noche, al día siguiente se fue a su casa pero su esposo le tenía las coas en la calle. Mi padre al despertar no vio a mi madre y salió a buscarla, no la encontró por ningún lado hasta que fue a ver a la plaza y hay la encontró, con sus coas en manos. Mi padre no dudo en ayudarla, él tenía un buen trabajo y estaba bien económicamente, pero nunca imagino que se enamoraría de ella. Cuando llego el momento de que mi madre se marche, él la beso por primera vez y ella callo enamorada en sus brazos, después de un tiempo llego yo a sus vidas.