Dastian
Ya es de noche y no puedo dormir, miro por la ventana y veo la gran luna que ilumina con su gran brillo, tanto es su luz que alumbra cada rincón de mi cuarto, es una luz muy suave y delicada. Ya no hay nubes de lluvia, ni olor a humedad, creo que mañana va hacer mucho calor.
No entiendo que me pasa, me siento neutro, no me siento muy emocionado ni muy tranquilo, es como paz.
-Ella nos trajo paz a nuestro desorden y caos- dice Elion- ella es la reina de nuestro mundo y vino para reinar sobre el mundo loco que vivimos-
-Mejor dicho a ti te trajo, porque yo sigo igual de siempre. Y que quede claro aún no es mi reina y no sé si lo será- al decir esto Elio no opina nada
Me giro y miro al techo, busco el sueño pero no me es concedido. De la nada un olor familiar sale, es el olor a rosas y césped mojado, pero no es fuerte sino dulce y débil, como un hilo que se esta por cortar. Me levanto y sigo su olor, salgo de la habitación (¿puede que esté en casa? No lo creo, ella se marchó y Ricardo dijo que volvería mañana a la tarde). Sigo el olor, esté me lleva al cuarto donde estuvo arreglándose.
Entro despacio pero al ver que no hay nadie decido irme pero…el olor esta más fuerte aquí, entro para inspeccionar, no veo nada más que las cosas del cuarto. Entro al baño y veo un moño sobre el lavamanos, lo tomo despacio y lo acerco a mi nariz; lo olfateo, es de ella. Tiene su olor en él, lo vuelvo a oler me gusta, es rico
-Rico y delicioso como ella- Elion opina también – no se compara con nada en este mundo-
-Demasiado humano es - lo miro con un poco de desprecio, pero es verdad lo que Elion dice, es bellísimo el olor que emana ella. Por lo que decido ponerme su moño en mi muñeca derecha y vuelvo a mi cuarto a dormir, no tardo demasiado en dormirme ya que olfateo su olor y es así como consigo el sueño.
Samanta
Estoy a las corridas, ya salí del trabajo de las gemelas y ahora estoy corriendo por los pasillos de la universidad buscando la sala nueva donde estaré. Después de tantas vueltas la encuentro, ya voy tarde, debía estar adentro hace media hora. Por lo que entro como loca desenfrenada al aula.
-hola disculpen…- digo algo nerviosa, miro a los chicos que están mirándome como rara, como si fuera un extraterrestre – soy la nueva alumna que cambio de carrera- digo y miro al profesor. Este se ríe demasiado, yo no puedo creerlo es mi compañero Dimitri el que da la clase.
-Entra Sam, es un gusto conocerla al fin – me invita asiento y yo camino escondiendo mi cabeza como si ahora fuera una tortuga – alumnos ella es Samanta Benítez vuestra nueva compañera – es lo único que dice. Los chicos se ríen y otros murmuran cosas.
La clase paso volando entre risas y charlas. Nunca me imaginé que Dimitri era maestro y que era un buen maestro divertido y alegre con sus alumnos; de hecho nunca vi un maestro que se ría al enseñar o educar a sus alumnos, casi siempre son amargos. Al terminar su clase, me dirijo a la cafetería, compro algunas cosas para comer y me siento tranquila a disfrutar de mi comida.
-Hola Sam- dice Dimitri al acercarse a mí
-Hola Dimitri ¿Cómo estás?- le digo algo nerviosa
-Muy bien y tu linda-
-Bien también. Que buen maestro eres – lo alago, él se ríe
-Gracias Sam, la verdad que intento de varias maneras y métodos para que mis alumnos puedan entender sin aburrirse. Por cierto ¿Qué cambiaste de carrera?-
-Ho…si-
-¿pero por qué?
-Por problemas personales. Veras mi madre está internada otra vez y la tienen que operar y no puedo con la carrera, iba a dejar pero la maestra de ciencias Cicy me ayudo a poder seguir sin abandonar, ahora trabajo en hospitales públicos de noche y a la tarde en limpiar una casa; que para mi opinión no es una casa sino una mansión – le cuanto mientras miro como se ríe, me gusta Dimitri es muy lindo de cara y cuerpo, hasta su personalidad me gusta, es muy divertido y siempre me hace reír
-Vaya Sam, que complicado todo. Pero ¿Por qué no me lo contaste antes?- me dice poniendo su mano sobre la mía
-No ¿Para qué?-
-Para ayudarte en algo, es difícil cargar todo tú sola-
-Lo sé, pero no es imposible – le sonrió – todo mejorara solo es cuestión de tiempo- pongo mi otra mano encima de la suya, me estoy poniendo nerviosa y no sé porque hice eso
-Está bien, pero prométeme que si no puedes con esto sola me llamaras –
-¿para qué?- genial, parezco boba con tantas preguntas repetitivas
-Para ayudarte linda, acá voy a estar para lo que necesites – me dice y pasa su mano libre por mi cara, me esta acariciando. Yo cierro los ojos y guardo esa caricia en mi corazón porque es tan linda y suave a la vez, me llena de luz y energía.
En ese momento suena la alarma de mi móvil, abro los ojos y veo la hora
-¡Ya es tarde!- digo saltando de golpe – me tengo que ir al trabajo, lo siento Dimitri pero me tengo que ir- tomo mis cosas y me marcho deprisa
Corro sin parar hasta llegar a la gran mansión, cuando estoy en el portón toco el timbre varias veces y al mismo tiempo miro la hora en mi celular, llegue justo a tiempo, me digo a mi misma