Dastian
~llamada telefónica~
-Me mandaste cualquier cosa-
-Lo siento, padre. Es que se me traspapelo todos los documentos –
-Tienes que ser más prudente, hijo. Esto no lo puedes volver hacer-
-Lo sé, pero lo importante es que te llego el sobre con la información de los habitantes sobre naturales que hay aquí –
-Sí, eso mismo lo tengo en mi mano y lo estoy chequeando. Voy a necesitar lo demás, junto con los papeles que tienen los abogados. Para cuando crees que me lo puedes mandar-
-Mañana sin falta –
-De acuerdo. Bueno eso es todo- mientras lo escucho muevo el bolígrafo entre mis dedos- por cierto tu madre quiere hablar contigo, llámala- suena como una orden- no me gusta verla triste- diría que la debilidad de mi padre serían los sentimientos de mi madre pero no es así, es ella en su totalidad
-Siempre hablo con ella pero esta noche la llamo-
-De acuerdo, me tengo que ir. Adiós – se despide mi padre
-Adiós-
~fin de la llamada~
Tiro mi móvil en el escritorio, me relajo sobre mi silla y pienso en donde pude dejar esos papeles. Necesito que Maribel o Ricardo limpien estos desordenes que tengo aquí arriba. Me paso la mano por la cabeza y siento el olor del moño en mi muñeca, extiendo mi brazo y contemplo el elástico.
-Hoy la veremos – dice Elion, emocionado
-Si- digo en un suspiro perdido, pienso en su mirada y en su olor.
Me despabilo y dejo de divagar. Me levanto y salgo de mi oficina, en el pasillo me encuentro con Ricardo.
-Oye- llamo su atención – me faltan unos papeles estaban en un sobre color café con el símbolo familiar ¿lo has visto?-
-Ho, sí. Los vi abajo en el despacho, ahora te los alcanzo-
-Está bien, no hay prisa- camino hacia mi cuarto y me detengo en uno de los ventanales y contemplo el sol- creo que saldré un rato, voy a provechar el sol de hoy –
-Si como quieras, no hay drama. Ya casi no hay nadie en la casa solo Maribel y el chofer, por cierto ya debe estar por llegar Samanta. Ella nomas estará en casa- me mira divertido y yo solo asiento con la cabeza.
-Tendré cuidado entonces- es lo único que digo y entro a mi cuarto
Decido despojarme de mi camisa, no quiero que se rompa al transformarme. De acopo voy logrando la metamorfosis, dejo salir a Elion y él ahora tiene el mando.
Saltamos con más fuerzas a que la última vez para no ser vistos por nadie y nos desaparecemos entre los árboles. Corremos a gran velocidad hasta terminar de encontrarnos con los límites.
-¿Ahora qué? – le pregunto a Elion
-A marcar de nuevo-
-Pero si aún tiene nuestro olor- no entiendo porque Elion quiere marcar de nuevo
-Se está yendo y mi reina debe estar a salvo, tengo que marcar el lugar – es lo único que dice
Al encontrarla, Elion se está poniendo posesivo con ella y si lo hace en cualquier momento la marcara como nuestra reina. No puedo marcarla, aun no…quiero decir no debe ser marcada, no será nuestra reina, no puede ella ser lo que no puede. Luego de que Elion termina, decidimos descansar debajo del sol, arriba de una roca, mientras la suave brisa mueve de apoco mi melena, esto si me gusta, estos días sí que los amo.
Después de un buen rato vuelvo mis pasos a la casa y antes de salir de entre los arboles decido olfatear el aire. Puedo notar que Ricardo no esta y que el chofer tampoco, también huelo el olor de Samanta eso quiere decir que Maribel ya se fue. Camino despacio y sigilosamente hacia la mi balcón, pero veo la luz prendida; preocupado Elion da un salto subiendo arriba sin llamar la atención de nadie, podemos ver a Samanta limpiar nuestro cuarto.
-Es bellísima- Elion la observa detenidamente en sus movimientos, en este momento está tendiendo mi cama
Cuando vemos que apaga las luces, menos la de la mesita de la cama y va al baño; aprovechamos para entrar, Elion deja mi cuerpo, yo tomo el pantalón que deje a un costado del balcón y me lo pongo. Entro sin hacer ruido y al no ver en ninguna parte mi camisa me siento en un sillón, donde solo me invade la oscuridad.
Al estar allí callado escucho como tararea Samanta, de apoco aumenta su tararea y le agrega unas legras, nunca escuche esa música, me pregunto si la hizo ella. Después de un rato sale del baño, no se percata de mi presencia, miro como da unos golpes a las almodas y en eso le llama la atención un sobre de color café, es el que yo buscaba hoy temprano, se ve que Ricardo los dejo aquí.
Mientras ella acaricia con su dedo el símbolo que tiene, yo la miro. Ese uniforme me encanta como le queda, puedo contemplar sus hermosas piernas blancas, las curvas que le resaltan el vestido y el escote que dejó al no abrocharse los primeros botones de la camisa, también veo como el cabello le cae desde la cola lata hasta sus hombros, mirando un poco más su escote veo que lleva un colgante con una piedra de color violeta.
-Que símbolo extraño ¿Es…- la escucho decir mientras tiene el sobre
-Es el emblema de mi familia - le digo de repente. Ella da un pequeño salto y mira para mi lado. Al ver pura oscuridad no puede concentrarse en mí, yo estiro el brazo y prendo la lámpara más cercana. Sus ojos se acomodan a la luz y me ve.