El Rey

capítulo 15

-Señorita Samanta, le cometamos que su madre está bien- estoy con los doctores de mi madre, hablando en la oficina  de cómo está mi madre- pero nos interesa saber cómo seguirá evolucionando su estado. Queremos tenerla aquí por lo menos una o dos semanas más, para controlar que todo esté bien, sabemos que usted es doctora y que sabe cómo cuidarla pero aquí nos da las posibilidades de seguir haciéndole más estudios y estar cómoda. No deberá estar viajando cada tanto, es mejor para nuestra opinión –

-Sí, tienen razón pero no sé si llego con la paga, es mucho y solo tengo paga una parte de la operación- esto me angustia demasiado

- si lo sabes, pero como te conocemos y has estado aquí trabajando por un tiempo, podemos hacer una excepción, pero solo contigo.-

-Cual sería –

-Si te comprometes, podemos hacerte los pago de la estadía junto con la operación, en cuotas- veo como se reclina en su silla con rueditas-¿qué dices?-

-De cuanto estamos hablando, entiempo –

-Te lo dejamos en una mínima, pero la terminarías de pagar en un año, sin interés claro –es mucho pero no lo dudó ni un segundo, la condición de mi madre está en primer lugar

-De acuerdo- es lo último que digo y los médicos salen todos de la sala dejándome sola. Esto es como ahogarse en un poso sin salida. Paso mis manos por mi cabeza y suspiro largo, relajo mi cuerpo y masajeo mi cabeza para liberar estrés.

Antes de irme a la escuela paso a despedirme de mi madre que está comiendo- mañana vengo, te amo mama- le digo mientras la abrazo y beso

Caminando hacia el instituto, recudo que hoy vienen los padres de Dastian y Ricardo me pidió que si podía ir más temprano para recibirlos. Para su suerte, hoy solo tengo una cursada de ciencias después quedo libre del todo. Para mi mala suerte ya no estaré trabajando de niñera con las gemelas, el padre tomo licencia y él se quedara a cuidar a las niñas, esto no me favorece mucho, tengo que encontrar otro trabajo que cubra el de las gemelas para poder seguir estudiando y pagar los medicamentos de mi madre y la estadía del hospital.

-Buenos días chicos- dice la maestra Cicy al entrar- en el día de hoy aremos un trabajo practico evaluativo- en un momento me mira a mí – Señorita Benítez puede por favor acérquese a mi escritorio – camino hacia ella

-¿Sucede algo?- ella me sonríe

-Samanta, no es necesario que estés en mi clase hoy, el trabajo ya lo hiciste en las otras carreras, tomare la nota de ese mismo- yo la miro sorprendida – no me sirve de nada volver a tomarte lo mismo dos o tres veces, prefiero que hagas tus cosas u otras tareas-

-¿y qué hay de la asistencia?-

-Te pondré presente, no pasa nada, ve tranquila- yo le sonrió muy emociona, tomo mis cosas y me marcho del lugar, me dijo a la salida pero en el camino me encuentro a Dimitri que también se está marchando del lugar.

-Dimitri- le grito y él se voltea- espérame- al verme me sonríe

-Hola linda ¿Qué sucede?-

-¿Para dónde vas?- le pregunto una vez que lo tengo en frente

-Tengo libre la tarde y pensé ir a la cafetería del centro ¿quieres venir conmigo? O está ocupada en clases-

-No, para nada. Será un gusto acompañarte- caminamos juntos

En todo el camino hablamos del trabajo y de la escuela, incluso un poco de mi madre no mucho porque no me gusta compartir las cosas de ella con nadie. Soy muy reservada en eso. Una vez adentro del negocio me siento en una mesa redonda mientras Dimitri va por unos café y medias lunas. Miro por la vidriera y contemplo a una linda niña que corre y luego se detiene para esperar a su padre, esté la alza en sus brazos y la carga para tirarla sobre los aire, al ver esto recuerdo cuando me lo hacia mi padre, él me daba vueltas y ponía mis pies sobre los suyos para enseñarme a bailar. Una lágrima se me cae indiscretamente, cuando siento los pasos de Dimitri acercándose, me seco la lágrima con mi mano y aclaro mi voz. Hay veces que me pregunto si algún día seré madre y como lo sería si lo fuera, mi madre siempre me dice que seré la mejor porque no duda en que le daré lo mejor y que nunca estaré sola, dice que mi abuela le dijo que me soñó a mí con un gran hombre muy serio y duro pero que conmigo era lo contrario, a mí me trataba diferente como si fuera su reina y que nuestros hijos serian príncipes fuertes y diferentes, porque le dábamos todo nuestro amor y fuerza.

Cuando me lo conto yo no le creía, era solo un sueño y nada más. Pero por alguna razón mi madre le creyó y cuando yo le mostraba al chico que me gustaba o el que era mi novio, ella nunca se interesó tanto en que formara parte de la pequeña familia que somos, porque no era el correcto pero tampoco lo de migraba ni nada, lo tomaba muy bien. Por equis motivos ellos se iban y me dejaban sola con un corazón roto que mi madre curaba.

-¿En qué piensas?- me da la taza de café

-Cosas locas- miro como el padre y la hija entran a la cafetería- gracias – le digo al tomar la taza

-Locas pero divertidas – lo miro y me giña el ojo, yo solo le sonrió, luego tomo un periódico que estaba en la mesa y lo leo




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.